ETA

Sale en libertad condicional un etarra condenado por estragos y tenencia de explosivos

Para evitar el contagio por coronavirus, ya no iba a dormir al centro penitenciario

El colectivo de familiares de presos de ETA, Etxerat, que reclama la salida de los reclusos
El colectivo de familiares de presos de ETA, Etxerat, que reclama la salida de los reclusoslarazon

El etarra Oscar Fraile, que estaba clasificado en tercer grado y cumplía condena (por estragos y tenencia de explosivos) en el CIE de Pamplona, ha sido puesto en libertad condicional por decisión de la Audiencia Nacional. Hasta ahora sólo iba a dormir al citado centro, pero para evitar contagios se le concede la libertad, según se informa desde medios abertzales.

Fraile padece una grave enfermedad, según han acreditado informes médicos; y es uno de los que se ha acogido al llamado “plan Sortu”, propiciado por Arnaldo Otegui y los suyos, que consiste en aceptar la “legalidad penitenciaria”, pero sin mostrar arrepentimiento por los crímenes cometidos y colaborar con la Justicia para esclarecer los atentados cuya autoría se desconoce.

El juez de vigilancia penitenciaria había concluido sobre este individuo que «existe un pronóstico individualizado y favorable de reinserción social, según el informe de la junta de tratamiento, por lo que concurren los requisitos objetivos y subjetivos mínimos necesarios para la obtención del último grado de cumplimiento de la pena privativa de libertad».

Como sólo iba a dormir al CIE de Pamplona, y en función de las medidas adoptadas por la declaración de estado de alarma, se le había exonerado de esta obligación (para evitar contagios), la Justicia ha optado por concederle la libertad.

Los citados medios aprovechan esta circunstancia para asegurar que “en una situación similar a la de Fraile, con las tres cuartas partes cumplidas o por cumplir este año 2020, se encuentran otros 73 presos políticos vascos, si bien solo 28 de ellos están clasificados en segundo grado y únicamente a ocho se les han concedido permisos ordinarios de salida. Además, hay una veintena de represaliados que continúan en prisiones españolas y francesas pese a padecer graves enfermedades”. “Represaliados”, el lenguaje no cambia por muchos beneficios que se les puedan conceder. Y de las víctimas que causaron, ni un recuerdo.