Ministerio del Interior

Carmen Rodríguez-Medel: “Un hueso muy duro de roer”

Mandó a juicio a Cifuentes por su máster y lidió contra la corrupción en Marbella. Pasó también por el Ministerio de Justicia y el CGPJ

La magistrada Carmen Rodríguez-Medel, durante una comparecencia en el Congreso en 2019
La magistrada Carmen Rodríguez-Medel, durante una comparecencia en el Congreso en 2019Congreso de los DiputadosLa Razón

Seria, disciplinada, rigurosa y trabajadora sin límite y firme hasta la extenuación en aquello en lo que cree. Así le definen quienes bien conocen a esta magistrada que ocupa actualmente el número 2370 del escalafón judicial, perteneciente a la 50 promoción y que se incorporó a la Carrera Judicial en 1999. Hija y nieta de guardias civiles, casada con un magistrado de su misma promoción, conoce tanto los entresijos de luchar contra la corrupción como el trabajo más «oscuro» de despachos y el estar en el foco mediático. Sólo le quedó pendiente no haber podido lograr la plaza en la Audiencia Nacional en 2010 cuando el CGPJ hubo de nombrar a un magistrado en comisión de servicios tras la suspensión de Baltasar Garzón. Pablo Ruz fue elegido. Pertenece a la Asociación Profesional de la Magistratura. La mayor parte de su carrera su carrera profesional la ha desarrollado en juzgados de instrucción, excepto su paso como letrada en el Servicio de Relaciones Internacionales del Consejo General del Poder Judicial y de asesora en el Ministerio de Justicia cuando Rafael Catalá estaba al frente del mismo.

Quienes trabajaron codo con codo con ella en Justicia no escatiman elogios: «Es una le excelente juez, rigurosa, buena jurista, trabajadora, con calidad intelectual... hizo un gran trabajo con la Lecrim, Código Penal penal y cualquier tema que se le encomendase». Eso sí, ese ímpetu le lleva a ser «muy rigurosa, a veces inflexible, cuando cree que tiene razón lo defiende a muerte. Es una persona con principios y firmeza».

Uno de sus compañeros de promoción también tiene de ella la imagen de ella de magistrada de fuertes convicciones. «Es muy trabajadora, incansable e infatigable . No se achica ante nada y desde luego si piensa que tiene que meter la cabeza en una pared no para hasta que la saquen por el otro lado».

Resume su personalidad como magistrada en una frase: «Es muy profesional. Un hueso muy duro de roer». Quizás por eso no le ha temblado la mano a la hora de advertir al Ministerio de Interior.

Gran parte de su bagaje lo adquirió en Marbella, dondedesenmascaró toda la corrupción política y urbanística, con los casos «Marbella» y «Minutas» . En su actual juzgado, al que llegó en 2018, instruyó todo lo relacionado con el máster de Pablo Casado y Cristina Cifuentes y la tesis de la ex ministra Carmen Montón. Mandó a juicio a Cifuentes.