España

Sin feria de Albacete, por primera vez desde la Guerra Civil

El septiembre más extraño de los albaceteños. Es el gran acontecimiento de la ciudad que genera 200 millones de euros al año

Casañ, a los albaceteños: "Volveremos, ójala y dentro de un año nuestra Puerta de Hierro pueda abrirse"
Inauguración de la exposición Carteles de nuestra feria, en Albacete.AYUNTAMIENTO07/09/2020larazonAYUNTAMIENTO

«Fuimos chulos los albaceteños entonces y, aunque en el 37 no hubo Feria, sí que la celebramos en el 36 y algo en el 38... Ya en el 39 también, pero había acabado la guerra...» Quien así habla es Manolo Delicado, albaceteño de pro, que ha vestido el escaparate de su carnicería con motivos manchegos tradicionales de la Feria de Albacete, el acontecimiento más importante de la ciudad a lo largo del año, que tiene más de tres siglos de Historia.

«La Feria es una catarsis», te explica cualquier albaceteño que te cruzas por las calles estos días... Unas calles extrañas, llenas de mascarillas y algunas manchegas, pero que en circunstancias normales, serían hoy un río enorme de personas buscando el camino del Recinto Ferial. Un recinto que se levantó por y para la Feria y, aunque el resto del año se instala un mercadillo semanal, solo abre su Puerta de Hierros el 7 de septiembre por la noche. Hasta el 17, que la vuelve a cerrar entre las lágrimas de los albaceteños pensando en el año siguiente.

«Ha sido la decisión más dura probablemente, pero lo más sensata», dice Vicente Casañ, alcalde de Albacete, que el pasado martes, 7 de septiembre, dictaba un bando por el que suspendía la Feria. La decisión se adoptó el 20 de mayo, observando la evolución de la pandemia y las características que ya entonces todos conocíamos del virus. Albacete congrega en diez días de septiembre casi tres millones de personas, algo impensable en los tiempos de pandemia que vivimos. Su volumen de negocio se acerca a la abismal cifra de los doscientos millones de euros. «Una locura, desde hace unos años es una locura; ha adquirido una dimensión impresionante», dice Miguel Ángel Cuevas, propietario de El Callejón, uno de los restaurantes míticos de Albacete y templo también de la tauromaquia.

Los toros son otro de los elementos fundamentales de la Feria de Albacete que este año pasarán de largo este mes de septiembre. Finalmente, se optó por no organizar ningún festejo taurino vista la evolución de la enfermedad. El empresario Manuel Amador presentó una propuesta para celebrar tres festejos taurinos, pero el incremento de los contagios este verano volvieron a aconsejar la suspensión de cualquier evento. Albacete tiene plaza de toros de segunda, pero porque así lo quiso en su día la afición. Le faltan seis asientos para superar los diez mil y entrar en la categoría de primera. Sin embargo, el hecho de organizar diez tardes de toros consecutivas, con un par de novilladas y rejones incluidos, la ha convertido de facto en la tercera feria taurina del país, detrás de Madrid y Sevilla. Ni Bilbao ni Zaragoza ni Valencia ni Málaga, por ejemplo, consiguen diez tardes de toros seguidas en ferias.

Pese a ello, los albaceteños se buscan las mañas para no olvidar que estamos en ferias. «Es imposible hacerlo –dice Nacho Hernando, consejero de Fomento de la Junta y albaceteño de pro–. Estos días en las Cortes llevaba puesta la mascarilla de AMAC (asociación de mujeres afectadas de cáncer de mama de Albacete) para colaborar en el Challenge de mascarillas solidarias que han puesto en marcha para la Feria en Facebook. «Es una manera de llevar la Feria en la cabeza».

Volver a Albacete por Feria es una obligación. La Feria de Albacete es la Meca de los manchegos, a donde al menos una vez en la vida hay que ir y vivirla. Comer rabo de toro, tardear, miguelitos de La Roda y sidra... Como extensión máxima de la llanura que es, Albacete acoge a todo el mundo con los brazos abiertos. Aquí nadie es extraño. La Mancha anchurosa no tiene puertas y sobre ella se eleva la enorme noria que este año, evidentemente, no se ha montado. La Virgencica de los Llanos tampoco reina en lo alto de un recinto cerrado, a donde se la traslada en Feria desde la Catedral.

La Feria de Albacete es la fiesta de la mancheguía por antonomasia. Todo manchego reconoce que pisa suelo propio al ver la ciudad vestida con sus trajes de siempre. Incluso hace un tiempo se pusieron de moda las bermudas manchegas. Este año todo quedará en casa. Pero para volver con más fuerza el año que viene.