Ejército de Tierra
El jefe del Ejército de Tierra alerta: “Sin presupuestos perderemos capacidades”
El general Varela reconoce que la “drástica reducción" de fondos que sufren desde 2008 ha afectado al adiestramiento, la operatividad y al mantenimiento de bases
El jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME), general Francisco Javier Varela, ha lanzado un mensaje directo a la clase política: “Estamos en un momento en el que vamos a perder capacidades si no se resuelve el presupuesto del año que viene”.
Es difícil ser más claro. No es común escuchar este tipo de declaraciones de boca de los altos mandos militares, alejados normalmente de titulares llamativos y del foco mediático, lo que pone de manifiesto que la situación financiera es muy delicada. Las palabras del jefe del Ejército llegan en plena segunda oleada de la pandemia, con las Fuerzas Armadas apoyando nuevamente a las autoridades para frenar la expansión de la Covid, y coinciden además con el inicio de los contactos para aprobar las cuentas pública de 2021. El Gobierno tiene por delante una difícil negociación para sacar adelante los presupuestos generales del Estado del próximo año y evitar así una tercera prórroga de los presupuestos de 2018, aprobados por el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Las dificultades económicas no son nuevas, como recordó el general Varela en una reciente ponencia. El Ejército de Tierra, y las Fuerzas Armadas en su conjunto, arrastran más de una década de recortes, que comenzaron con la crisis financiera de 2008. Ahora, justo cuando empezaban a recibir las inversiones pendientes, ha irrumpido la pandemia de la Covid, una nueva crisis y todo apunta a que, de nuevo, tocará apretarse todavía más si cabe el cinturón. O dicho de otra manera se avecinan más recortes en el presupuesto de Defensa. Y eso es lo que quieren evitar.
Tierra ultima una lista con la pérdida de capacidades
El máximo responsable del Ejército adelantó también en una reciente conferencia en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (IUGM) que informará debidamente de las capacidades que serán retiradas si al final no llegada la financiación adecuada. “En función del presupuesto del año que viene, tengo la lista de capacidades que vamos a perder, y se la pasaré a la ministra de Defensa para que tenga conocimiento y al Jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad) para que la incluya en el informe de disponibilidad anual. Estamos a ese nivel”, subrayó.
En el caso del Ejército de Tierra, el presupuesto ha descendido un 50% desde 2008. Esta “reducción drástica” ha afectado al adiestramiento, la operatividad y al mantenimiento de las bases y los acuartelamientos. El dinero da en estos momentos básicamente para adiestrar a los soldados desplegados en operaciones en el exterior y para generar las capacidades que el Jemad solicita para la fuerza conjunta. “Y, ya está. Lo demás, lo que podemos”.
Para revertir esta situación, el general Varela dejó sobre la mesa dos propuestas. La primera, eliminar las trabas administrativas que afectan a la contratación. “El problema no solo es el menor presupuesto, el problema fundamental es que no sabemos cuándo vamos a recibir ese dinero. Hay dificultades administraciones, la ley de contratación impide que a partir de determinado momento del año fiscal puede ejecutarse el gasto”, especificó.
La segunda, impulsar una ley de financiación de la defensa que garantice un presupuesto estable, previsible y suficiente. El mecanismo existe en países vecinos como Francia. Se trata de una vieja reclamación de las Fuerzas Armadas. No obstante, la pelota lleva años en el tejado de los políticos. Las dos últimas ministras de Defensa, María Dolores de Cospedal y Margarita Robles, han coincidido en la necesidad de sacar adelante esta norma, pero todavía no ha llegado al Congreso de los Diputados. La nueva ley requiere de un consenso político que se antoja complicado en los tiempos de crispación que corren.
Sin dinero no habrá Ejército de Tierra, ni Armada, ni Ejército del Aire
En todo caso, el JEME ligó el futuro del Ejército de Tierra a la aprobación de esta ley de financiación. En la actualidad, el Ejército está inmerso en un ambicioso proceso de modernización dentro del proyecto Fuerza 2035, que apuesta por una transformación profunda de sus brigadas y la adquisición de materiales a la vanguardia tecnológica para hacer frente con éxito a las guerras del futuro. La columna vertebral del proyecto es el Vehículo de Combate sobre Ruedas (VCR) 8x8, cuyo contrato ha sido firmado recientemente. “Para este proyecto de Fuerza 2035 tenemos claro que tenemos que tener un presupuesto estable, previsible y suficiente. Solo es posible si conseguimos sacar una ley de financiación”, resaltó.
Aunque no tan directos, los dos jefes de la Armada y el Ejército del Aire, el almirante general Teodoro López Calderón y el general del aire Javier Salto, respectivamente, también han alertado recientemente de la falta recursos materiales para afrontar las misiones asignadas y, también, del déficit de personal.
El almirante ha puesto de relieve la baja tasa de relevo en los buques. “Desde el comienzo de la anterior crisis, hace trece años, la Armada ha dado de baja 27 buques de distinto porte, y de alta solo nuevo, siendo la edad media actual de los buques de la flota de 27 años, cuanto la vida útil ronda entre los 30 y 35 años”, explicaba en una entrevista en la Revista Española de Defensa. En esa misma publicación, el general Salto ha hecho hincapié en la necesidad de incorporar “alrededor de 8.000 personas más” al Ejército del Aire, “cifra que coincide con nuestras necesidades reales”.
El escenario es difícil. Los presupuestos estarán claramente condicionados por la polarización política y la coyuntura sanitaria hace pensar que, aunque salgan adelante, el Ministerio de Defensa no saldrá muy bien parado. Pero las Fuerzas Armadas tienen claro que no hay margen para más recortes, ya no es posible hacer lo mismo, o incluso más, con menos. Queda por ver si los políticos tomarán nota.
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