8-M

Mamen, la jueza del 8-M que busca la verdad...y la encuentra

María del Carmen Rodríguez-Medel, hija y nieta de guardias civiles, ha saltado a la palestra por el 8-M, pero ya llevó los casos de Casado y Cifuentes

La magistrada Carmen Rodríguez-Medel, durante una comparecencia en el Congreso en 2019
La magistrada Carmen Rodríguez-Medel, durante una comparecencia en el Congreso en 2019Congreso de los DiputadosLa Razón

Promoción 50 de la Escuela Judicial. Curso 1988-1999. Director, Jesús Corbal, quien con el tiempo llegó a magistrado de la Sala Civil del Tribunal Supremo. Casi 150 nuevos jueces se incorporaban a la Carrera judicial tras superar la formación práctica en Barcelona. Entre ellos nombres que luego, por mor de procedimientos que han tenido que instruir o cargos que ocupan, han pasado a ser «públicos».

En esa promoción, de la que el número 1 fue Francisco de Borja Villena Cortés –destinado en la Audiencia Provincial de Madrid–, está Carmen Rodríguez-Medel Nieto, quien, al igual que los que figuran en su misma orla, veía logrado su objetivo de acceder a la judicatura tras licenciarse en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. En ese curso de formación ya dejó patente su personalidad: discreta, responsable, relaciones sociales justas y muy trabajadora. Allí también conoció a quien es su marido y padre de sus hijos, Jaime Serret, destinado también en un juzgado de Instrucción de Madrid.

Compañeros de promoción son, entre otros, Miguel Ángel Torres, quien instruyó, entre otros , el «caso Marbella», un gran escándalo de corrupción política y urbanística, María Jesús del Barco, actual jueza decana de Madrid, Jesús Manuel Villegas, decano de los jueces de Guadalajara, y Francisco Javier Urquía, quien fue condenado a dos años de prisión por cohecho y prevaricación. Una promoción que, también por circunstancias de la vida, no pudo recibir sus despachos de manos del Rey Don Juan Carlos, quien no pudo acudir al acto, por lo que fue el entonces presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Pascual Sala, quien lo hiciera.

La formación siempre ha sido una constante en su vida y, especialmente, le atrae todo lo relacionado con el mundo jurídico internacional. Eso le llevó a formar parte como letrada del Servicio de Relaciones Internacionales del Consejo General del Poder Judicial y a realizar su tesis doctoral también sobre esa materia. «Prueba penal transfronteriza: su obtención y admisibilidad en España» era el título de la tesis que defendió en la UCM bajo la dirección del catedrático de Derecho Procesal de la UCM Fernando Gascón Inchausti.

Una más de todo el grupo

En el Consejo, circunstancias de la vida, coincidió durante un tiempo con el que entonces era vocal a propuesta del Partido Popular, Fernando Grande-Marlaska, actual ministro del Interior con el Gobierno del PSOE. Hoy la sociedad ha oído hablar y no poco de Carmen Rodríguez-Medel, pero en la Escuela Judicial prácticamente nadie la llamaba por su nombre. Todos la conocían como «Mamen», una aspirante a culminar los estudios para ingresar en la Carrera Judicial, «una más de todo el grupo, que no llamaba la atención de forma especial. Iba a clases, estudiaba y no solía quedar a salir con mucha gente.

Era más bien reservada en ese sentido, y desde que empezó a salir con Jaime, menos, ya solo lo hacía con él o con los compañeros de piso», señala la LA RAZÓN uno de los integrantes de su misma promoción. «No era una chica de mucho salir, más bien lo contrario, y si ya tenía la virtud de la constancia y el esfuerzo, no se puede decir que tuviese el don de la sociabilidad». En cambio, en ese curso de formación ya demostró que «cuando se empeñaba en que tenía la verdad, la defiendía a carta cabal, no se daba por vencida fácilmente y era muy, muy competitiva».

