Elecciones autonómicas
La nueva normalidad: gana el PNV
Urkullu vence con holgura y Vox logra entrar con un escaño. El PSE quiere reeditar el pacto con el PNV pero también podría sumar a la «navarra» con Bildu, que se consolida como segunda fuerza
El PNV vuelve a ganar en el País Vasco, donde Bildu sube a costa del desplome de Podemos, el PSE repunta ligeramente, cae el PP y la gran sorpresa en Euskadi la protagoniza Vox, que ha conseguido su única representación por la provincia de Álava: Amaia Martínez, en un Parlamento donde más de dos tercios de los escaños (53) serán nacionalistas.
El candidato del PNV, Iñigo Urkullu, ha salido reforzado de los comicios y, aunque necesitará al PSE-EE para lograr la mayoría absoluta, podrá disfrutar de una legislatura sin sobresaltos. De los 28 asientos de 2016, la formación «jeltzale» aumenta en tres su representación en unos comicios con una abstención histórica que alcanzó el 47 por ciento.
Los abertzales de Bildu se refuerzan con cuatro diputados y llegan a 22. Remontan así los datos de hace cuatro años y superan los de la cita de 2012, cuando se hicieron con 18 y 21 escaños, respectivamente.
Elkarrekin Podemos-IU pierde nada menos que cinco representantes, que al restar de los 11 de la última cita, quedan en seis. Los morados no logran así rentabilizar su presencia en el Gobierno, en su primera cita con las urnas desde su llegada a la Moncloa. La marca vasca de Podemos se ha mostrado favorable a la formación de un tripartito junto a EH Bildu y el PSE-EE durante toda la campaña, y el resultado les da los 38 asientos que otorgan una mayoría que todo apunta será estéril por la voluntad del PSE de apoyar al PNV.
Los socialistas, por su parte, llegan a los diez diputados en la Cámara vasca, uno más, y desbancan a Podemos en la tercera posición como fuerza política.
Mientras, la suma de PP+Ciudadanos, una apuesta personal de Pablo Casado, consigue cinco representantes, mientras que Vox logra el único parlamentario que vaticinaban los últimos sondeos.
Después de cuatro años en minoría en los que se ha visto obligado a pactar presupuestos con el PP y con Podemos, el PNV recupera la iniciativa parlamentaria, y lo hace después de ganar en las tres provincias vascas y subir tres escaños. Este resultado demuestra que no ha habido desgaste ni penalización por la gestión de la pandemia por Covid-19 o por la crisis generada al derrumbarse el vertedero de residuos privado de Zaldibar, donde hay dos desaparecidos desde hace cinco meses.
Para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento vasco es necesario obtener 38 de los 75 escaños que componen la cámara autonómica, una cifra que ninguna formación política ha alcanzado por sí misma en 36 años. Pero los pactos a nivel nacional entre el PSOE y el PNV auguran de nuevo el entendimiento entre los socialistas y los nacionalistas, de manera que Urkullu retendría su posición de privilegio en Ajuria Enea al sumar ambos 41 y superar con holgura la mayoría absoluta. Como en 2016, Idoia Mendia ofrecerá los escaños del PSE-EE.
El partido presidido por Andoni Ortuzar encabezaría el Ejecutivo vasco por tercera vez consecutiva, desde que Íñigo Urkullu le arrebatara el puesto de lendakari a Patxi López en 2012. El socialista ha sido el único político en ostentar el cargo sin pertenecer al PNV desde que comenzaron las elecciones democráticas al Gobierno vasco en 1980.
Urkullu superaría los diez años de Juan José Ibarretxe al mando, y se quedaría a dos de igualar al presidente más longevo de la democracia en la comunidad, José Antonio Ardanza.
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