España

Y a mí... ¿por qué no me hacen la prueba del coronavirus?

Varios ciudadanos se quejan del colapso de los número de atención habilitados para las personas que creen que tienen Coronavirus pero no quieren colapsar los hospitales. “He llamado 24 veces en los últimos cuatro días”, asegura Eva

COVID-19 impulsa la demanda de servicios digitales y la vida hiperconectada
Fotografía del 9 de marzo de 2020 que muestra a una mujer con mascarilla mientras revisa su teléfonoJeffrey ArguedasEFE

Eva y Sheila permanecen en sus casas. Con miedo, sin información y presas del pánico ante la posibilidad de ser portadoras del virus del Coronavirus sin saberlo. “He llamado 24 veces al teléfono de información en los últimos cuatro días y nadie me atiende”, explica Eva, madre de dos hijos y abogada de profesión. “Nadie me ayuda, no puedo llamar al 112 ni ir al médico y estoy en una especie de cuarentena desde hace cuatro días”, asegura esta letrada que reside en Madrid.

Su pesadilla arranca el 4 de marzo. Su marido acudió a trabajar al hospital Infanta Elena, en Valdemoro, el que es considerado uno de los grandes focos de la enfermedad en la capital. En estos momentos se encuentra colapsado desde que dieran positivo 15 casos y muriera una persona con coronavirus. “Él fue a trabajar allí y desde que regresó, mi hijo y yo tenemos los síntomas: dificultad respiratoria, tos seca. No tenemos fiebre porque no nos suele subir. Mi hijo sufrió otitis y ni le subió la temperatura”.

Desde que habilitaron el teléfono 900 102 112 para atender a los contagiados por la enfermedad, ha llamado constantemente al número para saber qué hacer y recibir información. “Me parece una irresponsabilidad salir a la calle si tengo el virus”, dice con preocupación en una conversación telefónica. Insiste en que trabaja cara al público y no cree que sea lo más responsable estar en la calle o acudir a su puesto de trabajo sin estar al cien por cien segura de que no es portadora de la enfermedad.

Explica que siempre que ha tratado de contactar con algún técnico para que le asesore, la única respuesta que recibe es el mensaje grabado de un contestador, algo que le provoca una profunda frustración. “No se si soy un peligro”, repite esta mujer que no entiende por qué no habilitan más números o contratan a más personas para atender esta línea, dado el alto nivel de colapso que presenta. Colpsado. Así es como se encuentra el teléfono de atención sanitaria de la Comunidad de Madrid para informar y atender a los posibles casos de infección.

Colapso en Canarias

No obstante, no se trata de un problema exclusivo de la Comunidad. Otra afectada por el colapso de la líneas de atención al ciudadano es Sheila, una canaria que durante el día de hoy ha llamado hasta cuatro veces al teléfono de atención canario. “Mi madre presenta todos los síntomas: fiebre, infección respiratoria, secreciones y además es asmática”, cuenta con preocupación. Por más que lo intenta no consigue contactar con el teléfono de asistencia a los pacientes desde el sábado cuando brevemente le comunicaron que estuvieran “tranquilos” porque el resto de sus familiares no tenían síntomas. Su situación, sin embargo, ha cambiado notablemente en los últimos días. “Desde ayer mis hermanos tienen los mismos síntomas y queremos hacernos las pruebas para saber si debemos mantener la cuarentena”, se pregunta.

Su caso cobra todavía más relevancia por el hecho de que trabaja en el aeropuerto de Gran Canaria, uno de los aeródromos con más tráfico a nivel nacional, y ciudad en la que en estos momentos hay al menos ocho casos confirmados. Además, su hermana, con la que vive en su vivienda, se encontraba en las regiones italianas de Veneto y Lombardía cuando estalló el virus.

Explica que están siguiendo “las recomendaciones del Gobierno de Canarias y no hemos ido al hospital sin contactar primero con el teléfono, pero es muy frustrante”, insiste. Por decisión propia, tanto Sheila como su toda su familia han decidido trabajar desde casa “pese a las limitaciones” y añade que “tanto mis hermanos y mi madres han dejado de ir a clase o al trabajo. No usamos mascarilla porque no hemos podido salir de casa”, concluye.