BNG

En Marea, el movimiento que naufraga

Todo apunta a que caerán a la cuarta posición y que el PSOE y BNG reciban los votos de los desencantados

Galicia En Común-Anova Mareas inicia campaña electoral en Vigo
El candidato de Galicia en Común a la Xunta, Antón Gómez-Reino, el pasado 26 de junio en la tradicional pegada de cartelesSalvador SasEFE

La escasa implantación territorial de los de Pablo Iglesias en la comunidades gallega y catalan se remonta a las elecciones generales de junio de 2016. Tuvieron que aliarse con otras fuerzas políticas emergentes para poder competir por escaños en las elecciones.

En septiembre de ese mismo año, Podemos e Izquierda Unida se ven obligados a reeditar aquellos pactos para acudir a los comicios autonómicos en una candidatura que en esa ocasión estuvo liderada por En Marea y en la que se integraban, como segundos de abordo, Podemos e Izquierda Unida.

El resultado de las elecciones al Parlamento de Galicia fue todo un éxito para los de En Marea, formación que logró desbancar al PSOE de su histórico segundo puesto en la comunidad, relegándolo al tercero.

La confluencia podemita en Galicia consiguió el 19,1 por ciento de los votos, mientras que los socialistas se quedaban con el 17,9 por ciento. El otro partido de la izquierda gallega, el BNG, también sufrió un retroceso, pues perdió su tradicional tercer puesto y bajó a la cuarta posición.

Hoy, la expectativa de voto de Galicia en Común-Anova, que es como se denomina en esta ocasión a la coalición que se presentará a las elecciones del próximo 12 de julio, es de tan solo el 7,8 por ciento, y pasará de 14 a entre cinco y seis escaños.

En Marea, los que prestaron su nombre e infraestructura en las elecciones de 2016 ahora rompen con sus antiguos socios y se presentarán en una lista aparte, junto a otros dos partidos: Compromiso por Galicia y Partido Galleguista.

Al igual que ocurrió en septiembre de ese año 2016, esta candidatura de En Marea-Podemos consiguió crecer principalmente gracias al voto joven y del PSOE y BNG. Sin embargo, ahora devuelve una parte muy importante del crédito electoral que recibió hace cuatro años.

Muchos ciudadanos de los que eran votantes habituales del PSOE y BNG, que prestaron su voto a este experimento, han decidido volver a votar a estos dos partidos tradicionales.

Tal y como se desprende del sondeo publicado por LA RAZÓN, se aprecia que el 25,5 por ciento del voto que obtuvo en 2016 En Marea-Podemos, regresa al PSOE y que otro 24, 5 por ciento vuelve al BNG. Mientra, otro 12 por ciento decide ahora abstenerse y un 4,7 por ciento votaría a la nueva coalición En Marea, separada de Unidas Podemos.

Eso sí, únicamente uno de cada tres (33,2 por ciento) de los que votaron a la confluencia gallega de Podemos en 2016 lo volvería a coger la misma papeleta en esta ocasión.

Estas son las principales razones de la debacle electoral de los de Iglesias en Galicia. Por lo tanto, según todos los análisis y encuestas publicadas hasta el momento, todo indica que caerá a la cuarta posición en las próximas elecciones regionales.

La posible transferencia de voto desde la confluencia a las otras dos fuerzas de la izquierda gallega es la principal razón del crecimiento de ambas, puesto que socialistas y nacionalistas gallegos vuelven a niveles similares a los que tuvieron en las elecciones autonómicas del pasado año 2012, las anteriores a la coalición En Marea-Podemos.

Se dice que las victorias tienen padre pero las derrotas son huérfanas. De ahí que es muy probable que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, no participe en esta atípica campaña electoral gallega para no tener que compartir más cuota de responsabilidad en el fracaso electoral, de la debida, dejando de esta forma a su sucursal gallega a la deriva y sin capitán. De momento, tiene previsto acudir a la ciudad gallega de Vigo para acompañar al candidato gallego, Antón Gómez-Reino. El naufragio de los morados está asegurado en las costas gallegas.