Terrorismo

Humillados por el terrorismo

Las víctimas del terrorismo reclaman Justicia y un final sin impunidad
Las víctimas del terrorismo reclaman Justicia y un final sin impunidadlarazon

Cuando en el año 2000 aparece en nuestro código penal el artículo 578 para regular dos conductas como el enaltecimiento del terrorismo y la humillación de sus víctimas, pocos o nadie podríamos presagiar que 20 años más tarde este delito sufriera la mayor de las mutaciones jurisprudenciales que se recuerdan en democracia. Ya es complejo entender que se legisle en una dirección y se dicte sentencia en otra totalmente contraria, pero estas son las reglas del juego y han sido aceptadas por todos. En sus inicios este delito estaba encaminado hacia el delito de enaltecimiento y omitía prácticamente el de humillación a las víctimas. Poco a poco la jurisprudencia dejaba la sensibilidad y sobre todo la intencionalidad de enaltecer en prácticamente una utopía.

Se configuraba como un delito eminentemente intencional (dolo directo) y no castigando a todos aquellos que lo consintiera (sin comisión por omisión). Desde el año 2014 la forma de comisión del delito es básicamente mediante la utilización de las redes sociales y la modificación del artículo 578CP mediante la Ley Orgánica 2/2015 de 30 de marzo introduce que si este discurso del odio genera violencia la pena se aplique en su mitad superior en grado y si se realiza vía internet la pena se aplique en su mitad superior, además de aumentar la condena hasta los tres años de cárcel.

Es cierto que en el año 2017 la Directiva Comunitaria 2017/541 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de marzo relativa a la lucha contra el terrorismo rebaja aún más el lumbral del dolor de las víctimas y pone el listón en cuotas irrisorias indicando que “la conducta preconice directa o indirectamente, a través, por ejemplo, de la apología de actos terroristas, la comisión de delitos de terrorismo, generando con ello un riesgo de que se puedan cometer uno o varios de dichos delitos..”, con un terrorismo yihadista sin estructura definida y una ETA sin actividad, este precepto daba barra libre a la alabanza del terrorismo.

Las reglas del juego habían cambiado, el delito de enaltecimiento se configura como un imposible, la vía de la humillación a la víctima queda como única forma para amparar los derechos de las víctimas y no permitir su desprecio. Pero la última sentencia del Tribunal Constitucional absolviendo de un delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a sus víctimas a un individuo con notoriedad en un colectivo que se ha expresado en varias ocasiones como pseudoterrorista da una vuelta más al ya denostado artículo 578, esta sentencia indica que los mensajes vertidos en la red social Twitter están amparados por la libertad de expresión, rectificando así la condena impuesta por el Tribunal Supremo que incide precisamente en los límites de la libertad de expresión y la confrontación de derechos fundamentales. En Alemania no se permite ningún tipo de apología del nazismo ni negación del Holocausto, “La Mentira de Auschwitz” (Auschwitzlüge), y no existe debate alguno al respecto.

Otro aspecto importante es el apoyo de algunas víctimas del terrorismo a, tal y como indica la sentencia, este “provocador e irónico cantante” mostrando su apoyo a la absolución. Aquí el perdón del ofendido no existe, la ofensa a la víctima del terrorismo no se realiza de forma individualizada, cuando se atenta contra una víctima del terrorismo por su condición de víctima se está ofendiendo a todo el colectivo, no existen víctimas de primera ni de segunda, independientemente de su notoriedad pública nadie elige ser víctima del terrorismo.

Esta sentencia del Tribunal Constitucional ampara bajo el paraguas de la libertad de expresión frases que otro alto Tribunal ha indicado que “alimentaban al discurso del odio y al recuerdo de la lacerante vivencia de la amenaza, el secuestro o el asesinato de un familiar cercano”, esta sentencia libera de contenido los derechos de las víctimas del terrorismo en España.

Víctor Valentín Cotobal, Vicepresidente de la Asociación Dignidad y Justicia.