Coronavirus
Casado deja en cuarentena los Presupuestos del PSOE
Acuerdo nacional. El PP garantiza su apoyo durante la alerta sanitaria pero luego exigirá negociar sobre la base del plan de choque basado en su programa económico
El discurso oficial del Gobierno ha empezado a darse la vuelta. Como para sacudirse las críticas por haber actuado tarde, ahora la estrategia es preparar a los españoles para un confinamiento que será duro y más largo de lo que señala el estado de alarma decretado. Pedro Sánchez tiene el apoyo del principal partido de la oposición para convalidar los decretos que incluyen el primer plan de choque del Gobierno para responder a las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria nacional por la pandemia de coronavirus. La vía decreto busca asegurar que las medidas entren en vigor de manera inmediata porque no está en las previsiones del Gobierno poder aprobar unos Presupuestos antes de verano. Los decretos deben convalidarse en un plazo de 30 días en el Congreso.
Pero Sánchez ha empezado a meter ya presión a la oposición con esos Presupuestos, que, antes de que estallara la crisis sanitaria, en su Ejecutivo daban cada vez más por perdidos para este ejercicio por estar hipotecados a la evolución de la situación en Cataluña. Sánchez empezó ayer a presionar a la oposición con la urgencia de aprobar «unos Presupuestos de emergencia, que sirvan para la reconstrucción social y económica».
Para cuando llegue el momento de cruzar ese puente el PP exigirá negociar sobre la base de su propio plan de choque, que ya presentó la semana pasada tomando como referencia su programa económico y su exigencia, por ejemplo, de que supriman las subidas fiscales en materia tecnológica, financiera y medioambiental. El plan de choque de Casado y los ejes para unos Presupuestos incluyen, por tanto, las medidas económicas de su programa electoral, como una bajada general de impuestos o el mantenimiento de la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Rajoy. También pide que se reduzca a la mitad el impuesto de sociedades a los sectores afectados, que esos sectores tengan el aplazamiento en el pago del IVA y devolver de inmediato a las comunidades autónomas los 2.500 millones de euros para reforzar la gestión sanitaria.
Para elaborar esos Presupuestos el Gobierno necesita primero manejar unas previsiones económicas, que no tendrá hasta que termine la crisis y pueda evaluar el choque en el PIB y en la destrucción de empleo de esta situación excepcional. De momento, en quince días reevaluarán la situación, pero a día de hoy se inclinan más por tener que prorrogar la paralización del país que por dar por terminada la alarma.
El mantra del acuerdo nacional, que vuelve a agitar Sánchez, chocará cuando tenga que llevarlo a la práctica con la misma realidad que le ha estado persiguiendo desde que llegó al Gobierno con la moción de censura a Rajoy: tendrá que elegir entre las exigencias y el apoyo de Unidas Podemos y los partidos independentistas o el acuerdo con PP y Ciudadanos. Por mucho que se utilice como escudo en el discurso político, una vez superada la emergencia sanitaria las incompatibilidades entre los dos polos de la ecuación volverán a saltar. Y Sánchez sabe, aunque ahora reclame un gran acuerdo nacional, que sumar en el mismo consenso a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos es ciencia ficción. Los Presupuestos de emergencia, como los ha bautizado el presidente del Gobierno, podrán salir con el apoyo del PP y de Ciudadanos o con el aval de Podemos y de los independentistas, por mucho que a todas las partes les pese el hecho de que el drama sanitario ha cambiado la realidad política y económica hasta colocarla del revés.
Mientras, los presidentes autonómicos también siguen avanzando en sus propias medidas de choque. Por ejemplo, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, anunció que se reforzará la Red de Protección a las Familias para atender el suministro de alimentos a personas y familias especialmente vulnerables, así como un incremento de las partidas destinadas a las ayudas de emergencia para aumentar la cobertura ante el posible aumento de sus necesidades.
En todas las Administraciones asumen que entran en un terreno económico completamente desconocido por la contracción de la producción industrial, la paralización del sector servicios y la situación general de congelación de la actividad.
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