Carles Puigdemont

«Sin nación, reventamos la negociación»

Puigdemont y Torra advierten a ERC Redoblan el pulso para erosionar a los de Junqueras, en cuyas filas crece el sector contrario a aprobar los presupuestos de Sánchez

Quim Torra recibe a Carles Puigdemont en la Casa de la Generalitat de Cataluña en Perpiñán
Carles Puigdemont, junto a Quim Torra en la Casa de la Generalitat en Perpiñán el pasado sábadoDavid ZorrakinoEuropa Press

Las próximas elecciones catalanas no tienen todavía fecha ni un claro pronóstico. Por ello, la lucha sin cuartel en el independentismo se acrecienta, y mucho más desde el gran acto en la localidad francesa de Perpiñán. Tras su baño de masas como arranque de campaña, Carles Puigdemont y Quím Torra recrudecen su desafío al Estado,boicotean la Mesa por el Diálogo y complican los planes de Pedro Sánchez.

El fugitivo y actual eurodiputado ha lanzado una clara advertencia desde Bruselas: «Sin reconocer a Cataluña como nación reventaremos la negociación». En similares términos se expresó el presidente de la Generalitat durante un acto en Palma organizado por la soberanista Institución de las Letras catalanas (ILC). «Sin referéndum, amnistía y nación no hay nada que hacer». En el entorno de ambos políticos se insiste en redoblar el pulso para erosionar a ERC, en cuyas filas crece el sector contrario a la aprobación de los presupuestos de Sánchez en el Congreso para 2020.

El mitin de Perpiñán abre un antes y un después, aseguran todas las fuentes consultadas. El respaldo unánime de cien mil personas logrado por Puigdemont, la radical intervención de la eurodiputada Clara Ponsatí definiendo la Mesa negociadora como «una engañifa», y los abucheos a Oriol Junqueras como «un autonomista traidor» rendido a España tensionan mucho el escenario político.

El sector duro de Esquerra Republicana, controlado por la fugada en Suiza Marta Rovira, duda claramente de la conveniencia de apoyar los Presupuestos Generales del Estado y critica la abstención del partido en el Congreso que permitió aprobar la senda de la estabilidad fiscal. Al tiempo, su máximo competidor en Cataluña, JuntsxCat, votaba en contra de apoyar las cuentas «por migajas a cambio de nada», en palabras de su portavoz, la diputada Laura Borrás.

El horizonte judicial marca la conducta de Torra y Puigdemont. El actual presidente de La Generalitat está pendiente de su inhabilitación definitiva por el Tribunal Supremo para convocar las elecciones. Y su antecesor aguarda la llegada de los suplicatorios al Parlamento Europeo, cuyo trámite final puede durar entres seis meses y dos años. Según ha sabido este periódico, los eurodiputados independentistas exigirán que la votación de los suplicatorios contra Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí sea secreta, por entender que es un asunto de «acoso político» y no jurídico. La batalla se prevé larga en la Eurocámara y el fugitivo quiere aprovecharla para aumentar el victimismo como candidato. El PDeCAT ha ofrecido una coalición a la Crida, la plataforma impulsada por Puigdemont y Jordi Sánchez para dar imagen de unidad y fortaleza frente a ERC. La cúpula neoconvergente se reunió la pasada semana con el fugitivo en Waterloo, y con el líder de la ANC, Jordi Sánchez, en la cárcel de Lledoners.

Varios dirigentes aseguran que las negociones son duras, pero marchan bien. El debate se centra ahora en quién será el número dos de la candidatura, bajo un baile de nombres como los consejeros Damiá Calvet y Jordi Puigneró, la concejala en el Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi, o incluso el ex presidente de La Generalitat, Artur Mas. El conseller de Territorio, Damiá Calvet, ha sugerido primarias para elegir al candidato que acompañe el liderazgo de Puigdemont, aunque todos coinciden en que primero es el qué, y después el quién. La batalla contra ERC será a cara de perro, dado que Oriol Junqueras, ahora ya con permiso carcelario, desea ser también candidato y hacer campaña durante los días que disfruta en libertad. Una vez más el juego de los tiempos amenaza el apoyo a los Presupuestos de Pedro Sánchez, que tiene como fecha límite el uno de octubre. Pasado este día, el proyecto de ley cae por su propio peso y el Gobierno deberá acometer una nueva prórroga y pensar en las cuentas de 2021.

Por ello, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, realizó una tramposa jugada para aprobar la senda fiscal en el periodo 2021-2023, lo que enfureció al PP, Ciudadanos y Vox. Temerosos los socialistas de que finalmente ERC no apoye las Cuentas Públicas de este ejercicio, apostaría ya por las del próximo año, con una tramitación más breve presentando el borrador en la Cámara Baja a partir de octubre, alejado de las elecciones catalanas.

Cerco judicial

El masivo acto de Perpiñán, con Puigdemont como gran héroe del «procés», rodeado de esteladas y proclamas soberanistas, dificulta los apoyos de Esquerra al gobierno. Las incógnitas sobre el resultado final de las elecciones catalanas complican su actuación, aunque los independentistas se han conjurado para lograr el cincuenta por ciento de los votos, una meta que agravaría aun más el conflicto político. Para colmo, Puigdemont está que trina ante una posible investigación del Tribunal Supremo por fraude y prevaricación durante su etapa como Alcalde de Gerona. La causa lleva abierta tres años en un Juzgado de la ciudad y su titular sostiene que Puigdemont diseñó un artificio para pagar una colección de arte con fondos cercanos a cinco millones de euros que debían ir al ciclo del agua gerundense. El TS decidirá ahora si existen indicios de delito y abre procedimiento contra Puigdemont, lo que aumentará su victimismo. Desde Bruselas el fugitivo ha negado los hechos, defiende su inocencia y acusa una vez más al estado represor. «Esto es una caza de brujas», sostiene el fugitivo y eurodiputado.

Tras la primera reunión de la Mesa para el Diálogo bilateral en Moncloa, el enfrentamiento entre JuntsXCat y ERC permanece invariable. En Esquerra apuestan, de momento, por lo que llaman el «independentismo pragmático», un término rechazado de plano por los neoconvergentes, la CUP y la ANC. La campaña y el resultado de las elecciones catalanas son imprevisibles. Según las encuestas, el independentismo mantiene su hegemonía, pero no siempre bajo la misma marca. Tras el acto en Perpiñán, los colaboradores de Puigdemont están eufóricos y convencidos de acortar distancias con ERC. El desenlace final, un misterio.