Guardia Civil

Las 16 horas que pasó Valdés detenido

El magistrado del TC en ningún momento pisó el calabozo Fue arrestado en la tercera «visita» que hizo la Guardia Civil a su domicilio

Fernando Valdés, magistrado del TC
Fernando Valdés, magistrado del TCIgnacio GilPOOL

Hasta esta semana, Fernando Valdés era un magistrado más del Tribunal Constitucional, uno de los cuatros cuyo mandato ha vencido y está a expensas de que PSOE y PP lleguen a un acuerdo después de verano para que abandone su cargo. Sin embargo, su detención la noche del pasado lunes por supuestos malos tratos a su mujer, su declaración ante una magistrada de Madahonda (Madid) y la remisión por parte de la misma al Tribunal Supremo de una exposición razonada en la señala que existen indicios de un de malos tratos en el ámbito familiar le han situado como uno de los principales «protagonistas» de esta semana.

Una vez detenido fue trasladado al Cuartel de la Guardia Civil del puesto de Madahonda. LA RAZÓN ha podido conocer de primera mano cómo transcurrieron esas horas y la actuación que llevaron a cabo los agentes.

Así, las primeras noticias que llegaron a la Guardia Civil, en concreto al puesto de Majadahonda, eran realmente inquietantes: «Un varón octogenario había infligido lesiones a su esposa, después de que la zarandeara y golpeara en la terraza de su casa, mientras la víctima gritaba pidiendo auxilio, hecho observado por varios testigos que dieron aviso» al citado puesto «solicitando presencia policial».

Estos hechos, antes de nada, debían ser comprobados y así lo hicieron los agentes que llegaron a acudir, hasta en tres ocasiones, al domicilio del magistrado del Tribunal Constitucional.

En esos momentos no constaba que tuviese relación con ninguna institución.Como en todos los casos en que se han podido producir supuestos delitos de violencia de género, el secreto de las actuaciones es absoluto por parte de los agentes, ya que, en asuntos tan delicados, no se debe poner en cuestión el derecho a la intimidad y a la propia imagen, no sólo del presunto agresor sino de la posible víctima. Fruto de esas primeras pesquisas, la Guardia Civil detuvo al magistrado Valdés, en concreto a las 21:40 del lunes en su domicilio de Majadahonda y le condujo al cuartel de la localidad para la práctica de las diligencias.

En todo momento, se trató de comprobar la información aportada por esos testigos, dado que tanto el magistrado como su esposa, que no quiso ser reconocida por un forense por si tenía lesiones, negaron con rotundidad que se hubiera producido un capítulo de violencia de género, sino una simple discusión matrimonial.

Alrededor de las 11 de la noche, cuando Valdés estaba detenido en el cuartel, manifestó que se encontraba mal. Fue trasladado inmediatamente ya que, según se apreció en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, sufría una insuficiencia respiratoria leve relacionada con una patología previa. Dada su edad y estado de salud, en ningún momento estuvo en el calabozo.

De hecho, fue dado de alta a las 2:30, pero siguió detenido hasta su puesta a disposición judicial, lo que se produjo a las 09:30 del martes.

Durante su estancia en dependencias de la Guardia Civil admitió que era magistrado del TC, pese a que lo había negado inicialmente. La razón estaba en que no quería hacer uso de su condición, sino que deseaba ser tratado como un ciudadano más. Pidió, en cualquier caso, que no se diera publicidad de su detención, petición atendida por la Benemérita ya que la noticia trascendió a través de otras vías. A las 13:50 , tras prestar declaración, a petición propia, la jueza dictó un auto por el que se acordaba su libertad sin fianza, pero con cargos.

En cualquier caso, según fuentes solventes, la Guardia Civil, acudió hasta en tres ocasiones al domicilio del magistrado y actuó con toda prudencia antes de detenerle.

El hecho de que la jueza haya elevado el asunto a la sala Segunda del Supremo, al estar aforado, vendría a avalar que las pesquisas de los agentes de la Benemérita sí debieron apreciar algunos supuestos delictivos, aunque tuvieran un carácter «leve». La actuación de la Guardia Civil concluyó cuando la jueza Elena Garde acordó su puesta en libertad.

Según otras fuentes, en una de las comparecencias de los agentes al domicilio del magistrado, la esposa del magistrado habría restado importancia y ya señaló que no pensaba denunciar a su marido. Los agentes volvieron en dos ocasiones más a la vivienda y fue en su última de esas «visitas» fue cuando detuvieron a Fernado Valdés.