Política exterior
Diplomáticos españoles temen que Laya saque a Gibraltar de la lista de paraísos fiscales
Achacan la reunión con Picardo a la «inexperiencia» de la ministra. Casado exige a Sánchez su reprobación y la oposición se une para que de explicaciones en el Congreso por el bandazo del Gobierno en relación al Peñón
Una «reunión informal» que Exteriores quiso presentar como «fuera de agenda» y fortuita a petición de Picardo ha situado a la ministra de Exteriores, Arancha González-Laya, en el foco de las críticas de la oposición, que se ha unido para pedir que comparezca con urgencia en el Congreso para dar explicaciones por lo que se considera un inexplicable golpe de timón en postura tradicional que España ha mantenido en relación a la soberanía de Gibraltar. En medios diplomáticos existe la preocupación de que el impulso del partido socialista al Tratado Fiscal con Gibraltar, el abandono de la cuestión de la soberanía en las negociaciones del Brexit y, finalmente, la reunión sorpresa en Algeciras culminen con lo que sería una cesión irreparable: que España accediera a sacar a Gibraltar de la lista de paraísos fiscales internacionales, una auténtica piedra en el zapato de las autoridades gibraltareñas que buscan por todos los medios blanquear un régimen impositivo privilegiado que ha convertido al Peñón en el cuarto enclave del mundo en PIB per cápita (tras Monaco, Liechtenstein y Luxemburgo) adyacente a una de las regiones con más paro y más deprimidas económicamente de España y de Europa: la comarca del Campo de Gibraltar.
Para el embajador Inocencio Arias lo ocurrido en Algeciras «es un hito más de algo que Moratinos ya empezó». «El PSOE nunca va a hacer nada para resolver las barbaridades que suceden en Gibraltar como que haya tres empresas por cada habitante o el escandaloso contrabando de trabaco. Es todo fachada y bla, bla, bla. Con los gibraltareños no se soluciona nada con el dialogo», explica. Preguntado directamente sobre lo que habría que hacer este diplomático español contesta sin ambages: «Presionando para que se cumpla ley. Que toda persona que entre en Gibraltar para tomarse unas copas y pasar de contrabando cartones de tabaco sepa que va a tener que pasar tres horas esperando en la Verja».
Otro diplomático, este aun en activo, llama la atención sobre la importancia, más allá de lo simbólico, que tienen gestos como el de González Laya y, asimismo, de los posibles efectos jurídicos en Derecho Internacional de escenas como la del jueves en Algeciras: «Noruega perdió Groenlandia por una declaración de su ministro de Exteriores en la que dio a entender que no tenían interés en ella. La ministra debería saber que cuando un ministro de Exteriores habla, quien habla es el Estado». Y también: «No es solo que lo sucedió nos incomode o nos humille sino que va contra lo que ha sido el trabajo de muchos diplomáticos españoles desde hace décadas... y a cambio de nada».
José Antonio Yturriaga Barberán ha sido embajador de España en Rusia, Irlanda, Irak, y ante Naciones Unidas en Viena. Especialmente valioso es su testimonio debido a que, además, fue jefe de la Asesoría Jurídica Internacional del Ministerio de Exteriores. «El principio aceptado era y es que se mantengan conversaciones con dos banderas y cuatro voces. España y Reino Unido como Estados soberanos y Gibraltar y, por ejemplo, la Junta de Andalucía, como parte de las delegaciones», explica. Este principio ya se incumplió con la foto de Moratinos, Miliband y Caruana en 2009, recuerda Yturriaga, que califica de «gran error» el foro tripartito. «Gibraltar no tiene identidad internacional ninguna y por ello la ministra contestó correctamente cuando dijo recientemente que no iba a hablar de soberanía con sus autoridades. Pero acto seguido se reúne con Picardo, algo que considero un disparate que atribuyo más a la inexperiencia de la ministra que a otra cosa. Quizá no se haya dado cuenta del alcance del gesto. En la practica es darle un balón de oxigeno a Gibraltar que les ha hecho crecerse», comenta.
La opinión de otro diplomático con más de 40 años de servicio, Erik Martel, que también fue delegado del Exteriores en el Campo de Gibraltar durante la apertura de la Verja, va por el mismo camino: «Ocupan y mantienen colonizado por la vis coactiva un trozo de España. Instalan en él una base nuclear. Crean una economía artificial y privilegiada que deprime económicamente el entorno salvado de la quema. Desdeñan el mandato de las Naciones Unidas que les obliga a restablecer la integridad territorial de España. En unos momentos en que los vientos soplan a favor de España por mor del Brexit, la ministra de Asuntos Exteriores ha decidido no ya aceptar gestualmente, de iure, la presencia británica en Gibraltar sino consagrarla mediante la creación de una “zona de coprosperidad” o, lo que es lo mismo, favorecer que el expansionismo británico campe por sus respetos, como hasta ahora, en el vecino Campo y alrededores».
Sobre todo esto tendrá que dar explicaciones la ministra en el Congreso si la Diputación Permanente así lo estima en su reunión del próximo martes. Casado ha sido taxativo al respecto: «Sánchez debe reprobar la reunión bilateral de su ministra de Exteriores con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo; un inadmisible reconocimiento como interlocutor válido. Si no, estará admitiendo la renuncia a los derechos históricos españoles». Vox pidió también la comparecencia de Gonzalez Laya y también Ciudadanos a pesar de que el partido naranja ha dado su apoyo al Tratado Fiscal con Gibraltar.
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