Elecciones
La lección gallega para las elecciones catalanas
Tres de los partidos «nacionales» –Vox, Podemos y Ciudadanos– se han quedado sin representación parlamentaria en este feudo del PP
Las elecciones gallegas han dejado fuera de juego a tres formaciones de ámbito estatal. Podemos, Ciudadanos y Vox se han quedado lejos de entrar en el Parlamento Gallego. Los naranjas y los extremistas de derecha se han quedado lejos de entrar mientras que los morados han salido de la cámara gallega de una forma ciertamente vergonzante. De hecho, Podemos se ha quedado fuera del Parlamento de Galicia al obtener tan solo 51.223 votos, el 3,93% de los válidos. Pontevedra (4,56%) y A Coruña (4,43%) fueron las provincias con mejor resultado, pero en ninguna consiguió superar la barrera electoral del 5%, recibiendo un fuerte varapalo político que le ha llevado a desaparecer de la política gallega cediendo todo su capital político al Bloque Nacionalista Gallego.
La extrema derecha de Abascal se ha quedado todavía más lejos de entrar en el Parlamento gallego. Vox ha visto achicado su espacio electoral por el discurso del PP gallego. La moderación de Núñez Feijóo ha dejado a los neofascistas con un 2,03% del electorado, aunque con un reparto más homogéneo que los de Pablo Iglesias. Sus resultados oscilaron entre el 2,11% y el 1,94% en las cuatro provincias. Y en Orense, los de Abascal estuvieron a punto de superar a Podemos. Se quedaron a unas escasas centésimas –2,01% Vox por 2,25% Podemos– y a dos décimas en Lugo (2,06% frente a 2,26%).
La debacle de Podemos se puede comprobar en los resultados de los diferentes municipios. No sólo dejaron paso a la apisonadora electoral del PP, al resurgimiento del BNG y a la estabilidad del PSOE, sino que Podemos perdió en un buen número de concellos con respecto a Vox. Los de Abascal
se impusieron a los morados de Iglesias en 122 municipios. Es decir, Vox ganó a Podemos en el 40% de los pueblos gallegos, prácticamente en 2 de cada 5 municipios. Los morados, como premio de consolación, se impusieron en 191 a los verdes.
Podemos tiende a obtener mejor resultado que Vox en los municipios con más habitantes Por el contrario, en las poblaciones pequeñas se impone la derecha. De hecho, los de Iglesias reciben más votos en los 16 mayores municipios de la comunidad. El concello más poblado donde se impone Vox es Ribeira (La Coruña). En las demás provincias, los mayores municipios en los que Vox queda por delante de Podemos son Lalín (Pontevedra), Monforte (Lugo) y Verín (Ourense). También la batalla extraparlamentaria se define territorialmente. Vox se impone a Podemos en los municipios del interior, mientras que Podemos se impone a Vox en los municipios costeros.
En esta batalla extraparlamentaria, hay un tercer actor, Ciudadanos, pero sus resultados en las gallegas lo señalan como el farolillo rojo. Tan rojo que pasó de 48,553 votos en 2016, el 3,38% del voto, a 9.719, un escaso 0,75% el 12 de julio. O sea, Ciudadanos ha perdido 40.000 votos en estas elecciones, acentuando la crisis que se desató tras el fiasco de las últimas generales. De hecho, en 41 municipios los naranjas de Arrimadas no han obtenido ni un solo voto. Dicho de otra manera, en 1 de cada siete municipios, Ciudadanos no recoge ni un solo voto. Sirva de comparación que Podemos y Vox no consiguieron inaugurar su marcador en un solo municipio.
Las victorias de Ciudadanos son más bien pírricas. Consiguieron superar a Vox y a Podemos únicamente en tres pequeños municipios: A Lama (Pontevedra), Taboadela y Padrenda (Ourense). A Vox lo lograron vencer en otros dos, A Arnoia y Cortegada, en Ourense, y a Podemos también lo vencieron en otros dos Vilar de Barrio, Ourense, y Ribeira de Piquín, Lugo. Con estos datos, no extraña que los tres partidos se hayan quedado sin premio en las elecciones gallegas. Seguro que Vox, Podemos y Ciudadanos de Galicia firmaban resultados similares a los suyos en País Vasco, que también son malos, son mucho mejores. Sin embargo, es un mal consuelo porque no tener representación en Galicia y tener una mínima presencia en País Vasco, deja a los tres partidos «nacionales», sin el calificativo de nacional en una comunidad y reducidos a la irrelevancia política en la otra. La tercera en discordia será Cataluña. Las tres formaciones tendrán que afinar su discurso para no repetir el fiasco ni la desesperada batalla en el campo extraparlamentario.
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