Elecciones Galicia

Fuerte castigo a Iglesias

Feijóo retiene la mayoría absoluta y Urkullu necesitará al PSE para formar gobierno. Debacle de Podemos, que desaparece en Galicia y se queda a la mitad en País Vasco.El batacazo de la coalición PP+Cs da un diputado por Álava a los de Abascal

Alberto Núñez Feijóo logró ayer ampliar su mayoría absoluta en Galicia, la cuarta, con 42 escaños de los 75 de la Cámara gallega, un diputado más de los que consiguió en 2016. El PNV también volvió a ganar las elecciones en el País Vasco, con una importante subida con respecto a las anteriores elecciones al pasar de 28 a 31 escaños. Los nacionalistas vascos seguirán gobernando con el apoyo del PSE.

La gestión de la pandemia ha ayudado a Núñez Feijóo a consolidar sus apoyos en un panorama político nacional en el que no hay ningún otro gobierno autonómico que gestione con mayoría absoluta.

Las urnas le han dado la razón en su decisión de no aceptar las listas conjuntas con Ciudadanos (Cs), como intentó forzar la formación naranja dentro de la negociación con Génova para sellar el acuerdo de coalición en el País Vasco. Cs vuelve a quedarse fuera de la Cámara gallega. Y también se queda fuera Vox. Estas derrotas hacen aún más fuerte la victoria de Feijóo en clave autonómica y también en clave nacional porque ha conseguido «someter» a los dos rivales del PP en el centro derecha con una estrategia política opuesta a la que sigue la dirección nacional de su partido en Madrid. Feijóo ha combatido en el cuerpo a cuerpo a Vox, sin competir en discursos e iniciativas, sino marcando una clara línea divisoria entre lo que es el PP y lo que representan las siglas del partido que preside Santiago Abascal. Desde Madrid contestan que el microclima gallego no tiene nada que ver con la realidad sociológica del voto de derechas en la Comunidad madrileña o en otras importantes «plazas» electorales, y este matiz es cierto, pero, de momento, las urnas han ratificado la moderación de Feijóo y han suspendido al perfil más duro por el que han optado los populares en el País Vasco.

Podemos se hunde en las dos comunidades autónomas. En Galicia, En Marea pasa de los 14 escaños a la nada, mientras que el BNG triplica su representación al alzarse hasta los 19 escaños y desplazar a los socialistas del segundo puesto. La líder de la oposición será Ana Pontón, del BNG. El PSdG se estanca en los 14 escaños, a una distancia de cinco diputados de los soberanistas gallegos. Los resultados históricos de Feijóo le colocan de nuevo ante la expectativa del tren a Madrid, al que renunció en el último congreso del PP.

En el País Vasco el PNV se beneficia de su política de acuerdos con el Gobierno central, y la gestión de la pandemia también le ha ayudado a ganar holgadamente las elecciones. Los fallos de gestión, la corrupción o el derrumbe de Zaldíbar no han pesado en los apoyos recibidos por los nacionalistas, que en el País Vasco siguen siendo vistos como la fuerza de la moderación y del pragmatismo frente a la imagen más radical con la que se les asocia en el resto del territorio nacional. El PP vasco intuyó ya esta situación en la última etapa de Alfonso Alonso y optó por modular la estrategia para ajustarse a este contexto sociopolítico en el que entendían que había voto suyo que ahora apoyaba al PNV. Una estrategia que no se tradujo en beneficios electorales, como tampoco lo ha hecho el giro de 180 grados impuesto por Génova con la coalición con Cs y el cambio de candidato a Lendakari para volver de la mano de Carlos Iturgaiz a las esencias del PP de la etapa de Jaime Mayor Oreja y María San Gil.

La derrota de ETA alteró los parámetros de la política vasca y los populares no han sido hasta ahora capaces de encontrar su sitio. Las urnas confirman que la solución tampoco está en rescatar las recetas que sirvieron en otros tiempos y ante otros problemas. Una advertencia que lleva tiempo escuchándose dentro del partido ante la posición de la dirección de Casado.

El PNV consiguió anoche 31 escaños de los 75 de la Cámara autonómica. En 2016 se quedó en los 28 escaños y el 37,65 por ciento del voto. Aunque Íñigo Urkullu puede elegir socios, todo indica que ya está armado el acuerdo con el PSE. Las formaciones nacionalistas han sido las grandes triunfadoras y PNV y EH Bildu ocuparán más del 70 por ciento del Parlamento. En el segundo lugar sigue Bildu, que obtiene cuatro asientos más, en lo que es el mejor resultado de su historia.

Los socialistas vascos suben por la mínima a la tercera posición, con 10 escaños, uno más que en las anteriores autonómicas, aunque lejos de sus expectativas. Mientras que Podemos se derrumba a la cuarta posición con seis representantes. El partido de Pablo Iglesias es uno de los perdedores de la noche.

La otra derrota se la apunta la coalición PP-Cs. Los populares pierden cuatro de sus nueve escaños y tocan suelo electoral. Una debacle que deja muy herido su futuro y que afecta directamente a Génova. Álava es la provincia de Alfonso Alonso, descabalgado de la dirección regional por el acuerdo con Cs, y fue la que ayudó al PP vasco a resistir en 2016, con 5 escaños de los 9. Por esta provincia ha conseguido Vox su primer diputado.