ETA

Mas de veinte años de la falsa tregua que ETA concedió a José María Aznar

Hace ya 22 años, el presidente del Gobierno autorizó una sola reunión con los terroristas, que fue un fracaso

El etarra Mikel Antza, uno de los que participó en la reunión de Suiza
El etarra Mikel Antza, uno de los que participó en la reunión de SuizaLa RazónLa Razón

El 16 de septiembre de 1998, hace más de 20 años, ETA anunció una de sus falsas treguas, con las que aprovechaba para reorganizar sus aparatos criminales. Gobernaba José María Aznar y el “gesto de buena voluntad” estuvo precedido de una brutal campaña contra el PP y en centro derecha: fueron asesinados los concejales Iruretagoyena, Alberto Becerril y su Esposa, Tomás Caballero (UPN) y Zamarreño. Se trataba de poner muertos encima de la mesa para que el Ejecutivo se aviniera a negociar.

Era todo una pura farsa y, como se demostró con el tiempo, ETA no dejó las armas hasta que estuvo acorralada por las Fuerzas de Seguridad, al ser detenidos, uno tras otro, todos sus cabecillas.

Aznar permitió una reunión exploratoria con la banda, que se celebró en Zurich, Suiza, a la que asistieron Ricardo Martín Fluxa, Javier Zarzalejos y Pedro Arriola; por parte de ETA, Miguel Albizu, “Mikel Antza”; Belén González, que hizo de secretaria de actas; y Vicente Goicoechea, “Willy”. El obispo de Bilbao, monseñor Uriarte hizo de moderador y estuvo un representante del Gobierno suizo.

Aquello no sirvió para nada. Las posturas de los terroristas eran intransigentes porque se sentían fuertes. El 28 de noviembre de 1999 dieron por finalizado el alto el fuego.

L anuncio de la falsa tregua estuvo precedido de una brutal campaña de ETA contra representantes del PP y UPN. Fueron asesinados Juan Ignacio Iruretagoyena, Alberto Becerril y su esposa, Tomás Caballero (UPN) y Manuel Zamarreño. El objetivo no era otro que forzar al Gobierno a que negociara poniendo muertos encima de la mesa. Al final, después de la palabrería de los pistoleros, se impuso la lógica criminal.

El 21 de enero de 2000 era asesinado en Madrid el teniente coronel del Ejército de Tierra, Pedro Antonio Blanco García, de 47 años. Dejó viuda y dos hijos, una joven de dieciséis años y un niño de once.

Ya lo había intentado en diciembre del año anterior, pero la Guardia Civil pudo interceptó en Calatayud (Zaragoza) dos furgonetas cargadas con mil setecientos kilos de explosivos que los terroristas llevaban a Madrid para hacerlas estallar en plenas Navidades.

El atentado contra el militar se produjo a las ocho de la mañana. Caminaba hacia el lugar en el que a diario le recogía un vehículo oficial camuflado para conducirle hasta su trabajo en la Dirección de Asuntos Económicos del Cuartel General del Ejército. En la calle de Pizarra, en la esquina con el paseo de Virgen del Puerto, los terroristas habían colocado un coche-bomba que hicieron estallar a distancia cuando su objetivo se aproximó al vehículo.

El 22 de febrero de 2000, el dirigente socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez, fueron asesinados en Vitoria. Y siguieron los atentados y siguieron los muertos.