España

14-M: el día que volaron las previsiones de Sánchez

Sin la hoja de ruta, Moncloa necesita unos Presupuestos que le den oxígeno hasta las elecciones

Sesión de control al Gobierno
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer durante la sesión de control en el Congreso de los DiputadosPoolPool

La crisis del coronavirus ha sacudido los cimientos de Moncloa literal y figuradamente. El complejo presidencial se ha visto seriamente diezmado por los efectos del COVID-19, llegando incluso a cobrarse la vida de un trabajador y dejando fuera de juego durante semanas a la vicepresidenta Carmen Calvo y las ministras de Política Territorial, Carolina Darias; e Igualdad, Irene Montero. En lo estrictamente político ha arrasado las previsiones del Gobierno y ha obligado a replantear toda su estrategia de legislatura desde cero, incluidas las alianzas. Una nueva prueba para la resistencia de Pedro Sánchez, curtido en sobrevivir a las situaciones más adversas a lo largo de su trayectoria. En su entorno aseguran que cada día ganado es una pequeña victoria al virus, una frase que antes referían a la oposición y que ahora se ha modulado por el contexto de la pandemia. La implicación del Gabinete ha sido «total», apuntan desde Moncloa, las horas de reuniones y comunicación constante en la gestión de la epidemia han restado horas de sueño. «Apenas dormimos dos», aseguraban desde el Gobierno la noche en la que alumbraron el real decreto que instauraba el estado de alarma y, por extensión, el confinamiento en el que seguimos sumidos dos meses después.

Si echamos la vista atrás, en febrero el Ejecutivo preparaba el «esqueleto» de sus Presupuestos Generales del Estado, el salvoconducto para sobrevivir toda la legislatura. La aprobación de las cuentas públicas estaba ligada irremediablemente al apoyo de los independentistas de ERC y, para granjearse su favor, Moncloa escenificaba una «mesa de diálogo» con pompa y boato en las mismas dependencias que ahora gestionan el avance del virus. De esas cuentas ya no queda nada. Desde Hacienda no aciertan a iniciar unos nuevos trabajos hasta que las previsiones que se arrojen sean realistas.

Unas previsiones nada halagüeñas y que han hecho despertar el viejo fantasma del rescate. Sin Presupuestos y sin mesa de diálogo, el Ejecutivo se resiste a soltar amarras de los soberanistas, que han perdido una notable capacidad de influencia. Aunque desde Moncloa se apuesta por «consolidar» los apoyos de la investidura, ya dan pasos para ampliar esas «mayorías» hacia el espacio del centro derecha. Aunque en un primer momento PP y Ciudadanos fueron los puntales en los que sostener un estado de alarma que se veía como recentralizador por algunos de los socios como PNV y ERC, lo cierto es que la presión de Vox ha hecho virar al PP y permitir que sean los naranjas quienes copen la centralidad.

Y es que la falta de alternativa política es la principal baza que juega el Gobierno para no perder la calma en esta crisis. En Moncloa esperan poder reconducir la situación antes de que acabe la legislatura y que la recuperación sea tan extrema como está siendo la caída. El instrumento para ello son, de nuevo, unas cuentas públicas y el Ejecutivo ya abre su abanico de alianzas para forjar unos Presupuestos de la reconstrucción que permitan relanzar el país y agotar la legislatura en el nuevo marco postpandemia.

En el Ejecutivo reconocen errores, pero inmediatamente apuntan hacia los aciertos. «Llegamos tarde, pero nosotros actuamos antes», aseguran, sacando pecho por uno de los confinamientos más estrictos de Europa. Se hace especial hincapié en el esfuerzo de transparencia y comunicación que se ha hecho desde el Gobierno. También el contacto directo con los territorios y tomando como base para todas las decisiones el criterio de los expertos. Algo que no ha sido óbice para recibir críticas por la «unilateralidad» y la falta de comunicación con el resto de actores políticos y regionales. El camino hacia la «nueva normalidad» y la capacidad de reaccionar ante eventuales rebrotes será el futuro más inmediato que habrá que afrontar, a medio y largo plazo, lograr reconducir su proyecto de país.