Pablo Iglesias

El Gobierno desautoriza a Iglesias en sus ataques a la prensa

La vicepresidenta Calvo y las ministras Robles y Laya se desmarcan de su "colega" del Ejecutivo y Sánchez evita respaldarle

Los ataques de Pablo Iglesias a los medios de comunicación y a determinados periodistas están causando un profundo malestar en el Gobierno. El silencio que mantuvieron los tres ministros socialistas que compartían rueda de prensa con el vicepresidente segundo cuando ayer pidió “naturalizar el insulto” a los profesionales de la información, se ha revertido hoy. Si ayer la portavoz gubernamental, María Jesús Montero, hizo una tímida defensa del “respeto de este Gobierno a los medios” hoy ha sido el presidente y tres las titulares del Ejecutivo que se han desmarcado abiertamente de las palabras de su “colega” de Gabinete. Sánchez ha evitado respaldarle, asegurando que “si no ha hecho valoraciones sobre mí” -en alusión a las informaciones “buenas, negativas y muy negativas” que ha recibido durante su vida política-, “no las voy a hacer sobre nadie más”. Un posicionamiento similar al que ya expuso el lunes desde Lisboa.

Pero sin duda, la más vehemente ha sido la ministra de Defensa, Margarita Robles, que esta mañana ha dicho “no compartir en absoluto” las palabras de Iglesias, porque si bien “la crítica es sana, el insulto nunca es aceptable”. La titular del Gobierno se ha mostrado tajante y ha señalado que, aunque no valora “las opiniones de otros colegas”, no comparte que “Pablo Iglesias justifique los insultos”. Así se ha expresado en la madrileña base de Torrejón de Ardoz, donde ha visitado la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER) y la Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue (UMAAD), dos de las unidades que pusieron sus medios sanitarios a disposición de la “Operación Balmis” contra el coronavirus” para, entre otros, medicalizar aviones o montar la UCI del hospital de Ifema.

“En una sociedad democrática los insultos no pueden ser nunca justificables, ni en las redes ni en ninguna parte”, ha dicho la ministra para añadir que “tenemos que construir una sociedad basada en el respeto, la tolerancia y en tender puentes. La crítica es muy sana en Democracia pero el insulto, en lo que tiene de descalificación y de destrucción de puentes, no es aceptable”. Al mismo tiempo, ha mostrado su apoyo a los medios de comunicación asegurando que “son el oxigeno de la Democracia y, por tanto, no comparto las críticas y las descalificaciones que se puedan hacer a los medios de comunicación”.

En la misma línea se ha manifestado la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que ha dejado solo al líder de Podemos, circunscribiendo sus palabras a “su opinión” y dejando claro que la posición de “todo el Gobierno” es que “respetamos el trabajo que hacen los medios de comunicación, que forma parte de un derecho de la estructura de las libertades de nuestro país, que es la libertad de expresión”. El Gobierno respeta a los medios tanto cuando nos son proclives como cuando no. El Gobierno tiene que ocupar su lugar y su lugar es el respeto a los medios y su pluralidad”, ha señalado.

No han sido Pedro Sánchez, Carmen Calvo ni Margarita Robles los únicos dirigentes socialistas que han escenificado la soledad del vicepresidente del Gobierno en su cruzada personal contra los medios de comunicación. A primera hora de la mañana evidenciaba este mismo distanciamiento sobre las manifestaciones de Iglesias sobre “naturalizar el insulto”, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Lo ha hecho en un desayuno informativo de Europa Press, donde ha asegurado que “todo el mundo tiene la libertad de expresarse, pero tiene que ser con respeto”. La titular de Exteriores ha dejado claro que se desmarca de las opiniones del vicepresidente, tras asegurar el también líder morado que “la crítica es una cosa normal y propia de las democracias e incluso las cosas desagradables que vemos en las redes sociales y que no nos gustan a nadie también son normales”. González Laya ha insistido en que ella desearía que “la libertad de expresión se haga con respeto a las personas”. En su opinión, “vivimos en democracia y tenemos que garantizar que todo el mundo tiene la libertad de expresarse”.