Estado de alarma

Interior reduce a grupúsculos el malestar por la alarma

La Policía practicó 56 detenciones en los incidentes de la noche del sábado al domingo. Las concentraciones pacíficas de ciudadanos afectados son aprovechadas por extremistas de todo tipo

Un total de 56 personas fueron detenidas por la Policía Nacional en los incidentes habidos en la noche del sábado al domingo en las protestas contra el Estado de Alarma, según han informado a LA RAZÓN fuentes solventes. Mayoritariamente, eran españoles por debajo de los 25 años, aunque había menores de edad.

La motivación formal de las protestas era el Estado de Alarma aunque no se ha podido establecer una conexión entre los grupos que han protestado en las distintas ciudades. Respecto a la su ideología, se han detectado elementos de extrema derecha en Barcelona (en las protestas del día 30). La Policía investiga a los otros arrestados, aunque ya se ha identificado a individuos pertenecientes a la extrema izquierda y grupos antisistema.

La conclusión a la que, de momento, llegan los investigadores es que el Estado de Alarma une en las protestas a los extremos, que aprovechan cualquier ocasión para cuestionar el sistema democrático y provocar violencia callejera.

La crítica al Estado de Alarma es una bandera de conveniencia para ellos, agregan las fuentes consultadas.

Por lo que respecta a las protestas, fuentes de Interior consultadas por LA RAZÓN señalan que no se trata de una situación general de violencia. Son puntos concretos, incidentes provocados por grupos reducidos. La crítica al Estado de Alarma es la oportunidad que esos grupúsculos esperaban para tratar de alterar la convivencia ciudadana.

En la concentración en la que se produjeron más detenidos, 33, en la noche del sábado al domingo, fue la de Madrid. Hubo una convocatoria en la Puerta del Sol, a la que acudieron entre 80 y 100 personas, que después se desplazaron a la Gran Vía y protagonizaron diversos incidentes ante de ser disueltos por agentes antidisturbios la Policía Nacional.

Otro punto conflictivo fue Logroño, donde se concentraron unas 500 personas, que, además de provocar alteraciones de orden público, saquearon, al menos una tienda. Entre los 150 más radicales, que pretendían mantener el enfrentamiento con la Policía, hubo seis detenidos.

En las otras comunidades donde se registraron incidentes están las siguientes: Murcia, con asistencia de 30 personas, un detenidos; en Cartagena, otras cuarenta, dos arrestados.

En Sevilla fueron quemados varios contenedores; y en Málaga y Granada, pequeñas concentraciones, con una detención en cada capital. En Alicante se practicaron dos arrestos y en Guadalajara, otro.

En Santander los incidentes tuvieron una mayor incidencia y los agentes procedieron a cinco detenciones; en Bilbao, otras cuatro y en San Sebastián fueron quemados varios contenedores.

En el resto de la geografía nacional, o no hubo concentraciones o fueron pacíficas. Las convocatorias se realizan, muchas veces sobre la marcha, través de las redes sociales, a las que tienen acceso todo tipo de personas.

Todo esto es lo referido a los grupos extremistas. Otra cosa son las protestas que protagonizan los sectores más afectados por las medidas del Estado de Alarma, ajenos por completo a los violentos, y que pueden crecer en los próximos días y semanas dada la situación económica que se ha generado para ellos.

Precisamente, las convocatorias, absolutamente pacíficas, de estas personas afectadas por las medidas adoptadas, son aprovechadas por los citados grupos para, una vez finalizadas las concentraciones, protagonizar alteraciones del orden público.

El malestar existe y, según las estimaciones de las fuentes consultadas por este periódico, las protestas van a crecer conforme pase el tiempo a no ser que se adopten medidas para paliar los problemas económicos a los que se enfrentan esos sectores.

Es cierto que lo ocurrido durante el fin de semana tiene más de algarada callejera que de protesta social formalizada, pero no se puede utilizar para presentar ante la opinión pública que los únicos que se sienten perjudicados por las medidas del Estado de Alarma, la gestión de la pandemia en general, son grupúsculos de jóvenes que, llegado el momento, se enfrentan con las Fuerzas de Seguridad o saquean comercios, con la consiguiente alarma entre la población.

En todo caso, las medidas sanitarias en vigor para evitar la extensión de la pandemia impiden la convocatoria de grandes concentraciones de ciudadanos. Otra cosa es que la tensión social suba de nivel y las protestas se lleven a cabo de la manera que sea posible para hacerse oír.