Rey Emérito

Zarzuela cambia de ciclo: “Han sido meses muy duros”

Calma tras la tormenta: la llegada a Palma el próximo fin de semana supondrá el comienzo del relanzamiento de la imagen de la Corona tras la salida de Don Juan Carlos

La decisión de Don Juan Carlos de dejar el país para que la campaña de acoso a la que está siendo sometido no perjudique la labor de su hijo en la Jefatura del Estado abre un nuevo capítulo en el reinado de Felipe VI. No sin cierta sensación de respiro y de paz relativa tras la tormenta, Zarzuela se concentra ya en relanzar la imagen de la Corona tras los «muy duros» meses que han transcurrido entre el 14 de marzo -día en el que los abogados de Corinna Larsen filtraron a la cabecera británica «The Telegraph» que Don Felipe aparecía como beneficiario de las fundaciones panameñas- hasta el 3 de agosto, momento en el que se hizo público el tercer cortafuegos -que se espera definitivo- entre Don Juan Carlos y su hijo.

Sin embargo quedan motivos para la inquietud. En medios monárquicos no ha dejado de señalarse el peligroso precedente que se ha establecido con la salida de España de Don Juan Carlos propiciada por la pinza entre la lluvia de titulares provocados por filtraciones interesadas de los abogados de Corinna Larsen y la utilización de los mismos por Podemos y los partidos independentistas, volcados ambos en la consecución de un cambio de régimen. La repetición del patrón que tuvo lugar en los años treinta del siglo pasado con el exilio de Alfonso XIII, abuelo de Don Juan Carlos, es tan evidente como inquietante el desenlace que tuvo la deriva política e institucional de aquellos años. Como era previsible, lejos de apaciguar los ánimos, la salida de España del artífice de la transición, ha provocado un incremento en la virulencia de los ataques de la extrema izquierda y del independentismo; ambos sectores exigen terminar con una institución que nadie justifica ya por una cuestión de principio sino tan solo por su utilidad, concepto este que, como la historia de España demuestra, no puede ser más efímero.

El anuncio de la salida de Don Juan Carlos de España se ha efectuado en un intervalo entre dos importantes tramos de la actividad institucional de los Reyes. Felipe VI asistió el pasado viernes a la conferencia de presidentes autonómicos en San Millán de la Cogolla que funcionó mediáticamente como una suerte de corolario de la gira que por todos las Comunidades autonómicas. Salvo una visita al cuartel general de la Unidad Militar de Emergencias ese mismo viernes, no ha sido programada ninguna otra actividad hasta la llegada de los Reyes a Palma de Mallorca que esta prevista para el próximo fin de semana. Allí estarán diez días durante los que recorrerán Baleares y conocerán con detalle los efectos de la pandemia de coronavirus en la comunidad. Será el primer episodio tras el cambio de ciclo inaugurado con el comunicado del lunes. Antes del mismo no hubo públicamente referencia alguna del Rey a la situación de su padre, y Zarzuela mantuvo también el silencio ante las decisiones que se barajaban y entre las que se encontraba que don Juan Carlos abandonara la Zarzuela, como finalmente ha ocurrido, para trasladarse a otro país. Nada hace pensar que se vaya a romper con esta política por lo que habrá que escrutar los próximos discursos del Rey para peinar alguna referencia a toda la polémica.

Como se apuntó, si la Casa Real no incluye ningún acto más de última hora en su agenda, la próxima vez que se verá públicamente a Don Felipe y Doña Letizia, acompañados por sus hijas, la Princesa Doña Leonor y la Infanta Doña Sofía, será en Palma. Sería, por tanto, la primera vez que se les ve después de la salida de España del Don Juan Carlos. A Palma llegarán entre el viernes 7 y el sábado 8 de agosto, y allí coincidirán con la Reina Sofía, que se encuentra ya desde hace varios días en el Palacio de Marivent junto a su hija la Infanta Doña Elena y la hermana de la Reina, la princesa Irene. Como ya fue señalado, la salida de Don Juan Carlos no afecta para nada a la situación de Doña Sofía, que seguirá residiendo en Zarzuela y mantendrá sus actividades institucionales.

A partir de ese momento se producirá una serie de citas que ya son tradicionales al haber transcurrido seis años desde la proclamación de Felipe VI. Se mantendrán por tanto el despacho de verano con el presidente del Gobierno, un encuentro con los medios gráficos de Doña Letizia con sus dos hijas y una intensa agenda que aun no ha sido especificada por Zarzuela pero que incluirá desplazamientos a todas las islas del archipiélago con el fin de mantener un contacto directo con los sectores sociales y económicos más afectados por las consecuencias de la pandemia. Debido a ella, no tendrá lugar la tradicional recepción a la sociedad balear en el Palacio de La Almudaina de Palma, que ha ido creciendo en importancia a lo largo del reinado de inaugurado en 2014 y que el año pasado contó con nada menos que 600 invitados de diversos sectores de la vida social, política y cultural de Baleares. Por lo demás el Rey sí mantendrá las audiencias a las autoridades autonómicas y de Mallorca. Finalizada su estancia en Palma, Zarzuela ha avanzado que los reyes y sus hijas tienen previsto regresar a Madrid, con lo que no prevén disfrutar de unos días de vacaciones privadas sin destino conocido como ha venido ocurriendo tradicionalmente.