8-M

La guerra de los feminismos

¿Cuántos 8-M se están celebrando hoy? Batet, Levy, Olona, Belarra y Villacís analizan para LA RAZÓN el estado del movimiento feminista en España y, de paso, evidencian que hay casi tantos feminismos como mujeres (y no todos ellos están de acuerdo)

Olona, Batet, Levy, Belarra y Villacís
Olona, Batet, Levy, Belarra y Villacíslarazon

Las más de 400 concentraciones –entre ellas la convocada para hoy, que se espera multitudinaria– hablan a las claras del momento de efervescencia que vive el movimiento feminista en nuestro país. Puede detectarse incluso un punto de euforia en declaraciones de la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, que aseguró recientemente que «el 8-M España volverá a demostrar que está a la vanguardia del feminismo mundial». Pero lo cierto es que el feminismo llega con evidentes disensiones internas al Día Internacional de los Derechos de la Mujer hasta el punto de que más de «revuelta feminista» –el eslogan de los organizadores– puede hablarse de una auténtica revuelta interna de «feminismos» protagonizada por la lucha sin cuartel por liderar el movimiento entre PSOE yUnidas Podemos y con significativas confrontaciones colaterales como el «feminismo liberal» de Ciudadanos, el «verdadero feminismo» de Vox y un PP que no acaba de encontrar su lugar en una protesta de la que se desmarcó el año pasado. Pero no solo hay disensiones, por lo demás bastante comprensibles, entre las distintas fuerzas políticas. También se ha evidenciado una brecha a nivel ideológico en el movimiento entre las llamadas «feministas históricas» contra la «aberración» y el «disparate» que representa el anteproyecto de ley de derechos «trans» y LGTBI impulsada por Montero desde el Ministerio de Igualdad, influenciados por las llamadas teorías «queer». « Si las leyes trans hubieran existido en nuestra generación, cuando teníamos 12 años, ahora seríamos señores con bigote y barba y con una doble mastectomía, porque cuando nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, siempre decíamos que queríamos ser chicos», dijo la filósofa Victoria Sendón en un acto celebrado esta misma semana en Madrid. Sobre este fragmentado panorama de fondo, LA RAZÓN ha hablado con cinco señaladas portavoces de los cinco principales partidos para ofrecer un bosquejo general de cómo llega a este decisivo 8-M el feminismo en nuestro país.

Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados afirma sin ambages que la fuente de su feminismo es su constitucionalismo: «La Constitución consagra la igualdad en sus artículos 9 y 14. Ser feminista es defender la igualdad en derechos y libertades entre mujeres y hombres». El partido de Batet ha evidenciado durante la pasada semana una de las principales grietas que acusa el feminismo en nuestro país: la lucha por el liderazgo del mismo entre el PSOE y Podemos con la tramitación de la futura ley de violencia sexual como excusa y la vicepresidenta Carmen Calvo y la ministra de Igualdad Irene Montero como protagonistas. La reunión de subsecretarios preparatoria para el decisivo Consejo de Ministros en las que se mandará al Congreso la Ley fue escenario de un tenso enfrentamiento entre Igualdad y Justicia con Carmen Calvo mediando entre ambos frentes... y decantándose claramente por la opinión defendida por Justicia. Como presidenta de las Cortes, Batet contempla estas tensiones desde la distancia y llama la atención sobre la necesidad de que los hombres se incorporen cada vez más al movimiento feminista: «En todas mis intervenciones públicas siempre destaco que es imprescindible que ésta sea una lucha compartida. La injusticia, la discriminación y la desigualdad nos interpelan por igual a las mujeres y a los hombres».

Andrea Levy, delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, cree que en el 8-M no deben prevalecer las siglas de ningún partido, porque toda la sociedad debe estar unida en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. «Aún resulta sorprendente que en pleno siglo XXI haya algunos sectores o partidos políticos que intenten apropiarse de esta reivindicación, que se gana día a día, con el trabajo de todas, juntas, sin siglas», afirma en clara referencia a los dos fuerzas hegemónicas de la izquierda. El PP no participó en la manifestación del 8-M del año pasado pero esta vez sí estará presente. Levy entiende que no hay un cambio de rumbo en su partido: «El PP reivindicará este 8-M lo mismo que hace el resto de días del año: la igualdad real entre hombres y mujeres». Y subraya: «En el partido estamos plenamente comprometidos con la igualdad y el que diga lo contrario, miente, porque solo hace falta ver la cantidad de mujeres preparadísimas en puestos de responsabilidad, tanto en gobiernos como en el propio partido. El feminismo no es una cuestión ideológica, tal y como nos quieren imponer algunos. El feminismo forma parte de los valores fundamentales de la democracia y de cualquier sociedad y es una lucha general y global». Levy critica también con contundencia la criminalización del varón en la que está empeñada la izquierda: «El hombre no es un enemigo como intentan transmitir algunos partidos, porque será juntos como lograremos la igualdad real de todos los sectores».

