Coronavirus

España en la segunda ola

Nuestro país es el octavo país del mundo con más fallecimientos por la Covid-19.

Ciudadanos de Madrid se mueven el metro y transporte publico con mascarillas para evitar contagios del Covid 19
Ciudadanos de Madrid se mueven el metro y transporte publico con mascarillas para evitar contagios del Covid 19Alberto R. RoldánLa Razon

Si comparamos los datos con otros países, los resultados son rotundos: España es el octavo país del mundo con más fallecimientos por la Covid-19. Han muerto a causa del virus prácticamente las mismas personas que en Francia, país que cuenta con un 50% más de población y Alemania, que prácticamente duplica la demografía española, ha registrado 3 veces menos decesos.

En cuanto al número de contagios, la polémica sigue siendo la misma que al principio y, ahora, en los que la medición en el rebrote es muy importante, seguimos sin datos fiables porque depende del recuento que hacen las comunidades autónomas que no están realizando el mismo número de pruebas a la población. Además, hay sospechas de que algunos gobiernos regionales puedan estar excluyendo del número de positivos a los asintomáticos.

Después del confinamiento y con la llegada del verano, muchos ciudadanos pensaron que la pandemia había terminado. Un error, porque la situación respecto al virus no es diferente a la que existía en marzo y, si hay menos enfermos, es debido a que hemos estado encerrados en nuestras casas, no a la erradicación de la Covid-19.

El aumento del ocio nocturno está teniendo consecuencias muy importantes en el rebrote. La noche, las copas y el ambiente veraniego se suman a la convicción que existe entre muchos jóvenes de que la enfermedad solo es grave en los mayores. El resultado es que un mes después de levantarse el estado de alarma, vuelven a encenderse las luces de peligro.

Pero lo que resulta sorprendente es que las autoridades sanitarias no lo tuvieran previsto. Madrid tiene menos rastreadores que un barrio alemán cualquiera y el seguimiento es diferente según el territorio. En Aragón, por ejemplo, son exhaustivos en el rastreo, Cataluña, en cambio, es el colmo del desastre.

En algunas regiones es obligatorio el uso de mascarilla, en otras no, como si el virus se detuviese en las fronteras administrativas.

Los medios de comunicación han puesto toda la atención en los fondos europeos pactados en la Cumbre de los últimos días. A Pedro Sánchez le viene bien, ha visto el hueco político y se ha colado por él.

Al principio no estaba tan claro, los frugales mordían fuerte y todo apuntaba a un fracaso. Pero vino el acuerdo y el líder socialista respiró y tomó impulso, pasando de no querer comparecer en el Congreso para rendir cuentas sobre la negociación a pedir un pleno extraordinario.

En tanto que los focos de la actualidad han estado ocupados en eso, ha pasado de puntillas que, aunque siquiera hemos llegado al otoño, se escapan al control decenas de nuevos contagios y ya se habla de una segunda oleada.

Fernando Simón es un buen epidemiólogo, con mucha experiencia. Fue conocido por la mayoría cuando resolvió de manera sobresaliente la crisis del ébola del año 2014, pero, en esta pandemia, él y su equipo han cometido demasiados errores como para hacerse cargo de una segunda crisis.