Partido Popular

El PP post-Cayetana: giro al centro, economía, sanidad y empleo

El presidente del PP y la ex portavoz llevaban enfrentados desde enero por las presiones de Álvarez de Toledo para reivindicar una gran coalición PSOE-PP: "Casado no será nunca el vicepresidente de Sánchez", deja claro Génova

El Partido Popular afronta desde mañana una nueva etapa tras la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz de la formación en el Congreso. Lo hará con motivo de la reunión de la Junta Directiva Nacional convocada por su presidente, Pablo Casado, que se celebrará, por razones sanitarias, de forma telemática. Fuentes de la dirección del PP aseguran a LA RAZÓN que Casado tratará de fijar las prioridades que deben guiar a los dirigentes de la formación en el nuevo curso.

Con la búsqueda de un enfoque más pragmático y con la elección de perfiles más moderados para ser las voces del partido –Cuca Gamarra y José Luis Martínez-Almeida–, para así centrar el discurso en lo que Casado considera que son las prioridades del país en el contexto actual: la sanidad, la crisis económica y el empleo. España se encuentra en un escenario excepcional que se ha visto agravado, según el análisis que realizan desde Génova, por la nefasta gestión de la pandemia que ha hecho el Gobierno de Pedro Sánchez y es en ese terreno en el que la dirección popular quiere realizar todos sus esfuerzos.

En la explicación pública que Álvarez de Toledo hizo el lunes sobre los motivos que, según ella, Casado le había ofrecido para justificar su cese, la ya ex portavoz aseguró que el presidente popular dejó clara su renuncia a dar la batalla cultural frente a los partidos de la izquierda. Una renuncia que Álvarez de Toledo circunscribió en ese reenfoque de las prioridades del partido en el actual escenario de crisis.

Desde la dirección popular, sin embargo, subrayan que precisamente Casado ha sido el líder que más ha reivindicado la necesidad de que, desde el centro derecha español, se dé esta discusión de ideas. Advierten en el entorno de Casado de que para él «dar la batalla cultural no es hablar de lo que pasó hace ochenta años». Por contra, el presidente popular considera que ese debate tiene que orientarse hacia la realidad actual y centrarse en el país que van a heredar las próximas generaciones. En ese sentido, esa batalla ha de tener como elementos centrales para el PP una posición clara respecto a la lucha contra okupación de viviendas, la defensa de la educación concertada y de la libertad de elección sanitaria o de reivindicación de unos impuestos más bajos.

Más allá de esta cuestión de fondo –también de otras, como las críticas de la ex portavoz al Rey Juan Carlos–, en Génova molestaron mucho las formas empleadas por Álvarez de Toledo en su comparecencia ante los medios del lunes para dar su versión de la reunión de casi dos horas que mantuvo con Casado. En la dirección del PP sí coinciden con Álvarez de Toledo al reconocer que una de las principales discrepancias que han alejado definitivamente al presidente de su portavoz en los últimos meses ha sido las posturas que cada uno mantenía respecto a la idea de plantear y reivindicar la conformación de un gobierno de concentración nacional entre el PSOE y el PP.

Álvarez de Toledo defendía esta vía y Casado no. Y el líder popular se lo volvió a dejar claro en la reunión del lunes. «Casado no va a ser vicepresidente de Sánchez nunca», aseguran desde la dirección. Estas diferencias respecto a la idea del gobierno de concentración han venido haciéndose cada vez más evidentes desde el mes de enero y la situación de excepcionalidad del país no ha hecho más que acrecentar esa brecha. Casado considera que el lugar del PP no es el de ser parte de un gobierno del PSOE en el que ocupen una vicepresidencia y varios ministerios. El líder popular, por contra, apuesta por liderar la alternativa al Ejecutivo socialista y derrotarlo en las urnas: «No ser el vicepresidente de Sánchez, sino el presidente porque le quiere ganar», añaden desde su entorno.

Falta de elegancia

Mientras el PP encara esta nueva etapa, la incógnita en torno al futuro de Álvarez de Toledo sigue en el aire. La ya ex portavoz ha optado por volver a su destino de vacaciones antes de comunicar a la dirección del partido y del grupo parlamentario sus planes, especialmente si abandonará la disciplina popular y si renunciará o no al acta de diputada en la Cámara Baja. En Génova dan por hecho que, finalmente, dejará su escaño.

Casado, tanto en la reunión que mantuvieron el lunes como a través del comunicado que hizo público el partido, expresó su deseo de que siguiera vinculada al proyecto que representa el PP. De hecho, ayer se conoció que ese ofrecimiento se concretó en la posibilidad de que Álvarez de Toledo asumiera una responsabilidad –la de secretaria general– dentro de la Fundación Concordia y Libertad. De momento, la diputada por Barcelona guarda silencio sobre su futuro.

No lo guardó, sin embargo, sobre el contenido de la conversación de Casado ni a la hora de lanzar reproches al propio presidente popular, al secretario general de la formación y a los diputados del grupo parlamentario. Una estrategia que, desde Génova, ven poco «elegante» y que complica la reconducción de la relación entre la ex portavoz y el presidente.

Las bases de la estrategia popular para el nuevo curso

Una agenda que no hable del siglo pasado: la dirección popular apuesta por fijar un discurso claro sobre problemas como la okupación, en lugar de preocuparse por «lo que pasó hace ochenta años».
Prioridades frente a la gestión de Pedro Sánchez: la situación sanitaria, la crisis económica y la recuperación del empleo serán las tres prioridades del equipo de Casado, frente a la deriva del presidente y de sus socios.
Ser alternativa al PSOE y derrotarlo en las urnas: la opción de un Gobierno de concentración con el PSOE no es una opción para Casado. Quiere liderar la alternativa a Sánchez y derrotarlo en las elecciones.
Las banderas de la gestión del PP y menos impuestos: fiel a las banderas clásicas del PP, Casado centrará también su discurso en la defensa de la educación concertada, la libertad de elección sanitaria y las rebajas fiscales.