En el acto central hoy en Madrid bajo el lema «Contra las violencias machistas. Por la igualdad real» sólo habrá un partido ausente, Vox, circunstancia que no parece preocupar a los de Abascal, que han asumido sin complejos su condición de verso suelto de la política española. Macarena Olona, portavoz y secretaria general del grupo parlamentario de Vox recuerda esta característica del partido en un momento bastante significativo: cuando Vox fue el único en decir no al «indignante» protocolo discriminatorio que exigía el Gobierno de Irán cuando visitó el Congreso de los Diputados. «Nos dijeron desde protocolo que no podíamos darles la mano ni mirarles a los ojos. Yo pensaba: ‘’Estoy flipando’’. Cuando eres tú el que va a otro país es otra cosa. Nosotros respetamos los usos y costumbres libremente establecidos en otros países pero en España hay un orden constitucional que dice que no puede haber discriminaciones. Finalmente se suspendió el acto porque nosotros nos plantamos». Contrarrestar el discurso del feminismo al uso es parte de la razón de ser de Vox, explica esta abogado del Estado que, antes de entrar en política, tuvo que hacer cumplir en los tribunales la ley de violencia de género de Zapatero, que califica de «ineficaz» y «discriminatoria porque criminaliza al varón». «Nunca perderemos nuestra esencia. Nuestra misión es intentar trasladar el sentido común a las instituciones y hacerlo ‘’sin miedo a nada ni a nadie’’ como repite Santiago Abascal. Por desgracia en nuestro país se ha impuesto el consenso progre de la izquierda más sectaria. Y se han comido con patatas al PP. Nosotros sostenemos que la violencia no tiene género». Para Olona la antigua lucha de clases del marxismo» se ha sustituido por una lucha de sexos alimentada por odio, «la principal arma del comunismo», y personalmente ella no ve porque «tiene necesariamente que odiar al hombre o creer que la violencia esta en el ADN masculino». «En Vox hay gente de distintas ideologías pero todos consideramos que esas manadas de mujeres cantando ‘‘el violador eres tú’’ no son solo profundamente ridículas sino también ofensivas». Vamos a decir alto y claro que hay alternativa.

La secretaria de Estado de la Agenda 2030, la navarra Ione Belarra, considera, al contrario, que hoy más que nunca es necesario ser feminista. «Hemos visto esta misma semana cómo la ley de libertades sexuales, que avanza en temas tan importantes como poner el consentimiento en el centro y la eliminación de la distinción entre abuso y agresión sexual, ha generado en cambio una corriente reaccionaria y machista contra ella», afirma. Esto revelaría que dicha ley es «absolutamente imprescindible» y que se sigue necesitando «mucho feminismo para hacer de España un país más seguro para las mujeres. No podemos permitir que, por ejemplo, una mujer vaya con miedo al trabajo o se coja una baja por sufrir acoso», explica. El feminismo está detrás de «importantísimas conquistas» de las mujeres como, por ejemplo, «el derecho al voto, un sueldo más justo o el divorcio». «Ahora es nuestra obligación luchar por los derechos que están por conseguir para que nuestras hijas los puedan disfrutar. Es un hilo morado que teje lo mejor de nuestra Historia».

Para Belarra los hombres son imprescindibles en el cambio de mentalidad cultural que propugna el feminismo. Su papel, explica, «es acompañar nuestra lucha e ir cambiando actitudes que hasta ahora estaban normalizadas y que ya no son tolerables, como justificar de alguna manera una violación por las circunstancias en las que se produjo».

Begoña Villacís considera la pugna entre PSOE y Podemos «un intento infantil de patrimonializar el feminismo». La vicealcaldesa de Madrid considera que para que el movimiento feminista sea verdaderamente eficaz debe ser transversal, no solo entre partidos sino también entre sexos. «El feminismo ni lo ha inventado el PSOE ni Podemos, lo han invitado las mujeres, entre ellas Concepción Arenal, que era católica», explica.

En este mismo sentido se ha pronunciado esta misma semana la diputada de Cs Valle Miguélez, quien aseguró que «el feminismo es una causa de todos, no es patrimonio de nadie, ni mucho menos se la puede arrogar un partido o un solo sector de la sociedad, porque no nos hemos sacudido la tutela del varón para caer en la de otras mujeres que pretendan hablar en nuestro nombre».

Para el partido naranja la igualdad de oportunidades es el «pilar fundamental» de su propuesta de feminismo liberal. Incidiendo en esta idea, Villacís cree que el concepto de feminismo debe estar ligado a la idea de libertad y no transformarse en una imposición ideológica. «Hay que saber diferenciar entre debates inventados como remodelar el Diccionario de la Real Academia y debates que le interesan a la gente como analizar como afecta la maternidad a nuestras carreras profesionales». «Cada vez que las feministas oficiales nos increpan en el 8-M me gustaría preguntarles qué han hecho por mi ¿Han parido tres veces por mi? ¿Me han ayudado de alguna manera a conciliar? La diferencia entre su concepción del feminismo es que en ella yo no quepo y que en la mía sí que caben ellas».

Éste parece ser precisamente el mayor reto al que se enfrenta el movimiento feminista en nuestro país: la división intelectual que suele cebarse en las corrientes políticas en el momento en que se convierten en ampliamente aceptadas en una sociedad. No puede sorprender, por tanto, que incluso el «feminismo histórico» haya llegado a elaborar un manifiesto alternativo revelándose contra la «imposición de la neolengua» en la que se utiliza la expresión «progenitor gestante» en vez de «madre» y denunciando que las leyes de «autodefinición sexual» son problemáticas para las mujeres.