Política

El obediente Torra

AMP.- Coronavirus.- Torra alerta de una "situación demasiado crítica" y apela a la responsabilidad
El presidente de la Generalitat, Quim TorralarazonJORDI BEDMAR/GOVERN

Anteayer se celebró en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, un funeral por las víctimas del coronavirus. Al acto no asistió ninguna autoridad del Ayuntamiento ni de la Generalitat, ignorando a las familias de las miles de víctimas y a los estamentos que batallaron en primera línea contra la epidemia.

Siendo esto grave, la noticia es que Torra ha expedientado al Card. Arzobispo Juan José Omella por haber superado el ridículo aforo permitido de 10 personas, mientras se invita a que —casi sin limitación— los turistas visten el templo, reabierto tras las reiteradas demandas de la alcaldesa y la Generalitat para estimular la reactivación económica. El mismo domingo, Omella emitió una muy enérgica —y acertada— nota informativa para salir al paso de lo que con razón considera una «arbitrariedad e indefensión en el derecho a la libertad religiosa y de culto» por parte de la Generalitat.

También está preparando ya acciones ante los tribunales, dada la flagrante discriminación cometida contra los católicos que, al parecer, son ciudadanos de inferior categoría al iluminado e ilustrado Torra y sus acólitos, para los que la Sagrada Familia es una atracción turística de primer orden, sin valor ni significación religiosa alguna.

Es histriónico oír hablar a Torra de «desobediencia» cometida por el Cardenal a las normas por él emitidas respecto al aforo del culto público. El condenado por desobediencia y vicario del prófugo de la justicia, apelando a la «obediencia».