Terrorismo
La posibilidad de nuevas células yihadistas en España está abierta
A lo largo de lo que va de año han sido abortados dos intentos en Cataluña y Ciudad Real
¿Es posible la formación de nuevas células yihadistas en España?. El juicio que se celebra en Madrid por los atentados del 17-A en Cataluña, la visualización de varios vídeos y el testimonio de uno de los encausados, ponen de manifiesto la relativa facilidad con la que se puede montar un grupo yihadista destinado a cometer atentados.
Basta con que haya un elemento dinamizador, en este caso el imán de Ripoll, con la suficiente “autoridad moral” como para convencer a personas de su entorno, para que den el paso hacia la yihad.
Los tutoriales sobre uso de armas y fabricación de explosivos están disponibles en las redes sociales y, tanto Al Qaeda y sobre todo Daesh, bombardean a los que quieren captar con este tipo de publicaciones, acompañadas de consejos doctrinales con mensajes contra los “cruzados” (cristianos) de occidente que, subrayan, nunca harán “nada para complacer a los musulmanes”, todo lo contrario.
Las Fuerzas de Seguridad han logrado abortar decenas de intentos de constitución de células yihadistas y, sólo en dos ocasiones, en los citados atentados de Cataluña de 2017 y en los de 2004 en Madrid, los terroristas se salieron con la suya.
Este año se han abortado dos intentos, uno en Cataluña y otro en Ciudad Real, a cargo de los Mossos D’Esquadra y de la Policía Nacional, respectivamente, de constituir células yihadistas. Intentos a los que hay que sumar el arresto de individuos, como el realizado por la Guardia Civil, también en la Ciudad Condal, en mayo (Mohamed Yassin Amrani), que tenían marcados objetivos contra los que lanzar bombas por orden de cabecillas de Daesh que se esconde en Siria.
La posibilidad de que los yihadistas intente formar células está, por lo tanto, abierta y forma parte de las hipótesis con las que trabajan los agentes antiterroristas.
Reuniones, en apariencia normales, de amistad y de rezo, protagonizadas por grupos de musulmanes, pueden esconder el embrión de una célula.
En estos casos, si se tiene pruebas suficientes como para acreditar ante la Justicia la realización de actividades ilegales, lo apropiado es cortar la intentona de raíz; esperar a que los aspirantes a terroristas den los primeros pasos puede resultar peligroso y de consecuencias fatales.
Las bandas yihadistas, como se demostró en los atentados de 2015 en París, y más recientemente en Niza, así como en los perpetrados en Bélgica, utilizan la inmigración ilegal para introducir en Europa a elementos con la orden de cometer atentados.
Daesh sabe que un atentado en occidente vale por mil que se puedan cometer en otros territorios, como los que perpetran a diario en siria, Irak, Sahel...etcétera, por lo que se trata de un objetivo permanente.
sExiste la sospecha, desde las acciones criminales cometida en la capital francesa, de que la banda yihadista cuenta con algún tipo de infraestructura de apoyo en Europa que, en algún caso, habrían guiado los pasos de los actores, “lobos”, solitarios.
Con todo, a veces no son necesarios estos pasos ya que las células, si cuenta con un dinamizador (que ha podido pasar por Siria o tener contactos allí) puede crear el grupo de forma autosuficiente sin esperar más instrucciones.
El odio que demuestran los miembros de la célula de Ripoll en los vídeos que se han podido contemplar en el juicio por los atentados del 17-A es el que está presente en todos los individuos que, bien en solitario o en grupo, tratan de atacar a occidente. Sus objetivos, la creación de un “Califato” mundial con la imposición de la Sharia, el Islam más radical.
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