España
La estrategia de Moncloa frente a la imputación de Podemos: «La coalición tiene salud de hierro»
El entorno del presidente reivindica el rumbo y las prioridades del Ejecutivo y descarga en los de Iglesias las explicaciones sobre sus problemas judiciales
La imputación de Podemos y de algunos miembros de su cúpula por malversación ha constituido esta semana otra prueba de resistencia para la coalición que los morados comparten con el PSOE en Moncloa. Entre las filas de Pedro Sánchez el escenario se contempla con tranquilidad y expectación. El momento político no puede ser peor. Crisis institucional por el Rey Emérito, la pandemia descontrolada en varias comunidades, sin presupuestos, conflictos con los ayuntamientos a cuenta del superávit, situación enquistada en Cataluña… Aunque el protocolo de discrepancias ha funcionado hasta ahora, el reinicio del curso político en septiembre se presenta con muchos nubarrones.
Desde la convocatoria electoral en Cataluña hasta las iniciativas contra la Monarquía pueden pasar factura a un Gobierno en el que uno de los socios se defenderá con uñas y dientes ante los constantes ataques de la oposición parlamentaria. Una oposición que, por su parte, tendrá que dilucidar una moción de censura anunciada por Vox, solventar sus propios problemas sobre todo en la Comunidad de Madrid y en el interior del PP la lucha fratricida entre Teodoro García Egea y Cayetana Álvarez de Toledo.
«A nosotros lo que nos preocupa es la pandemia y la crisis económica. Ahí centramos todos nuestros esfuerzos», contestan fuentes socialistas inquiridas por la situación que se ha generado a uno de los socios del ejecutivo. En La Moncloa, preocupa sobremanera la situación de la pandemia en la Comunidad de Madrid y se mantienen firmes: «El Gobierno de coalición tiene su propia agenda, su hoja de ruta y mantiene su rumbo», afirman. «El Gobierno tiene una salud de hierro», remachan: «Tenemos muchos temas candentes que requieren de nuestra atención, preocupación y trabajo». Podemos ha informado al PSOE y los socialistas apuntan que «son ellos los que deben marcar su estrategia, su posición y ver hasta dónde llega». En el Gobierno, la postura es la expresada por el presidente en Mallorca. «Se debe dejar trabajar a la justicia. No vamos a entrar en una campaña mediática». También recuerdan que ambos partidos «mantienen sus posiciones de forma independiente, pero el Gobierno tiene su propia agenda».
La prudente postura del ejecutivo de Sánchez, sin duda, está a la espera de los movimientos judiciales. «De momento, no hay nada», «habrá que ver como avanzan las investigaciones judiciales», pero «es un tema de Podemos», remarcan diversas fuentes socialistas. La oposición no lo ve así y ha desatado una campaña de erosión contra la formación morada, desde la que no dudan en afirmar que «lo que quieren es echarnos del Gobierno». En los próximos días, se conocerá, sin duda, de forma íntegra la grabación de la declaración de Calvente ante el juez. Según fuentes bien informadas, se apunta que no contiene revelaciones de relevancia, más allá de insinuaciones. El trabajo para dilucidar si las acusaciones del ex abogado tienen consistencia queda sólo en manos de las actuaciones judiciales.
«Es lo que me dicen, yo no lo he visto», afirmó ante el juez el exabogado de Podemos, José Manuel Calvente. Si en su denuncia hablaba de certezas, en sus más de tres horas ante el juez, se reafirmó en «cosas raras» que para probarse deberán ser ratificadas por pruebas documentales que, de momento, no existen. «Dice que son contratos simulados...», comienza el juez. Calvente interrumpe: «Que podrían ser simulados. Tampoco es que lo afirme categóricamente». Acaba de empezar la declaración que ha abierto la Caja de Pandora en la formación morada.
La línea de defensa de Podemos, con Rafa Mayoral, Pablo Echenique y Juan Carlos Monedero al frente, se basa en denunciar «una causa general contra Podemos», un remake del caso Gürtel, aunque con un «pequeño» matiz: de momento, no hay pruebas testificales y ninguna sentencia. Por lo demás, una especie de «dejà vu». Caja «b», imputados el tesorero, la gerente y el responsable de las campañas electorales. Y aquí el nudo gordiano de la trama, Juanma del Olmo, la mano derecha de Pablo Iglesias. El resbalón del juzgado de sólo aportar algo más de 40 minutos de la declaración de Calvente en lugar de las más de tres horas, sirvió a Podemos para pedir la nulidad de la causa.
El juez alegó un error y remitirá a los abogados de la formación el resto de la declaración de Calvente que se basa en «me han dicho», «se comentaba», «rumorología», que dan base al instructor para avanzar en esta fase indiciaria. Fuera del juzgado y en las redes sociales, Calvente redobla sus ataques acusando a Podemos de una «trama» de blanqueo, pero no del partido, sino de un grupo de dirigentes. Un ataque en toda regla, rayano en lo personal, porque Calvente fue despedido acusado de acoso sexual, con caso archivado, y es el pivote de otro caso que afecta a la cúpula podemita: el «caso Dina».
El juzgado ha citado a declarar a los imputados el próximo 20 de noviembre. Tres meses que agitarán aún más las aguas de la política española. Partido Popular, Ciudadanos y Vox se han aprestado a atacar a Podemos y en pedir la dimisión del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. El presidente Sánchez se ha limitado a afirmar «máximo respeto por la independencia judicial», lo que ha redoblado la presión política cuando el PP ha fijado su objetivo: «Sánchez liga su futuro político a Iglesias».
Pablo Casado exige que Sánchez emule ahora su actuación que desembocó en la moción de censura a Rajoy, pero los socialistas que el caso Gürtel no tiene parangón, de momento, con el actual porque Gürtel desembocó «en una condena por parte de la Audiencia Nacional, que concluyó que el PP tejió un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional. El segundo es hoy por hoy una investigación».
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