Gobierno de España

El PP asume que tendrá que pactar si Sánchez “sacrifica” a Iglesias

Casado cree que la prioridad es un pacto para “salvar vidas” y pide al presidente que deje la “propaganda”

Génova ha fijado el discurso crítico con la oferta de acuerdo de Pedro Sánchez, ayudados por el propio presidente del Gobierno, y la desconfianza hacia las intenciones del líder socialista es bastante unánime en el partido. Existe en la dirección nacional y también en las organizaciones territoriales. Ahora bien, dentro del PP sí admiten fuera del circuito oficial que el tema del pacto es «un tema muy complejo, que puede incomodarnos mucho si Sánchez es listo y aparta a Iglesias».

En el PP temen que Sánchez «mueva bien sus cartas» y ofrezca un «pacto de mínimos» para relanzar la economía, ya que ante este escenario les resultaría «muy complicado» desvincularse. Y esto pondría sordina a la alternativa y a la oposición crítica. «Quizás haga de la necesidad virtud, pero el principal enemigo de Sánchez es Sánchez», certifica un presidente autonómico.

La expectativa de un gran acuerdo nacional sigue dando vueltas sin forma ni contenido, a la espera de que La Moncloa formalice el ofrecimiento en el que no colaborarán los independentistas ni posiblemente tampoco los nacionalistas vascos, aunque estos últimos lleguen a escenificar que aceptan el diálogo con Pedro Sánchez.

Por eso la clave del futuro del acuerdo de reconstrucción está en la relación que sea capaz de establecer el Gobierno con el PP, y siempre que de la ecuación se caiga Podemos. Todo lo demás es marear la perdiz y ruido político fuera de lugar ante la emergencia social y económica que sustituirá a la crisis sanitaria.

Génova lleva días marcando distancias con la oferta del acuerdo nacional. Y el presidente del Gobierno no ha dejado de ponérselo fácil al principal partido de la oposición para que desconfíe de esa propuesta de gran pacto nacional, que aún no ha pasado de ser un enunciado en un debate parlamentario en el que Sánchez se enfrentó a un Congreso muy crítico con su gestión.

Los discursos cruzados siguen inercias pre-pandemia, como si España no se enfrentara a una tragedia de la que es imposible anticipar las consecuencias. Y en esos análisis estrictamente políticos y partidistas empieza a intuirse en el horizonte la hipótesis de que esta crisis lleve a unas elecciones porque no hay un Gobierno con la fortaleza y los apoyos necesarios para afrontar una emergencia de este nivel.

La única salida que tiene Sánchez, y que temen en el PP porque anularía su alternativa y su crítica, pasa por tener los reflejos políticos suficientes como para entender, si no por interés de Estado por interés particular, que tiene que rectificar sus alianzas y tratar de «engullir» a la oposición en su estrategia.

No hay ningún signo por ahora que indique que el círculo de Sánchez esté trabajando en preparar esa estrategia, que inevitablemente supone volver a la casilla de salida previa a la investidura. Pero el éxito de las estrategias depende de su efecto sorpresa y el Gobierno tampoco se está caracterizando por actuar con planificación ante esta crisis.

El presidente del PP, Pablo Casado, anticipó ayer en una entrevista con Susanna Griso en «Espejo Público», en Antena 3, que aceptará el diálogo con Sánchez, si llega a concretarse, pero también advirtió que no le ve «sincero» en su oferta de pactar y sentar las bases de reconstrucción del país. «Lo que estoy viendo es que ha habido mucha imprevisión, igual que hubo falta de diálogo con las comunidades y los agentes sociales para decretar el cierre económico», indicó al ser preguntado por el levantamiento de la hibernación económica.

Casado también reprochó a Sánchez que quiera hablar de la reconstrucción cuando el país aún se encuentra «en plena guerra» contra el coronavirus, por lo que entiende que primero hay que atender la emergencia sanitaria y hacer todo lo posible para «salvar vidas» con un pacto por las «cuestiones urgentes», como los test y los equipos de protección, y luego ya llegará el momento de hablar de otras cuestiones. «No es tiempo de cortinas de humo y globos sonda para repartir las responsabilidades del Gobierno», se quejó el jefe de la oposición.

En un tono muy crítico, incluso afeó a Sánchez que sus errores de gestión hayan costado vidas, que podrían haberse salvado con más previsión y más medios. «No es lo mismo reconstruir un país con 20.000 fallecidos que un país que podía haber evitado la mitad». A su juicio, la invocación de unos Pactos de la Moncloa por parte de Sánchez es un planteamiento de «grandilocuencia y un mensaje propagandístico». «Debe ejercer un liderazgo eficaz y dejar la propaganda».