Coronavirus
Rayo de luz
Ayer presenciamos una ceremonia emocionante y dolorosa, pero también muy esperanzadora: el cierre de la gran morgue en que se había convertido el Palacio de Hielo de Madrid. En estos días de tanto sufrimiento, es digno de reconocer la presencia conjunta y las palabras pronunciadas por las tres autoridades que acudieron al acto, que merecen una opinión muy positiva por la eficiente gestión que están llevando a cabo en este momento de prueba. El caso de Madrid es emblemático y significativo: es la Comunidad en la que la pandemia está provocando más estragos, y ello no es obstáculo para que sus máximos gobernantes, Díaz Ayuso y Martínez-Almeida, merezcan un elevado reconocimiento popular por su labor. Lo mismo podemos decir de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, que lidera políticamente la ejemplar colaboración de los Ejércitos en la lucha contra el virus maldito.
El acto fue doblemente esperanzador: por una parte, si bien la cifra diaria de centenares de muertos sigue siendo terrible para acostumbrarnos a ella, ya no se requiere de morgues de emergencia para tratar dichos restos mortales con la dignidad que merecen. Por otra parte, la correcta colaboración de los tres escalones de la organización territorial del Estado, evidencia el hecho de que unidos, somos más fuertes y eficaces. Del debate del Congreso y de la intervención de Sánchez –que no calificaré de «perorata» como hizo él con la de quien le permitió prorrogar la alarma– hablaremos mañana.
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