Infodefensa
El Ejército del Aire gasta más de 10 millones en su anticuada flota de aviones
La Fuerza Aérea busca así estirar la vida de sus aeronaves de entrenamiento y de patrulla, operativas desde hace décadas
Las Fuerzas Armadas suman ya casi dos meses de actuaciones por toda España contra el coronavirus dentro de la “Operación Balmis”, considerada como el mayor despliegue militar en tiempos de paz. La paralización de la actividad a nivel nacional, a raíz de la emergencia sanitaria, y la dura batalla diaria contra el Covid-19 han trastocado el calendario de programas de adquisición de material y ha obligado a reorganizar las prioridades de los Ejércitos, la Armada y la UME. Sin embargo, en la retaguardia, cada uno ha continuado trabajando, siempre que ha sido posible, en los objetivos marcados antes de la llegada de esta crisis.
El Ejército del Aire, por ejemplo, ha seguido dedicando una parte importante de sus recursos económicos al mantenimiento de su veterana flota de aeronaves. En las últimas semanas, la división de apoyo logístico ha reservado en plena crisis del coronavirus más de diez millones de euros para garantizar la operatividad sus aviones de entrenamiento y de vigilancia marítima, que acumulan sobre sus alas, en la mayoría de los casos, más de cuatro décadas en servicio.
A finales de abril, la Fuerza Aérea abría un contrato valorado en siete millones de euros para la adquisición de elementos estructurales y repuestos para los aviones entrenadores C101, en los que se adiestran los alumnos de la Academia General del Aire (AGA) de San Javier, en Murcia, desde principios de los años 80 del siglo pasado. Este modelo, diseñado y construido en España por la compañía CASA -hoy Airbus-, se encuentra a punto de finalizar su vida operativa. Las estimaciones prevén que los C101 no continuarán volando más allá del curso académico 2021/2022.
En los últimos años, el Ejército del Aire se ha visto obligado a estirar la vida su flota de sus 66 aviones C101, por medio de contratos como el que acaba de abrir, mientras reclamaba la llegada de un sustituto. En 2019, el Ministerio de Defensa atendió sus peticiones y puso en marcha el proceso para reemplazar los veteranos entrenadores. En un concurso público, la Dirección General de Armamento y Material (DGAM), responsable de las compras para las Fuerzas Armadas, escogió en noviembre del año pasado el PC-21 de la compañía Pilatus.
Nuevos entrenadores
El contrato con la empresa suiza implica la adquisición de 24 nuevos aviones PC-21 y un avanzado sistema de simuladores para el entrenamiento en tierra firme por un importe que ronda los 200 millones de euros. El calendario inicial preveía la recepción de los primeros entrenadores a principios de este año, sin embargo, antes de la adjudicación, las fechas fueron modificadas, fijando las entregas para “antes de 31 de diciembre de 2020”. Cabe señalar que la demora en la formalización del contrato -tras presentar un recurso una de las empresas que participaron en el concurso- y, por último, la irrupción de la crisis del coronavirus, han terminado por dar al traste con cualquier posible adelanto de los plazos.
Ante esta situación, la única vía posible ha sido seguir gastando dinero en los C101. En principio, el nuevo contrato de repuestos supone un desembolso de 3,2 millones para la adquisición de material entre lo que queda de año y el que viene y reserva otros 3,8 millones más para modificaciones previstas y una posible prórroga, que sería ejecutada, dependiendo de las necesidades, a lo largo de 2021. El expediente es claro sobre la necesidad de los repuestos. “La no culminación de un contrato en este expediente, ocasionaría una grave merma en la operatividad de las unidades destinatarias de estos repuestos", subraya.
El Ejército del Aire también activó a finales del mes pasado otro contrato por un importe más modesto, en torno al medio millón de euros, para adquirir componentes y recambios de sus aviones turbohélice T-35C Pillán, el otro modelo de entrenador operativo en la actualidad en la Academia General del Aire (AGA). En servicio en España desde 1987, es el primer avión que pilotan los alumnos, después, en una segunda fase, se ponen a los mandos de los reactores C101. También conocido como Tamiz, este modelo fue diseñado por la empresa chilena Enaer y producido en España por CASA. El Ministerio de Defensa español adquirió 40 aviones para el adiestramiento. La sustitución no es tan urgente como en el caso de los C101, aunque los nuevos PC-21 también están preparados para llevar a cabo las misiones que realizan por ahora los Pillán españoles.
En el último año y medio, el C101 y el Pillan se han hecho tristemente conocidos debido a tres accidentes aéreos en el entorno de la Manga del Mar Menor en Murcia, en los que fallecieron cuatro aviadores del Ejército del Aire.
Tres millones para los aviones de patrulla
En una situación parecida se encuentran los tres aviones de patrulla marítima P.3 Orion que en la actualidad operan desde la base aérea de Morón de la Frontera. Se trata de aeronaves adquiridas de segunda mano a Noruega hace ya 30 años y modernizadas hace una década.
Coincidiendo con los contratos de repuestos para los entrenadores, el Ejército del Aire puso en marcha hace tres semanas un tercer expediente dotado con un presupuesto de casi tres millones paraponer a punto hasta dos de los tres P.3 Orion en servicio. El plan es invertir 1,4 millones en una profunda revisión de uno de los aparatos y dejar atada una posible revisión de otra aeronave por el mismo importe, que dependerá al final de los plazos y tiempos de entrega del primero. “Solo es segura la entrada en revisión de uno de ellos”, destaca el contrato.
En el caso de los P.3 Orion no hay relevo a la vista, aunque el principal candidato sería la versión de patrulla marítima del C295 fabricado por Airbus en su planta de Sevilla, del que el Ejército del Aire ya tiene 13 aviones en la configuración de transporte.
El problema de la antigüedad de la flota no es alguno nuevo en el Ejército del Aire y no afecta solo a los aviones de patrulla marítima y a los entrenadores. Hace años que los mandos vienen alertando también de que otros aviones como los CN235 de búsqueda y rescate, los cazas de combate F-18, en concreto, los de Canarias, o los F-5, utilizados para la formación avanzada de pilotos de combate, tienen las horas de vuelo contadas. A falta de programas y, sobre todo, de financiación, la Fuerza Aérea continúa actualizando los sistemas y las estructuras, en la medida de lo posible, y dedicando fondos a un meticuloso mantenimiento en las maestranzas aéreas de Sevilla, Albacete y Madrid, verdaderos centros de excelencia, con el apoyo de empresas del sector de la defensa.
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