Política

Protestas contra una coalición desgastada: hasta 19 escaños menos en ocho meses

Reflejo de las críticas ciudadanas. Desde las elecciones de noviembre de 2019, PSOE y Podemos se han dejado un 3,8% de los votos

Con el país es situación crítica, derrotado en los dos frentes de batalla, tanto en el de la pandemia como en el económico, no se puede permitir que los líderes de los dos partidos que gobiernan, Sánchez e Iglesias, disfruten de vacaciones y lejos de Madrid. Sánchez ha elegido dos palacios, el de La Mareta, en Lanzarote, y el de las Marismillas, enclavado en el Espacio Natural de Doñana. El primero es de Patrimonio Nacional por donación de Don Juan Carlos I, que a su vez fue un regalo del Rey de Jordania al nuestro. El segundo es patrimonio del Estado.

Mientras que el vicepresidente Iglesias se refugiaba en Asturias hasta que ha puesto punto final a su descanso estival alegando hostigamiento, o lo que en lenguaje revolucionario es «jarabe democrático».

Tanto el presidente como el vicepresidente han recibido en los últimos días ataques verbales y escritos por parte de algunos ciudadanos en sus lugares de veraneo. Sirva como antecedente a estas protestas que cerrábamos el mes de julio con el demoledor dato del INE correspondiente al segundo trimestre de 2020, con una caída del 18,5 por ciento del PIB, que en tasa interanual es aún mayor, del 22,1 por ciento. España está oficialmente en recesión, con la mayor caída histórica en su economía y el Gobierno se marcha de vacaciones.

Julio terminaba también con 297.054 casos de contagiados acumulados desde enero. De los cuales, 50.550 se habían infectado después del fin del estado de alarma. En Italia, el número total llegaba a los 248.070, de los cuales 9.571 se habían producido desde el 21 de junio. Es decir, que tras el levantamiento del estado de alarma, el número de contagios en España quintuplicaba a los de Italia, y en tan solo 40 días. La Covid-19 se desbocaba en España y se contenía en Italia.

El Gobierno anunciaba en julio que realizaría un homenaje oficial a «los 27.000 compatriotas que han perdido la vida por la pandemia». Según el INE, el Registro Civil, las funerarias y cementerios, el número de fallecidos en el periodo marzo-julio de 2020 supera en 50.000 los producidos en el año 2019 y 2018. Un accidente de tráfico enorme no lo justifica. Decía Fernando Simón que no sabía si la diferencia entre los datos de Sanidad y los reales pudiera deberse a «un accidente de tráfico enorme». Este señor aún está en el cargo. El ministro Illa anunciaba en el Congreso, el 21 de mayo, la creación de un comité de expertos. Ese comité no llegó a existir nunca. El ministro sigue en su cargo.

El miércoles siguiente a la cumbre europea de Bruselas de julio, la del Fondo de Reconstrucción que dio luz verde al rescate a España, el presidente Sánchez se dignó por primera vez a aparecer en público, en este caso en el Congreso de los Diputados, con una mascarilla con la bandera de España. Cuatro meses de crisis sanitaria y el presidente utilizó tapabocas sin distintivos, incluso entre el 17 y 21 de julio, días que permaneció en Bruselas. Fue el único líder político de los 27 que siempre utilizó la mascarilla sin distintivo nacional. Esos días se le vio siempre con una mascarilla de color negro pirata o antisistema. Pero la bandera nacional brilló por su ausencia. Quizá estuvo esperando, y no llegó a tiempo, una mascarilla con las 17 banderas de todas las comunidades autónomas.

La falta de reivindicación de los símbolos nacionales hace que la derecha los asuma. El PSOE tiene un complejo con la bandera nacional que arrastra, como poco, desde 1978. Cuando se convirtió en el segundo pilar de la Constitución, junto con la UCD, y rompía con sus antiguos socios de la II República y de la Guerra Civil. El PSOE no ha sabido en estos últimos 42 años cómo desprenderse de su pasado republicano y abrazar definitivamente la Monarquía Parlamentaria, como sí han hecho los partidos socialdemócratas europeos en monarquías parlamentarias en el viejo continente: Gran Bretaña, Países Bajos, Noruega, Suecia, Dinamarca, Bélgica, etc… En público, mantenía un discurso de ruptura con los antiguos socios del Frente Popular, pero en privado o internamente mantenía viva la llama republicana.

Sánchez llegó a calificar de inquietantes y perturbadoras, lo que el mismo calificó y dio rango de «noticias», relacionadas presuntamente con el Rey Emérito. Algún día conoceremos la implicación del Gobierno en la forzada salida de Don Juan Carlos de territorio nacional. Pero queda clara la irresponsabilidad del Gobierno en la partida apresurada del Rey. Si el Gobierno de la nación no defiende la Monarquía parlamentaria, ¿quién lo va a hacer? La Monarquía por sí misma no le corresponde. Incluso en la Cortes españolas, las presidentas de las cámaras han preferido la cobarde neutralidad a la constitucionalidad activa cuando partidos radicales y enemigos de España han atacado en esta legislatura a la Corona.

La erosión electoral del Gobierno ya está en marcha. En las cuatro encuestas publicadas por LA RAZÓN entre abril y julio, la coalición PSOE-Unidas Podemos (y sus confluencias), no ha parado de descender. Si en las elecciones generales de noviembre de 2019 sumaron el 40,9 por ciento del voto, en abril se situaban en el 39,3 por ciento. En mayo, en el 38,5 por ciento; en junio, en el 38,1 por ciento, y en el pasado julio en el 37,1 por ciento.

Es decir, en el periodo noviembre de 2019 a julio de 2020, la coalición gubernamental ha perdido 3,8 puntos. Ha pasado de 155 escaños a entre 136 y 139 diputados.