España

Europa, a González Laya: «La diplomacia española está en Babia»

Las meteduras de pata de la ministra En numerosas embajadas consideran que «no se entera de casi nada»

Spanish Foreign Affairs Minister visits Greece
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, no es muy valorada en los círculos diplomáticoslarazonAgencia EFE

Una ministra eclipsada. No hay política exterior. Y la poca que existe la lleva unipersonalmente Pedro Sánchez. Es el análisis de destacados diplomáticos que circula por las cancillerías europeas y el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio español de Asuntos Exteriores. La figura de su titular, Arancha González Laya, está muy cuestionada y «solapada» por el presidente del Gobierno. Las últimas meteduras de pata de la ministra, su polémica entrevista con el mandatario gibraltareño, Fabian Picardo, y el duro gol por la escuadra que le metió el primer ministro británico, Boris Johnson, contra el turismo español, han sido la gota que colma el vaso. En numerosas embajadas existe una total decepción con nuestra acción internacional: «La diplomacia española está en Babia», aseguran fuentes diplomáticas como prueba de que la titular de Exteriores «prácticamente no se entera de casi nada».

González Laya es una mujer de buena formación, pero con un perfil muy técnico y sin olfato político, opinan en círculos diplomáticos. Licenciada en Derecho, con un postgrado en Derecho Europeo, en sus inicios en el sector privado trabajó como asesora de empresas en temas relacionados con el comercio, competencia y ayudas de Estado. Durante muchos años su actividad se desarrolló en la Comisión Europea, primero como portavoz de Comercio con el comisario Pascal Lamy y luego como su jefa de gabinete, puesto que también ocupó en los ocho años que Lamy estuvo al frente de la Organización Mundial del Comercio (OMC). En aquella etapa era la encargada en la institución de representar a la OMC ante el G20 y de establecer diversas iniciativas de ayuda a cambio de facilitar el comercio.

Esta trayectoria no le ha valido para conocer bien los complicados entresijos de Bruselas, donde varios asuntos le han pillado de sorpresa. «La ministra está en off», dicen algunos embajadores. Las recomendaciones de Gran Bretaña, Alemania, Bélgica y Holanda de no viajar a España han supuesto un mazazo contra el turismo, y demuestran que a González Laya le interesa más la agenda climática que nuestra primera industria nacional. El forcejeo con Johnson se saldó con un rotundo fracaso. Los despistes de Alaya tendrán lesiva repercusión en la economía, con unas pérdidas enormes para el sector turístico, dónde afirman: «Le importamos un bledo».

En otra área estratégica, agricultura y ganadería, también la UE nos ha dado la espalda. Las ayudas de la Política Agrícola Común han disminuido cuantiosamente y provocan quejas en el sector del campo. «El Gobierno pretende que Bruselas blanquee su inacción», advierten los empresarios ante el discurso triunfalista de Sánchez a su vuelta de la capital europea. También acusan a la ministra de no haber tenido influencia para designar a su compañera de gabinete, Nadia Calviño, como presidenta del Eurogrupo, cuando se daba por cantada su victoria y en el último momento afloró el voto negativo de una delegación. «No se enteró de nada», insisten fuentes diplomáticas que observan a su antecesor, Josep Borrell, «de perfil bajo», pese a su cargo en la UE.

Aránzazu «Arancha» González Laya, nació en San Sebastián, hija de un director de escuela pública. Se crió en la también guipuzcoana localidad de Tolosa y habla euskera, español, inglés, francés, alemán e italiano. Su paso por la OMC y Naciones Unidas la hacían buena conocedora de los foros internacionales, pero hasta la fecha su gestión ha sido bastante floja. Bien porque Sánchez pivota personalmente la agenda exterior, o porque no ha sabido tomar el mando, su imagen en círculos diplomáticos es discutida. Se alaba su formación técnica, pero adolece de instinto político. «Es una ministra bien formada pero sin contenido», dicen diplomáticos de Santa Cruz y el Palacio de Viana, sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Al ser nombrada ministra, prometió una defensa del multilateralismo, los derechos humanos, y colocar entre las prioridades de su mandato el reenfoque de la política de cooperación internacional. Pero al paso de unos meses en su cargo, el balance es endeble, según fuentes diplomáticas. «Tiene una concepción poliédrica y dispersa de la política exterior», aseguran. José Manuel García-Margallo, el que fuera jefe de la diplomacia española durante cinco años, se muestra muy crítico con la actual política exterior en relación a Gibraltar y con la reunión mantenida con Picardo. El ex ministro de Exteriores con Mariano Rajoy advierte de que se «rompe con una posición de más de trescientos años». García-Margallo ultima un libro sobre Gibraltar que se publicará en septiembre y que titulará «La segunda rendición de Gibraltar».

Margallo es muy duro con la entrevista que mantuvo González Laya con Picardo, a quien otorgó un trato deferencial «de tú a tú». En su opinión, es un paso más en las concesiones gratuitas que el Gobierno viene haciendo desde hace tiempo a Gibraltar. En primer lugar, el Ejecutivo no logró incluir una mención sobre el Peñón en la declaración política del acuerdo de salida de la UE del Reino Unido. Y ahora España está dispuesta a beatificar unas Islas Caimán en la frontera sur que van a erosionar las arcas comunitarias. Por último, el Gobierno convierte a Picardo, que sólo tiene competencias locales, como un alcalde, en un interlocutor en pie de igualdad con una ministra del Reino de España. Lo convierte en un sujeto internacional y da rango ministerial, algo humillante para nuestro país. El ex ministro denuncia la humillación de renunciar a plantear la cosoberanía española aprovechando el Brexit: «Sánchez y su ministra aceptan que Gibraltar sea una colonia y un paraíso fiscal por los siglos de los siglos». Añade que «la Picardía» de González Laya convierte a Fabian Picardo en un sujeto activo internacional, algo que no se ha hecho nunca desde 1713.

Otro punto crítico es la política con respecto a Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro, con la oscura visita a Madrid de Delcy Rodríguez. En círculos diplomáticos recuerdan las reticencias despertadas en Estados Unidos y una pérdida de influencia en América Latina. El problema, según estas fuentes, es que el Gobierno no tiene una idea clara de España, ni sobre su estrategia exterior, ni sobre los anclajes en la UE y Estados Unidos. Su conclusión es otra: «Caudillismo puro y duro, con una ministra eclipsada y despistada».