Estado de alarma
Arrimadas pactará una nueva prórroga de la alarma
Moncloa cuidará los gestos hacia la formación naranja para blindar su apoyo. También cuenta con el del PNV tras darle una desescalada a la carta
La habilidad del PNV le mantiene en el eje de la agenda política. Al Gobierno le da lo que quiere, previamente haber conseguido ellos lo que querían. Así, el último Pleno de prórroga del estado de alarma dejó la sensación de que iba a ser el último porque todos los partidos manifestaron su exigencia de que el Gobierno articulara un «plan B» mediante otras vías legales para acabar con esta situación de excepción. Así lo defendieron incluso los partidos que respaldaron críticamente la continuidad de la alarma.
Moncloa siempre ha dicho, contra el criterio del principal partido de la oposición, de Vox, y de otras fuerzas minoritarias como ERC y la CUP, que la alarma se mantendría hasta que terminara la desescalada. El presidente del Gobierno pactará con la líder de Ciudadanos (Cs) que así sea, no será gratis ese apoyo, sino que Arrimadas exigirá nuevos gestos que confirmen que hay negociación y que su partido se hace valer. De momento Ciudadanos no adelanta acontecimientos, pero viendo el buen resultado de su posición en el último debate parlamentario, Arrimadas tiene argumentos para justificar un nuevo «sí», en coherencia con su posición, y siempre en función de cómo evolucione la pandemia y de cómo se gestione la desescalada.
El PNV ya ha conseguido una desescalada a la carta para el País Vasco, prácticamente al margen del resto, porque parte de la orden que regula la fase 1 no será de aplicación en la comunidad. Los nacionalistas vascos son vitales para la supervivencia del Gobierno y una vez más han sabido negociar y hacer valer sus escaños en Madrid.
Esta situación ha levantado recelos en otras comunidades de color socialista, como la valenciana, pero Moncloa justifica la posición en que las medidas son consecuencia de la negociación entre ambas Administraciones, como ha sucedido con el resto de regiones.
Por otra parte, la postura de Ciudadanos puede provocar movimientos en el tablero político del centro-derecha. O no. La incertidumbre de la crisis económia y social descoloca las previsiones y complica a los partidos anticipar los escenarios más propicios para seguir rentabilizando electoralmente sus posiciones. Hasta ahora Génova tiene testado que su voto apoya una fiscalización dura de la gestión socialista. Pablo Casado le ha dicho en los últimos días a dirigentes de su partido que se siente obligado a mantener el «no» a la gestión de Sánchez porque su electorado no entendería otra posición y porque él se siente engañado por el jefe del Ejecutivo.
Desde las últimas elecciones generales la estrategia del PP se ha sostenido sobre el principio de entender que el centro ya lo habían ocupado, que Cs dejaba de ser un rival y que acabaría siendo absorbido por sus siglas en el próximo examen electoral. Su objetivo debía ser ampliar el espectro de apoyos hacia la derecha. Si el centro ya está conquistado, según ese análisis, y sin alternativa, lo que les quedaba era buscar la derecha de la derecha.
Todo está mudando, y ahora el interrogante está en saber si Arrimadas será capaz de buscar otros espacios en la gestión de la crisis económica para mantener vivo este golpe con el que ha vuelto a situar a su partido en el centro político y ha marcado una posición propia, frente al PP, sin traicionar sus principios.
✕
Accede a tu cuenta para comentar