Independentismo
«Confrontación inteligente»
Este oxímoron es la «nueva normalidad» para el fugado de Waterloo, adecuado a la realidad en la que va aterrizando lentamente, atraído por la fuerza de la gravedad de los hechos.
En su performance tradicional en la Universitat catalana d’estiu al sur de Francia, se debió sentir cual otro Napoleón cuando, mientras reivindicaba estar en Cataluña, la «Cataluña Nord dels Països Catalans» –la Sud ya sabemos que es es la Comunidad Valenciana y la Este, las Islas Baleares–, arengaba a las tropas para la nueva batalla contra el agresor, represor y opresor Estado español. La estrategia esgrimida en esta nueva etapa bélica es la «confrontación inteligente», que implica aceptar que el enfrentamiento hasta ahora no ha sido muy astuto o, al menos, no del todo.
Sería más provechoso para los ciudadanos catalanes, pasar a una «inteligente colaboración o cooperación con el Estado», que prestaría un mayor servicio al bien común que el ofrecido por la irredenta confrontación.
Pero no parece haber mucha esperanza para ese cambio: en el horizonte próximo ya se anuncia una nueva cita con las urnas autonómicas, y vivir en Waterloo tiene su coste, también económico. Dispuesto a seguir en la épica combativa –«inteligente» o no–, podía elegir otro destino, pues los ecos de su actual residencia le sitúan antes o después en Santa Elena. Sobre todo, si sigue reivindicando en suelo francés la Cataluña perdida por los poco inteligentes Puigdemonts y Torras de 1640.
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