PSOE
Moncloa: vacaciones «en cuarentena»
Sánchez comparecerá «previsiblemente» el martes para hacer balance tras el último Consejo de Ministros ordinario y da la instrucción a su Gabinete de estar «prevenido» para viajar a Madrid en 24 horas si fuera necesario
El Gobierno no da por concluido el curso político con la llegada del mes de agosto. La situación sanitaria, con unos brotes de coronavirus activos en España, obliga a mantenerse alerta y desincentiva la «desconexión total» que habitualmente se lleva a cabo durante, al menos, las dos semanas centrales del citado mes. En Moncloa reconocen que «es imposible hacer cualquier previsión» sobre los planes de un Ejecutivo que se mantiene en modo de «vigilancia serena»: en contacto constante con las comunidades autónomas para hacer un seguimiento de la evolución de los focos activos, pero manteniendo la cautela ante la convicción de que los instrumentos de que disponen las autonomías están siendo efectivos para controlar los brotes.
En Moncloa confirman que la aprobación de un nuevo estado de alarma no está encima de la mesa, ni siquiera de modo quirúrgico en las regiones más castigadas como Cataluña y Aragón, sino que se trata de un instrumento que se aplicaría con carácter general en caso de que la situación se «agravara drásticamente» en todo el territorio nacional. En el tintero queda la aprobación de un «plan B» jurídico, que el Gobierno se comprometió a tener listo antes de verano para hacer frente a la segunda ola que se preveía para otoño y que no se ha impulsado. El único protocolo que se remitió a las comunidades autónomas hace unos días es el «Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por covid-19», una guía a seguir para hacer frente a los focos que están surgiendo a lo largo y ancho del territorio. En ella se especifica la legislación ordinaria a la que pueden recurrir, en ausencia del estado de alarma, para combatir los repuntes de contagios.
«El país se tomará vacaciones, pero este Gobierno seguirá trabajando porque así lo demanda la situación del país», señalan fuentes gubernamentales. Este próximo martes se reunirá el último Consejo de Ministros ordinario, pero todos los titulares que lo componen estarán «prevenidos», si viajan fuera de Madrid, en caso de que haya que convocar reuniones extraordinarias que se demanden por el contexto actual. Se les ha dado la instrucción de estar disponibles para acudir a Moncloa en 24 horas, si fuera necesario convocar algún cónclave de urgencia. Si no hay contratiempos, está previsto que las reuniones se reactiven de nuevo el 25 de agosto. Entre medias, Sánchez se marchará a Lanzarote con su familia una semana, hasta el martes 11.
También desde el sector socialista se avanza que no habrá descanso estival porque durante las próximas semanas tienen por delante un importante esfuerzo de explicación del acuerdo logrado en Bruselas, para buscar su extensión en los Presupuestos Generales del Estado.
Si Hacienda mantiene sus planes de presentar el proyecto de cuentas públicas a finales de septiembre o principios de octubre, tendrá que empezar a trabajarse el apoyo de las fuerzas parlamentarias que lo sustenten en el mes de agosto, tal como se ha avanzado desde el propio Ministerio. De forma que se adopten propuestas de otros grupos que sirvan de asidero para lograr su posterior apoyo en la decisiva votación. Además de las cuentas, el propio presidente del Gobierno se comprometió en una carta al lendakari vasco, Iñigo Urkullu, a seguir trabajando con sus equipos «si es necesario» incluso durante el mes de agosto para convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico, tan pronto como sea posible establecer unos objetivos de déficit y deuda del País Vasco que sean satisfactorios para ambas partes.
Balance de fin de curso
Según informan fuentes de Moncloa, el presidente del Gobierno «previsiblemente» comparecerá el próximo martes, después del último Consejo de Ministros ordinario, para hacer una suerte de balance de estos seis meses en el poder. Esta declaración se cerrará definitivamente el lunes y supondría retomar una tradición que el jefe del Ejecutivo abandonó el año pasado por encontrarse «en funciones»: en agosto acababa de fracasar en un primer intento de investidura por el veto de Podemos y en diciembre trabajaba para ahormar un inédito Gobierno de coalición que finalmente sí fraguó con éxito.
Esta vez será la emergencia sanitaria la que protagonizará el citado balance. Una rendición de cuentas en la línea de las comparecencias que, de forma semanal, Sánchez ofreció durante toda la vigencia del estado de alarma, en un «ejercicio de transparencia» y un «esfuerzo de comunicación» sin precedentes, apuntan desde el Gobierno. Una sobreexposición que, incluso, le acarreó ciertas críticas. Además, esta semana Sánchez ha comparecido también a petición propia ante el Congreso de los Diputados para explicar el «histórico» acuerdo logrado en Bruselas para el fondo de recuperación postcovid y el viernes lideró la XXI Conferencia de Presidentes en La Rioja, presidida por el Rey.
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