Partido Popular
García Egea: el «primer oficial» del PP
El golpe de mano de Casado ha afianzado a su secretario general
Suele decirse en la navegación marítima que, aunque el capitán lleva los galones (y en los cruceros es quien hace las relaciones públicas con los pasajeros), en realidad es su primer oficial el artífice de que el barco curse las aguas con normalidad y todo esté bien engrasado en la sala de máquinas para sortear los sobresaltos de la mar.
Es posible que esta última semana Pablo Casado se haya acordado de su antecesor, Mariano Rajoy, cuando en 2014 pronunció una frase en el Congreso de los Diputados que se hizo viral: «Hemos atravesado el Cabo de Hornos», dijo, recordando cómo España estuvo al borde del abismo y la gestión del Gobierno logró revertir la situación.
Casado se hizo cargo de un partido noqueado por la corrupción que había perdido el poder con una moción de censura, y tras la derrota en las urnas de 2019 y el «caramelo» de las elecciones gallegas y vascas, ha doblado su particular Cabo de Hornos. Ahora debe preparar al Partido Popular para afrontar un año 2021 que se presenta inquietante, amenazado por una triple crisis cada vez más desbocada: la sanitaria, la económica y la institucional.
El último golpe de mano del presidente del PP, asentado en su fiel secretario general, Teodoro Garcia Egea, ha sido relevante. Han cambiado a parte de la tripulación en medio de la tormenta permanente en la que el Covid-19, la temeridad y debilidad de Pedro Sánchez y los viejos objetivos de Pablo Iglesias han convertido el país.
Más allá de un golpe de autoridad, el cese de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria (de facto la número tres en el esquema institucional) es un regreso al valor del equipo. Lo resumió la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en la Junta Directiva Nacional del jueves: «Ahora, equipo, equipo y equipo». Coincide con la forma de «hacer partido» de Alberto Núñez Feijóo, nada seguidor de los «fichajes estrella» en una formación que tiene mimbres suficientes para hacer un buen cesto.
Garcia Egea puede respirar hoy más tranquilo. La ex portavoz no le permitió un día sosegado. Cayetana es doctora por Oxford, una mujer muy preparada, ¿quién puede negarlo? Pero la mano derecha de Casado tampoco está desnudo intelectualmente: es ingeniero, doctor en Robótica. Si algo les diferencia, y así lo destacan los mandatarios con quienes hablo, es la nula capacidad de Cayetana para aunar gente a su alrededor, frente a la empatía del número dos de los populares para rodearse de personas fieles y con «cultura de partido» que, además, lucen currículos importantes. Sin ir más lejos, José Luis Martínez-Almeida, recién nombrado portavoz nacional del PP, es abogado del Estado.
La tarea de Teodoro García Egea siempre ha sido que el Partido Popular marche en la dirección correcta, sin sobresaltos, para que Pablo Casado convenza a cada vez más españoles de que es la única alternativa a la inquietante deriva del Consejo de Ministros social-comunista. Sin olvidar que la casa común del centro derecha tiene la misión ineludible de trabajar para reunificar un electorado que se dispersó en las filas de Cs y Vox. Además, del Congreso del partido hace dos años salió de la militancia un mensaje nítido de regeneración. Un objetivo irrenunciable. ¿A quién se le ha ocurrido que los afiliados populares eligieron a su nuevo presidente sólo para dar la «batalla cultural» a la izquierda?
Los tres últimos «fichajes»: Cuca Gamarra como nueva correa de transmisión entre el comité de dirección y el Parlamento; la «ex todo» Ana Pastor como secretaria de Política Social; y el alcalde de Madrid como portavoz, conectan precisamente con esa imagen regeneradora, moderada, de sentido común, capaz de tender puentes donde otros edifican barreras, y con auténtica aversión a generar problemas donde no los hay.
Igualmente, con el nombramiento de la ex alcaldesa de Logroño para relevar a Álvarez de Toledo, el compacto tándem que forman Casado y García Egea se garantiza por fin no solo que el Grupo Parlamentario reme en la misma dirección de su cúpula directiva, sino que lo haga de manera sincronizada. Los que plantean dudas sobre la idoneidad de Gamarra deberían recordar su capacidad para ganar dos veces consecutivas –2011 y 2015-- el Ayuntamiento de la capital de La Rioja.
