Elecciones País Vasco

PP+Cs: el experimento fallido de una suma que resta

Iturgaiz no frena la caída. La coalición no funciona y baja en número de escaños con respecto a 2016 pasando de 9 a 5, de los cuales dos diputados son de los naranjas

El candidato de PP+Cs, Carlos Iturgaiz junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, Antonio Terol y Raquel González, ayer en Vizcaya
El candidato de PP+Cs, Carlos Iturgaiz junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, Antonio Terol y Raquel González, ayer en VizcayaMiguel ToñaEFE

La coalición de PP y Ciudadanos no revalidó la barrera de los 9 escaños que lograron los populares en los pasados comicios.

Los pronósticos no eran buenos con Alfonso Alonso –las encuestas le daban cinco–, pero tampoco mejoraron sin él. El líder de los populares, Pablo Casado hizo una apuesta personal con Carlos Iturgaiz, quien en 1998 logró subir al PP vasco a las mejores expectativas históricas, situando al partido en la segunda fuerza política del País Vasco. Sin embargo, la alianza de PP+Cs, que los populares fraguaron con los de Arrimadas; se convirtió, en el territorio hegemónico del nacionalismo, en la suma que resta con solo cinco.

Con esta fusión, en realidad, solo sacaron rédito los naranjas quien lograron situar a sus candidatos en puestos de salida, garantizando así la entrada de alguno de sus candidatos en el parlamento de Vitoria, por primera vez. Pero la entente no se podrá vender como una fórmula de éxito y los naranjas podrían quedar incluso diluidos entre los populares vascos. Porque, dispersarse en un hemiciclo de mayoría nacionalista, les haría perder fuerza.

En una atípica campaña, donde las fuerzas de centro derecha no iban unidas, –a pesar de que Iturgaiz tendió la mano al votante de Vox– el candidato constitucionalista a la lendakaritza no consiguió el tirón suficiente para salvar los muebles. La marca de PP, sufre un tremendo desgaste en la tierra vasca desde hace tiempo, pero no sale reforzada con Ciudadanos que, genera confusión por su tibieza en asuntos de calado como el cupo vasco, algo de lo que los antecesores de Cs renegaban y los de ahora pasan de puntillas.

La fragmentación del centro derecha hace mella y, aunque Iturgaiz se reivindicaba como el único candidato del bloque constitucionalista, «dique de contención y antídoto» para frenar al nacionalismo, apelando incluso al voto «útil», no convenció.

La coalición PP +Cs no tenía un escenario fácil por las singularidades de esa tierra, pero ambas formaciones no reniegan de su fusión ya que, recuerdan, siempre se les ha pedido a los partidos políticos de centro derecha ir unidos en las cuestiones fundamentales como defensa de la Constitución, el estatuto, las libertades y la unidad de España. Esa unión para ellos ya «es un triunfo», por encima del mal resultado.

Sin embargo, en el aire está la idea de si compensa la reedición de futuros pactos en otros territorios, pero es algo que ambas fuerzas estudiarían y dejan en el aire por si se reeditara el fracaso y también depende de la singularidad de cada tierra.

Pero ya había un mal precedente. En 1979 Unión Foral del País Vasco (UFV) –coalición formada por los partidos que conformaban Coalición Democrática, así como Demócratas Independientes Vascos lo intentaron sin buenos resultados. Hay quien cree que la entente era una suma «psicológica» para concentrar el voto constitucionalista, pero no funcionó.

Álava, territorio Vox y tierra de Abascal

La fragmentación del centro derecha quedó patente con la irrupción de Vox logrando un escaño por Álava, la tierra de Santiago Abascal. El candidato de PP+Cs, Carlos Iturgaiz, intentó durante la campaña sumar a los de Abascal sin éxito. «Ellos no quisieron», dijo en una entrevista a LA RAZÓN. Hasta el final trató de arañar al votante Vox apelando al voto útil con la idea de que defendería los mismos postulados en los que ellos creían en cuanto a la unidad de España, defensa constitucional y de las libertades, pero no funcionó.La coalición de PP+Cs era un ensayo de la «España Suma» por la que apostaban los de Casado, pero tampoco resultó.