Barómetro del CIS

El «parasociólogo» que engorda al PSOE

Para Tezanos una encuesta bien hecha cuesta entre 80.000 y 100.000 euros, como mínimo, las del CIS llegan a los 300.000

El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas, José Félix Tezanos, durante una comparecencia en el Congreso.
El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas, José Félix Tezanos, durante una comparecencia en el Congreso.Ricardo RubioEuropa Press

El que fuera responsable de Estudios y Programas de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, José Félix Tezanos, dos meses antes de la moción de Censura contra Rajoy, calificaba a la mayoría de los sondeos electorales de «parasociología, una especie de brujería» que saca conclusiones erróneas «despreciando los datos empíricos», al conjunto de empresas demoscópicas españolas. Solo salva de la quema a su encuestadora, y al CIS.

Según él, una encuesta bien hecha técnicamente cuesta entre 80.000 y 100.000 euros, como mínimo –las del CIS llegan a los 300.000–. Tezanos tiene un sueldo bruto cercano a los 100.000 euros anuales. Justificado por lograr una supuesta mayor transparencia, una de las primeras medidas que toma en otoño de 2018 es cambiar de método para estimar el voto, suprimiendo la «cocina» y sustituyéndola por «cálculos directos» sobre la intención de voto. Es en este momento en el que la inmensa mayoría de la comunidad sociológica y politológica nacional comienza a cuestionar las nuevas directrices.

El CIS afirma, o advierte, que «la intención de voto que ellos presentan en su informe son datos directos de opinión y no suponen ni proporcionan por sí mismos ninguna estimación de hipotéticos resultados electorales, y que se limitan a presentar los resultados de aplicar un modelo básico que emplea directamente los datos, sin transformar o corregir la opinión pública».

Este planteamiento introducido por Tezanos colisiona frontalmente con la metodología tradicional del CIS, que presentaba los datos de voto como resultados de aplicar un modelo de estimación basado en los datos directos de opinión («intención de voto» e «intención de voto + simpatía») recogidos por la encuesta. Pero se ponderaban los datos por recuerdo de voto imputado y aplicación de modelos que relacionan la intención de voto con otras variables. Proceso que ahora se obvia.

El voto directo por sí mismo no determina la estimación de voto real, ni tiene por qué guardar proporción directa con él, ya que la manifestación directa de voto debe ponderarse con diversas variables, como son, por ejemplo, la simpatía o el recuerdo de voto en las últimas elecciones, entre otras.

Otro factor que nos debe hacer reinterpretar los datos del CIS es la muestra entrevistada. En todos los barómetros de esta nueva era, la muestra de votantes que recuerdan haber votado al PSOE en las anteriores elecciones generales, sean las de junio de 2016 o las de abril y noviembre de 2019, está sobredimensionada. Los encuestados que votaron al PSOE en los barómetros representan un peso mucho mayor en la muestra del que les debería corresponder.

Por lo que todos los barómetros cuentan con este sesgo que beneficia al PSOE. En las elecciones generales de 2019, los pronósticos del CIS fallaron más que el de la mayoría de institutos demoscópicos privados, ya que el aseguraban que el PSOE obtendría más escaños y voto de los que finalmente obtuvo. En el barómetro previo a las elecciones del 10-N, atribuía al PSOE el 32,2% del voto y 150 escaños. El resultado de las urnas fue del 28,3% y 120 actas.