Partido Popular

Ayuso plantea adelantar las urnas e ir al mismo tiempo que Cataluña

Génova frena el debate del adelanto electoral ante el riesgo de perder la Comunidad de Madrid. En la Puerta del Sol consideran que una campaña en clave más nacional les beneficia

Ayuso asiste al inicio del curso escolar 2020/21 en el CEIP Francisco de Orellana de Arroyomolinos (Madrid)
Ayuso tiene que negociar y presentar los próximos Presupuestos del Gobierno de coalición para el ejercicio 2021Joaquin CorcheroEuropa Press

En la Comunidad de Madrid vuelven a sonar los tambores electorales. La tensión dentro del Gobierno de coalición lo ha convertido en un debate recurrente, pero ya se dice que cuando el río suena... La izquierda agita las aguas, aunque sólo sea por desestabilizar. Pero también se mueven en el Gabinete de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, lo que es mucho más significativo porque el botón de disolución de la Legislatura, y de convocatoria de elecciones, sólo lo tiene la presidenta en sus manos. Y si antes de que lo apriete se formaliza una moción de censura en su contra, ya no podría utilizarlo.

En el máximo círculo de confianza –donde se cuece la estrategia– de la presidenta se ha consolidado en las últimas semanas una posición a favor de que se valore seriamente la idea del adelanto electoral, con la excusa de que deben anticiparse a la moción de censura que les dejaría fuera de Sol, con el supuesto apoyo de Ciudadanos (Cs) a la alianza de la izquierda.

Así se lo han trasladado a Génova y al presidente nacional, Pablo Casado. Según fuentes de Génova, estos movimientos a favor de la convocatoria electoral han pasado de ser un runrún de conversación de café a tratarse en reuniones de estrategia y a llegar incluso a la sede nacional del partido, aunque oficialmente todas las partes nieguen este debate y echen balones fuera, responsabilizando a la parte naranja del Gobierno, al vicepresidente, Ignacio Aguado, de hacerle el juego al PSOE.

En el entorno de Ayuso quieren elecciones, y hasta analizan la conveniencia de convocarlas con los comicios catalanes o a rebufo del clima preelectoral en Cataluña, dentro de las especulaciones que abre la sentencia firme de inhabilitación contra el presidente de la Generalitat, Quim Torra, que se espera para el mes de octubre. El paralelismo con el ruido electoral catalán ayudaría, entienden en el entorno de Ayuso, a utilizar el discurso nacional territorial, «que siempre funciona muy bien en el electorado madrileño».

Pablo Casado está frenando estas presiones por las dudas y el miedo a que una jugada tan arriesgada se vuelva en su contra y le lleve a perder el Gobierno de Madrid: la joya de su recortado patrimonio territorial. Si en mayo de 2019 la carambola de conseguir tanto el Gobierno autonómico como el del Ayuntamiento, después de que el PP hubiera conseguido sus peores resultados históricos, permitió reflotar al equipo de Casado tras el desastre en las generales de noviembre, perder ahora la Comunidad de Madrid le dejaría muy herido en el pulso contra el Gobierno de Sánchez, al quedarse sin uno de sus principales muros de resistencia y de combate territorial. Pero también le haría daño internamente, porque Casado se quedaría sin su «escudera» autonómica más fiel para plantar cara a Sánchez y también al poder autonómico popular menos sometido a las directrices de la dirección nacional.

Casado embrida las riendas madrileñas, mientras que en el consejo áulico de la presidenta se advierte cada día con más fuerza del error de seguir esperando. Encuentran motivos en los «coqueteos» y en las declaraciones que salen de la izquierda, táctica dirigida por Moncloa, para que se promueva un acuerdo con Ciudadanos. En el que estarían incluso dispuestos a darle a Aguado la Presidencia de la Comunidad. Una tentación más que suculenta para quien convive en guerra con la parte que preside el Ejecutivo, y está convencido, además, de que funcionaría mucho mejor bajo su gestión porque él está más preparado que Ayuso. Ciudadanos niega que esté en esta operación. Lo niega a nivel nacional y también autonómico. Pero cuanto más lo niegan, más desde las filas del PP de Madrid se da aire a esta idea, como si quisieran a su vez encontrar una justificación para disolver y jugárselo todo a un Gobierno en solitario, o, al menos, con una situación de mayor fuerza respecto a la formación naranja. La candidatura de Ángel Gabilondo ganó las últimas elecciones autonómicas con 37 escaños. El PP se quedó en 30, y Ciudadanos alcanzó los 26. Ayuso consiguió ser investida gracias al pacto a tres que firmó con Cs y con Vox.

Para dar alimento a este debate, el hombre de Pedro Sánchez en Madrid, el delegado del Gobierno y secretario general del PSOE en Madrid, José Manuel Franco, ha llegado en las últimas horas a plantear la posibilidad de proponer a una persona ajena a su partido con tal de desalojar a Ayuso de la Puerta del Sol. El líder socialista lleva todo el verano agitando periódicamente este debate, frente a la prudencia de quien fue el candidato y es el portavoz en la Asamblea, Ángel Gabilondo.

En esta última ocasión la respuesta de Aguado ha sido declarar que los ciudadanos tienen otras prioridades y preocupaciones. Pero ha esquivado la pregunta de si aceptaría o no el ofrecimiento del PSOE. Estos pulsos cruzados se reavivan justo cuando el Gobierno en Madrid de coalición tiene que enfrentarse a los Presupuestos de 2021. Y en un momento en el que el PSOE cree que a Ciudadanos se le abre una «gran oportunidad» para marcar distancias del PP por la vuelta a escena de la corrupción con el «caso Kitchen».