El Gobierno de Pedro Sánchez

Casado rechaza sentarse en una «mesa» con ERC y Bildu

El líder del PP está abierto a cerrar acuerdos económicos y sociales con el presidente, pero no un «cheque en blanco»

El líder del PP, Pablo Casado, está dispuesto a alcanzar acuerdos sociales y económicos puntuales para afrontar las consecuencias de la pandemia, y así se lo trasladará hoy al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero su criterio sigue siendo que el debate debe residenciarse en el Parlamento, donde cada grupo tiene la fuerza de los escaños que consiguió en las urnas.

Moncloa no ha explicado aún oficialmente en qué quiere que se sostenga el llamado «Acuerdo para la Reconstrucción», el formato y el contenido de las «mesas» que pretende abrir para activar la negociación. EH Bildu anunció la semana pasada que estará en una «mesa» que busque una salida de la crisis, con la condición de que no sirva para reforzar «el régimen del 78». También ERC ha trasladado al jefe del Ejecutivo que se sentará en la «mesa», en este caso con la exigencia de que al mismo tiempo reactive el diálogo para hablar de la autodeterminación y de los presos independentistas, entre otras cuestiones.

La falta de concreción de los planes del presidente del Gobierno, que certificó la pasada semana Inés Arrimadas tras su conversación con Sánchez, no oculta la difícil viabilidad de una «mesa» en la que de igual a igual se siente a todos los partidos políticos. De hecho, éste es otro de los argumentos que esgrime Casado para justificar su rechazo al «Acuerdo de reconstrucción», que Moncloa ha introducido en el debate político justo en el momento en el que ha empezado a verse más cercada por las críticas de todos los partidos y de la mayoría de los presidentes autonómicos.

En un clima político de crispación evidente, Moncloa ha colocado arriba del todo el listón del acuerdo, posiblemente a sabiendas de que es un objetivo imposible y que puede acabar convertido en un pulso por ver quién gana la batalla de la comunicación en una realidad económica y social que muestra ya signos para la alarma. España se prepara para entrar en una «nueva normalidad» llena de incertidumbres, y que se alargará porque hay cuestiones que necesitarán de mucho tiempo para que vuelvan a ser iguales o que incluso quizás no lo volverán a ser.

Hay sectores clave, como la hostelería y el turismo, sobre los que hay coincidencia en los análisis económicos respecto a que no volverán a ser igual, o al menos tendrá que pasar mucho tiempo para ello. El consumo tendrá que adaptarse a lo que se pueda consumir. Y España tiene mucha dependencia del sector servicios, del turismo en masa y de la hostelería, es decir, de todo aquello que está basado en un intenso contacto social. No hay duda de que la posibilidad del contacto social tampoco va a ser igual en mucho tiempo.

Por eso hay demanda de los principales agentes económicos de «acuerdos amplios», desde el análisis compartido de que la economía va a ir muy mal por lo menos hasta 2021. La deuda se va a disparar, también el déficit y el paro. Las finanzas saldrán muy tocadas de esta crisis, y aunque se puede buscar el consuelo en el hecho de que es una crisis global, en realidad se trata de un engaño porque ni a todos los países afecta igual a sus sectores básicos ni tampoco tienen la economía en las mismas condiciones. Hay países, como Alemania, que se pueden pagar su deuda. Otros, como España o Italia, no.

Así, mientras la política continúa en las inercias del pasado, en los pulsos de partido, desde los principales sectores económicos y sociales se insiste en enviar «avisos» a los dos principales partidos sobre la necesidad de mayorías para las medidas económicas que se tendrán que adoptar. Aunque sea acuerdo por acuerdo si no hay la altura de miras necesaria para adaptar al tiempo presente lo que representaron los Pactos de la Moncloa. «Nos pasará factura como sociedad si no hay esos grandes acuerdos». Esta consigna la están escuchando los principales referentes políticos fuera del círculo de sus respectivas parroquias

Después de más de cinco semanas de confinamiento Sánchez y Casado mantendrán hoy su primera conversación no reducida a la formalidad del diálogo necesario para dar luz verde a una nueva prórroga del estado de alarma. El sábado Sánchez anunció otra prórroga hasta el 10 de mayo sin haber hablado antes con Casado, de cuyos votos depende para sacar adelante esta medida de excepción.

En la agenda, si hay voluntad real de buscar consensos, hay temas clave como la planificación del desescalamiento, en el que el Gobierno necesita la colaboración de las comunidades gobernadas por el PP y por la coalición entre PP y Cs. El mando único ha sido un fracaso porque ha dejado en evidencia las dificultades técnicas del Gobierno central para actuar en ámbitos en los que las comunidades llevan décadas ejerciendo sus competencias de manera exclusiva, como ocurre con Sanidad, Educación, política asistencial y algunas cuestiones de la política económica.

La autoridad única necesita de la colaboración plena de las administraciones territoriales y el reto inmediato del Ejecutivo es conseguir una coordinación con éstas que garantice el éxito del proceso progresivo del fin del confinamiento. Las CC AA piden autonomía para aplicar sus propios planes.