Política penitenciaria

El Gobierno vasco aplaza sine die la asunción de la competencia de Prisiones

Interior tiene todo listo para comenzar a transferir las cárceles vascas a partir de junio

El lehendakari Iñigo Urkullu preside el Consejo de Gobierno.
El Lehendakari, Iñigo Urkullu (c), preside la reunión del Consejo de GobiernoIrekiaEFE

El covid-19 ha trastocado por completo la vida en general y, en particular, la agenda de la clase política española. Ahora el Ejecutivo de Urkullu pospone sine die la asunción de la competencia de prisiones, después de reclamar durante décadas la cesión de la gestión de las cárceles vascas.

Esta decisión coincide en el tiempo prácticamente con la culminación por parte del Ministerio de Interior de los preparativos para comenzar a transferir a partir de junio próximo los tres centros penitenciarios ubicados en el País Vasco y su población reclusa, un total de 1.327 internos.

Sin embargo, el Gobierno vasco vincula la aceptación de esta competencia a que se celebren unas nuevas elecciones autonómicas, que, en principio, tendrían que haber tenido lugar el pasado domingo día 5 de abril y que quedaron sin efecto por las medidas adoptadas para frenar la pandemia global del coronavirus.

Fuentes de los nacionalistas vascos aseguran a La Razón que el nuevo Gabinete que salga de las urnas, de una cita electoral aún por convocar, deberá ser el que decida si acepta o no esas competencias. “Quién asuma las riendas del Gobierno verá después lo que hace”. De esta manera tan gráfica, descartan tajantemente estas fuentes aceptar ahora este traspaso.

Si se hubieran celebrado este domingo los comicios, en junio próximo, fecha prevista para la cesión de esta materia, sería el nuevo Gabinete vasco el que hubiera liderado la transferencia. Hasta hace unas semanas, todas las encuestas revalidaban la victoria de Iñigo Urkullu en las urnas. Por tanto, en principio, hubiera sido un Gobierno del mismo color que el actual, es decir, del PNV, el encargado de gestionar la misma.

Pero ahora, con el país cerrado por la pandemia del coronavirus, estas fuentes dudan de que el desafío electoral al que se someterá el PNV esté resuelto en junio próximo. Por si fuera poco, advierten de que “nadie sabe” si en ese mes se prolongará parcial o totalmente el confinamiento de la población española para frenar el avance del covid-19. Por eso “hacer planes en estas condiciones no tiene sentido”, advierten.

Esta decisión del lehendakari se produce a tan sólo tres meses de haber rubricado con el PSOE un ambicioso acuerdo de legislatura para respaldar la investidura de Pedro Sánchez como jefe del Ejecutivo, en el que figura el cumplimiento del Estatuto de Euskadi, que prevé la cesión de las cárceles vascas.

Entonces, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pasó a depender directamente del ministro del Interior, en lugar de hacerlo como hasta la fecha de la Secretaría de Estado, precisamente, para que Fernando Grande-Marlaska supervisara en persona el traspaso de la competencia de prisiones, así como el acercamiento de reclusos terroristas a las cárceles vascas.

Sin embargo, la negativa ahora a gestionar esta competencia no supone un freno para que el Gobierno socialista continúe acercando progresivamente a los centros penitenciarios de Euskadi a los presos etarras, algo más de 200 terroristas que cumplen condenan en nuestro país.

Convidado de piedra

En la actualidad, las relaciones entre los Gobiernos central y autonómico no atraviesan por sus mejores momentos. Fuentes del Ejecutivo vasco no ocultan a La Razón su malestar con el Gobierno de Sánchez por cómo está gestionando la pandemia de espalda a los Ejecutivos autonómicos. «No cuentan con las comunidades autónomas, más que como convidadas de piedra”, se quejan.

Además, lamentan que durante el estado de alarma La Moncloa incumpla sistemáticamente el compromiso de investidura de compartir decisiones e intensificar el diálogo con los nacionalistas vascos.

De momento, en Sabin Etxea, cuartel general del PNV, se opta por cerrar filas en torno al Gobierno central por la delicada situación por la que atraviesa el país. El PNV prefiere esperar a que se supere la crisis sanitaria para analizar la colaboración con el Gobierno de Sánchez y, por ende, el futuro de su respaldo al mismo.

Una vez concluya la emergencia sanitaria, los nacionalistas vascos decidirán si hacen saltar por los aires o no el acuerdo de investidura.En su análisis pesará, sobremanera, el rechazo que les genera un escenario de un hipotético Gobierno del PP apoyado por VOX.