Se negó a realizar un examen

Y, por eso, «por defender lo que consideraba justo», se sumó a la práctica totalidad de sus compañeros de negarse a realizar un examen. «En el Plan de estudios no figuraba la realización de exámenes, sí de ejercicios prácticos, que era lo que hacíamos». Por eso, cuando la dirección se empeñó en hacer un examen que tendría mucho peso en la calificación final, «nos fuimos a la biblioteca y no lo hicimos. Solo lo realizaron tres. Nos querían imponer un modelo de juez y nos negamos». Entre los que llevó a cabo ese «encierro» en las horas de examen estaba «Mamen».

Una vez incorporada a la Carrera Judicial uno de los momentos más tristes que le tocó vivir fue cuando estaba destinada en Marbella, al igual que su marido. Allí coincidieron cuatro compañeros de promoción, pues además de ellos estaban Miguel Ángel Torres y Francisco Javier Urquía, cuando comenzó la investigación sobre este último. «Lo pasó mal porque era un compañero de promoción, aunque ni ella ni su marido tenían relación con Urquía». Otro de quienes la conocieron y coincidieron en Barcelona durante el período de formación sostiene que ha cambiado muy poco desde entonces: «Allí era más que trabajadora y ahora es igual, busca la verdad dándole igual al que le pueda afectar».

Es reservada y celosa de su intimidad: «Vive para su trabajo y su familia, es muy suya y disfruta muchísimo con su trabajo». Siguen sin gustarle mucho las relaciones sociales ni estar en grupos. Buena prueba de ello es que se ha «salido» del chat de whatsapp de miembros de la Asociación Profesional de la Magistratura, a la que pertenece, y del que mantienen compañeros de su promoción. Esta personalidad la ha traslado al juzgado, donde no le tembló la mano a la hora de investigar el máster de Pablo Casado y Cristina Cifuentes al poco tiempo de dejar el Ministerio de Justicia, donde estuvo como asesora de la Secretaría de Estado cuando el ministro del ramo era Rafael Catalá. Tras las investigaciones, archivó lo relativo a Casado, al igual que con la tesis de la ex ministra socialista Carmen Montón. «Es unamujer bastante celosa de su trabajo, llega hasta el final y actúa en consecuencia, afecte a quien afecte, como ocurrió con Cifuentes. El haber trabajado con un ministro del Partido Popular no le influyó lo más mínimo».

En su trabajo es seria, disciplinada, rigurosa y muy garantista. Así la definen algunos abogados que han tenido causas en su juzgado. Es una magistrada «que sabe estar en su sitio, seria y currante, currante, muy de defender su posición, de mantener las distancias». Quizá por ello no sea una magistrada que tenga un sentido del humor muy fino, más bien todo lo contrario. «Yo pocas veces la he visto reír y desde luego no se puede decir que sea como Chiquito de la Calzada. Sentido del humor tiene más bien poco, eso está claro, pero es muy buena gente y una magnífica profesional que se estudia y prepara todas las actuaciones», señala un abogado que la ha tenido enfrente en un procedimiento.

Por humor, no es Chiquito de la Calzada

También en su juzgado se vio en la necesidad de ejercer de «intérprete» de inglés. Sucedió durante una comparecencia en una causa donde está implicada una aerolínea extranjera por un tema relacionado con una presunta falsificación de una de las revisiones de una aeronave. En ese acto debía declarar uno de los afectados, perteneciente a esa aerolínea. Como dominaba el inglés se decidió que respondiese en este idioma, llamándose al correspondiente intérprete. Pero éste tenía alguna que otra «dificultad» para traducir fielmente lo que preguntaban las partes, quizá por tratarse de términos muy jurídicos. Por ello, al final decidió ella misma ser quien realizara las preguntas en inglés.

Ahora, a la magistrada Carmen Rodríguez-Medel, «Mamen», tampoco le ha temblado la mano para recordarle al ministro Marlaska, a quien más de una vez se debió cruzar en los pasillos del CGPJ, que la Guardia Civil solo debe informarle a ella dentro de la causa donde se investiga por prevaricación al Delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, por la autorización de la manifestación feminista del 8-M. Casado, Cifuentes, Montón…y ahora el 8-M. Como dice un compañero de promoción: «Le dan igual los nombres, solo busca la verdad…y la encuentra».