El Gobierno de Pedro Sánchez
Sánchez, ante una prórroga del estado de alarma por la mínima
El líder del PP, Pablo Casado, avisa de una abstención y el Gobierno redobla la presión sobre la oposición: «O prórroga o el caos»
La política sigue yendo de pulsos. Como si no pesaran los más de 25.000 fallecidos ni las negras previsiones económicas y sociales que deja la pandemia. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibirá mañana, salvo sorpresa, un durísimo golpe político en la votación de la cuarta prórroga del estado de alarma. Después de que con el paso de las semanas haya ido perdiendo apoyos por lo que la mayoría entiende que está siendo una gestión negligente y unilateral.
Las críticas razonadas están ahí, pero pesa también, por más que se intente disimular, el hecho de que la mayoría también considera que apoyar al Gobierno resta política y electoralmente, y distanciarse, sin embargo, suma, porque no se hacen copartícipes del inevitable desgaste que deja la catástrofe presente y que agudizará la hecatombe futura.
Sánchez no ha facilitado hasta ahora las cosas ni a quien ha querido ayudarle, como es el caso de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Y ayer, con el agua al cuello por la amenaza del PP de no apoyarle esta vez, solemnizada en una entrevista con Carlos Alsina en «Más de Uno», en Onda Cero, el presidente reaccionó y dedicó alrededor de una hora a conversar con el líder de la oposición, según confirmaron fuentes de la dirección popular. Mucho tiempo cuando durante esta crisis la comunicación entre el presidente y el jefe de la oposición se ha espaciado casi de quincena en quincena, y a veces para hablar sólo escasos diez minutos.
Casado llegó a la conversación con Sánchez decidido a abstenerse en la votación de mañana. Y Génova no confirmó que hubiera cambio de postura. Así lo había trasladado a su entorno y a dirigentes de su partido con los que ha conversado en las últimas horas. Esta decisión la justificaba en que se siente «engañado» por el presidente del Gobierno y en la presión del electorado de derechas, muy contrario, según sus estudios, a ningún signo de apoyo al Gobierno de coalición.
Desde su partido también le han advertido sobre la necesidad de construir un buen relato para explicar este «salto» en la posición que ha mantenido hasta ahora, y le han dicho que se arriesga a facilitar al Gobierno «la maniobra de responsabilizarles de lo que vaya mal en los próximos días». Pero Casado insiste en que tiene informes jurídicos que confirman que hay alternativas legales y que no está justificado mantener ahora el estado de alarma. También piensa que se guarda las espaldas al evitar el «no».
La crisis sanitaria necesita mantener un control sobre los movimientos y mantener el confinamiento ordenado de los españoles, en esto no hay discusión. El «leit motiv» del debate está en la fórmula. El Gobierno ha empezado ya a presionar al PP con el mensaje de que no hay alternativa al estado de alarma para mantener el mando único y la coordinación autonómica. El PP presiona con que se active otro marco legislativo vigente para llegar al mismo sitio, pero sin que Sánchez se asegure poderes tan excepcionales como los que le concede la alarma.
Bajo el ruido político está el riesgo de que las comunidades decidan ir por libre, pensando más en su propio interés que en el del conjunto, que es por el que debe velar el mando único o la coordinación central. Y que no se controlen las restricciones de movilidad. A la cabeza de la presión contra el estado de alarma y para recuperar las competencias se han colocado el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el «lendakari» vasco, Íñigo Urkullu. Aunque también otros presidentes autonómicos como el de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, defienden que se permita a las comunidades recuperar competencias.
El Gobierno necesita más «síes» que «noes» para sacar adelante la prórroga, y puede conseguirlo sin el PP, pero daría una imagen de debilidad máxima. En el principal partido de la oposición hacen cuentas, y más allá de que tengan la cartera llena de argumentos para denunciar la «desastrosa» gestión del Gobierno socialista, además también saben que la política de oposición les renta electoralmente. La encuesta de NC Report que publicó este periódico el pasado lunes confirmaba el desgaste del PSOE y que el PP es el partido que más crece durante la crisis de la Covid-19.
A día de hoy sólo está confirmado el voto a favor del PSOE y Unidas Podemos. Vox, JxCat y la CUP están en el «no», como ya hicieron en la última prórroga. Sí parecen dispuestos a mantener el «sí» en Ciudadanos, pero necesitan un gesto por parte de Sánchez. ERC pasa de la abstención al «no». Y el PNV, que ha apoyado hasta ahora al Gobierno, exige, al igual que ERC, la devolución de las competencias a las comunidades autónomas.
El Gobierno puede sacar la prórroga, pero verse aislado políticamente. Casado trasladó al presidente del Gobierno lo que había explicado antes en la entrevista en «Más de Uno», en Onda Cero. «No tiene sentido que el estado de alarma se prolongue más allá de 60 días, la desescalada ya no necesita de este instrumento». También exigió que el Gobierno no vincule la alarma con el pago de la prestación de los ERTES y la liquidez a pymes y autónomos porque es un «chantaje» e «inmoral». El presidente del Gobierno le advirtió: «O prórroga o el caos».
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