El presidente del PP y su número dos tienen a disposición un grupo de fieles con experiencia de gestión, muy alejados de la tentación de ir por libre. Tan uña y carne son Casado y García Egea que, en realidad, es complicado saber dónde termina el equipo de uno y empieza el del otro. «En Génova todos trabajamos para Pablo. No hay más agenda que la suya», me confirma el secretario general.
Dentro de ese grupo de la máxima confianza de la cúpula de la formación cabe destacar a María Pelayo, la respetada responsable de Comunicación y el enlace más directo con los periodistas. A Pablo Hispán, jefe de gabinete de Casado y encargado de embridar la agenda endiablada de quien maneja una formación como la de la gaviota. Y cómo no mencionar a José Ruiz, un consultor que proviene de la Red Floridablanca y a quien muchos consideran el «cerebrín» del grupo.
También figura entre los «hombres del presidente» José Sánchez Arce, hasta hace unas semanas mano derecha de Hispán y ahora jefe de asesores del Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo. Sánchez Arce, con dilatada experiencia en la fontanería del partido, ha asumido la tarea de finiquitar las distorsiones entre Génova 13 y la Carrera de San Jerónimo, que han sido tan frecuentes como incómodas en la etapa de Cayetana Álvarez de Toledo.
De igual modo, mano a mano, los «pretorianos» de Teodoro García Egea tratan de regar constantemente las tierras genovesas. Imposible no destacar al doctor en Comunicación Pablo Cano, jefe de gabinete del secretario general. A Isabel Gil Llerena, la experimentada jefa de prensa del número dos del PP, que ya ejerció la misma labor con María Dolores de Cospedal tanto en la Secretaría General como en el Ministerio de Defensa. A Antonio Simón, un antiguo colaborador de Mariano Rajoy en La Moncloa, llegado al mundo de la política de la mano del veterano José Manuel Romay Becaría. Y completan el equipo del secretario general Isabel Borrego, su auténtico enlace con los Grupos Parlamentarios, y Victoria Álvarez.
Además, el diputado murciano se ha ido rodeando de un elenco de políticos bien entroncados en la organización territorial e institucional del PP. Capilaridad lo llama él. Hablamos de caras extraídas de distintos territorios, con amplia experiencia como alcaldes, concejales o diputados autonómicos, que saben bien de lo que hablan en las parcelas que manejan. «Políticos que han pisado y pisan las sedes del partido. Gente con el mismo lenguaje de la infantería militante que quiere decir cosas que se entiendan», explica García Egea.
Cabe destacar, en esta «larga mano» del secretario general con las organizaciones provinciales y regionales, a Ana Beltrán (ocho años de dura oposición en Navarra la avalan), Alberto Casero (popular extremeño, ex alcalde de Trujillo, político que ha conseguido con su manera de trabajar extender la sede nacional para acercarla a ediles de toda España que confiesan asombrados que jamás antes habían logrado hablar con nadie de Génova), Vicente Betoret (Valencia), José Ángel Alonso (Castilla y León), Diego Movellán (Cantabria), Diego Calvo (La Coruña), Raquel González (País Vasco), Alberto Herrero (Aragón) y Antonio González Terol (ex alcalde de Boadilla del Monte, aunque nacido en Cartagena e ingeniero, cuestiones, «al igual que el método cartesiano», que le conectan directamente con García Egea). Igualmente, entre los encargados de las parcelas de justicia, libertades públicas y derechos, tan importantes en los días que vivimos, sobresalen afamados profesionales de la máxima confianza del dos del PP, como Enrique López, Luis Santamaría y Fernando de Rosa.
Los equipos de Pablo Casado y Teodoro García Egea son reducidos para lo que nos tienen acostumbrados otros liderazgos políticos. Eso sí, los forman personas de fidelidad más que comprobada que se caracterizan por su acreditada trayectoria dentro de las siglas y por la cercanía con los afiliados. «Son gente normal que hace política muy pegada a la calle», subraya el secretario general.
Con estos mimbres y ya superada la «anomalía permanente» que, en palabras de un dirigente popular, ha supuesto la relación entre Cayetana Álvarez de Toledo y la séptima planta de Génova 13, Pablo Casado ha ungido, por si a alguien le cabía alguna duda, a su «primer oficial», Teo García Egea. El «crack», como define el propio presidente del Partido Popular a su alter ego. Pinchan en hueso quienes quieran encontrar disonancias entre ambos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar