Guardia Civil

Guardias civiles piden no ser excluidos de la medalla Balmis

La asociación de Cabos ve «injusto» que solo sean acreedores los miembros de las Fuerzas Armadas y el personal civil de dicho ministerio

Miembros del Ejército y de la Guardia Civil durante la crisis del coronavirus en la que Defensa activó la «Operación Balmis»
Miembros del Ejército y de la Guardia Civil durante la crisis del coronavirus en la que Defensa activó la «Operación Balmis»Guardia CivilMinisterio de Interior

El Ministerio de Defensa publicó el pasado 28 julio el Real Decreto 701/2020 por el cual se crea la medalla conmemorativa de la Operación Balmis para reconocer al personal participante en la lucha contra la Covid-19. La orden ministerial incluye a todo el personal de la Fuerzas Armadas y destaca los requisitos para la concesión de la medalla.

Además, en sus bases, incluye también «al personal civil adscrito al Ministerio de Defensa que haya prestado servicios sobre la pandemia» desde el 15 de marzo, hasta el 20 de junio de 2020. Sin embargo, no hay ninguna alusión al Instituto Armado.

La Guardia Civil responde en su organización y funcionamiento al modelo de Instituto Armado de naturaleza militar, y, aunque depende directamente del ministerio de Interior, cuando se trata de misiones también las hacen de manera conjunta con Defensa y colaboran con el Ejército en misiones.

Por ello, la Asociación Profesional de Cabos (APCGC) afea que no se les mencione. Ven «extraño» que se les haya excluido de la publicación del Boletín Oficial de Defensa y ve «oscuras circunstancias» el motivo por el cual, «los integrantes de la Benemérita no somos acreedores de la condecoración por haber participado en la Operación Balmis». Critican que ni si quiera haya otro reconocimiento al menos, similar, dentro de su ámbito. «Otra injusticia más para la mochila; suma y sigue», afirma dicha asociación.

Por todo ello, la asociación de cabos se pregunta si no son merecedores de tan digna condecoración ya que «los miembros de la Guardia Civil se han jugado la vida y la de sus seres queridos, sin ningún tipo de divagación o escarceo», apuntan. Recuerdan que los agentes han hecho las horas que les han requerido, los días necesarios y bajo fuertes restricciones de descanso; el momento lo requería, y «los guardias civiles, cumplimos». Subrayan que «sin dudarlo lo volveríamos a hacer» si fuera necesario y avisan de que «las penurias no amedrentarán nunca a un guardia civil porque es nuestro trabajo y obligación».

La asociación de Cabos critica el hecho de que, en el momento que la «tormenta amaina» consideran que sería, al menos de justicia acordarse de «todos los que fuimos».

Por ello, desde APCGC han remitido un escrito al Gobierno y, en concreto, al ministerio de Defensa y, en su defecto al del Interior, para que también se incluya a las mujeres y hombres de la Guardia Civil «como acreedores de esta condecoración». Por ello solicitan que se modifique la Orden Ministerial «con la máxima inmediatez posible».

A pesar de la queja, subrayan que los miembros del Instituto Armado «no trabajamos por medallas», pero, aseguran que «a todo trabajador le llena de orgullo un reconocimiento conmemorativo». Afirman que los agentes de la Benemérita seguirán «dándolo todo, como siempre», pero tiran de refranero español para recordar que «si estamos a las duras, también a las maduras».

Entre los requisitos que la orden ministerial destaca para ostentar tal distinción están la de haber realizado alguna de las siguientes misiones: Intervención de desinfección, traslado de enfermos o fallecidos y de tratamiento de enfermos: al menos dos intervenciones. Ejecución de patrullas de presencia en vías públicas y puntos críticos, refuerzo de fronteras, vigilancia de infraestructuras o reconocimiento de puntos sensibles: al menos tres días.

Cometidos de apoyo directo a la operación mediante transporte terrestre, marítimo o aéreo, recepción y distribución de material sanitario, actividades de castrametación, apoyo de instalaciones...

La llamada «operación Balmis» recibió este nombre en recuerdo a la gesta de Francisco Javier Balmis, un médico español que en 1803 fue protagonista de la primera expedición sanitaria internacional de la historia, la que llevó la vacuna de la viruela al resto del mundo inoculada en niños.

Esta operación, ha supuesto el mayor despliegue de las Fuerzas Armadas en tiempo de paz. Durante 98 días, los transcurridos desde que fue activado el estado de alarma, se puso a disposición de la autoridad competente, bajo el mando único del Estado Mayor de la Defensa, las capacidades operativas, sanitarias, logísticas, de policía militar y de infraestructuras pertenecientes al Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire, la Unidad Militar de Emergencia (UME) y Sanidad Militar. Durante este tiempo incrementaron la capacidad hospitalaria militar y la elaboración de productos sanitarios, se desinfectaron infraestructuras críticas y servicios esenciales, sobre todo residencias de mayores o se transportó por vía terrestre, marítima y aérea diferentes materiales y suministros necesarios, entre otros.