Coronavirus
Iglesias y el Papa
No voy a hablar del diálogo ecuménico, ni de las relaciones de la Iglesia Católica con la Ortodoxa, ni con otras creencias o confesiones religiosas. Voy a referirme a las palabras pronunciadas ayer en la rueda de prensa diaria desde Moncloa por el vicepresidente social Pablo Iglesias, en relación a la renta o subsidio mínimo vital, que los obispos, a través de su portavoz, han declarado preferir no sea permanente, sino temporal. Con agilidad dialéctica, Iglesias afirmó que se queda con la opinión del Papa Francisco, que, «una vez, más ha demostrado su enorme sensibilidad social», añadiendo –para disipar dudas al respecto– que «hasta nueva orden, es el “jefe” de la Iglesia».
Este debate es interesante porque, en apariencia, coloca en un lado a los obispos y, en el otro, a Francisco y a su admirador vicepresidente. La cuestión de la temporalidad de ese subsidio, no es materia de fe, ni de doctrina, ni requiere de un Concilio ni de un Sínodo para resolverla, aunque seguro que a Pablo Iglesias le gustaría participar en ellos. Está claro que la Iglesia no es una ONG –aunque sea incuestionable su atención y opción por los desheredados de la Tierra–, pero entiendo que esa sea su idea para Iglesias y Sánchez. Sobre todo, cuando determinadas actuaciones de algunos, como el cierre de iglesias, –no de Pablo–, parecen indicar que, para ellos, es más importante la «salud del cuerpo» que la del alma.
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