Rey Felipe VI

El Rey cumple su misión frente a la izquierda miope y anacrónica

Una vez más nos encontramos con el Monarca patriota y constitucional, capaz de insuflar ánimo y confianza

Mensaje del rey Felipe Vi por la crisis del COVID-19
Dos personas ven el discurso de Felipe VI en marzo de 2020 que provocó el comentario en la red social del tuitero condenadoJosé Manuel VidalAgencia EFE

El Rey no es solo una figura institucional para cumplir el protocolo legal, sino el recordatorio de que vivimos el mejor momento de nuestra Historia gracias a la unidad bajo una democracia, la que permite la Constitución de 1978. Felipe VI está cumpliendo con creces ese papel dignificante de la monarquía, aquel se que se basa en reflejar los más altos valores morales, como la honestidad personal, la preocupación por el servicio público y el trabajo por el bien común.

Ese papel ha de hacerlo, como hasta ahora, al margen de las disputas partidistas, de las distancias que día a día, desgraciadamente, están marcando los políticos. Porque más allá de las ideologías o del oportunismo están precisamente las ideas expresadas por Felipe VI en este mensaje del 18 de marzo con motivo de la crisis del coronavirus.

En realidad, sus palabras han reflejado con sencillez el sentir del español común, con sensatez y moderación, al expresar la lógica preocupación por la pandemia que nos han recluido en casa, que suma miles de contagiados y medio millar de muertos. Al tiempo, como estamos viviendo todos los días desde los balcones, el Rey ha mostrado el agradecimiento al personal sanitario y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sin los que sería imposible salir de esta crisis.

“Hay momentos en la historia de los pueblos -ha dicho- en los que la realidad nos pone a prueba de una manera difícil y dolorosa”. Pero es en ese momento, como ha dicho Felipe VI, cuando es preciso demostrar que somos una gran nación, capaz de asumir la responsabilidad, el sentido del deber, el civismo y la entrega por los demás.

Por eso, el Rey ha llamado a apartar partidismos y nacionalismos, y a que nos unamos para centralizar la ejecución del plan contra el coronavirus, al objeto de detener su extensión y paliar las consecuencias económicas y sociales. Si así lo hacemos, ha indicado, “España recuperará su pulso, vitalidad y fuerza”. La crisis del coronavirus “nos hará más fuertes como sociedad”, porque ya hemos superado otras dificultades.

Una vez más, como pasó en su discurso del 3 de octubre de 2017, nos encontramos con el Rey patriota y constitucional, capaz de insuflar ánimo y confianza, de empujar a la solidaridad y a la resiliencia. No es nuevo. Felipe VI ha sabido separar con inteligencia los errores cometidos en el pasado por otras personas de la Familia Real de lo que es su reinado efectivo. Esto es percibido así por los españoles, capaces de valorar a la persona y a la institución.

Cuatro horas antes de dirigirse a la nación, Felipe VI se reunía con Pedro Sánchez y el comité Técnico de Gestión del Coronavirus, mostrando su preocupación. Por eso, mientras el Rey cumplía su misión de animar a la nación, a la misma hora, la izquierda republicana, miope y anacrónica, egoísta e inútil, fracasaba en un cacerolada inoportuna. Los españoles tomamos nota.