El análisis

¿Una (endeble) mayoría de la investidura?

La votación por la mínima de ayer para la aprobación de la Ley Celaá da cuenta de las negociaciones in extremis que debe resolver el Ejecutivo para dar luz verde a sus proyectos

(I-D) La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá; la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra; y el secretario general del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, durante una sesión plenaria, en Madrid
(I-D) La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá; la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra; y el secretario general del PSOE en el Congreso, Rafael Simancas, durante una sesión plenaria, en MadridPOOL. David Castro/El Peri�dico de Catalu�aPOOL. David Castro/El Peri�dico

La votación ayer en el Congreso de los Diputados sobre la derogación de la Lomce ha vuelto a poner de manifiesto la volatilidad de los apoyos parlamentarios con los que cuenta el Gobierno de coalición. Lejos de la fotografía de la unión del bloque de izquierdas que auspició la investidura de Pedro Sánchez en enero, lo cierto es que a lo largo de la Legislatura esa mayoría se ha ido dividiendo en más de una de las grandes votaciones en la Cámara Baja, poniendo en peligro la estabilidad de los inquilinos de la Moncloa. Cada ley que lleva el Gobierno al Congreso debe ser negociada in extremis con al menos tres grupos parlamentarios y hasta al menos con otros dos o tres si quiere recabar una mayoría amplia. En las últimas votaciones se aprecia una división en el bloque de izquierdas que llega incluso a unirse en ocasiones a la oposición, no por afinidad sino por divergencias con el Gobierno.

¿Con qué votos fue investido Pedro Sánchez?

El presidente del Gobierno salvó su investidura en la segunda ronda gracias al apoyo de PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País y Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe y el BNG. La abstención de Bildu y ERC fue decisiva.

¿Qué fotografía mostró la votación de ayer?

El Gobierno perdió ayer el apoyo de Bildu y del BNG, con el que presumiblemente contaba en un principio para derogar la «Ley Wert». También se descolgó Nueva Canarias y Teruel Existe, dos apoyos que facilitaron su investidura. Son apoyos que prevé acumular para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, pero, el coste del voto será alto.

¿Y en las enmiendas?

Fue este miércoles cuando saltaban las alarmas, al registrar PNV y JuntsxCat una enmienda transaccional a la ley de Educación. Ayer fue rechazada, pero el análisis es la imagen que se produjo cuando ambos grupos exigían que se garantizase la «existencia suficiente de plazas» en la educación concertada. Lo hacían junto al bloque de la derecha. Los grupos parlamentarios PP, Ciudadanos y Vox. El bloque independentista y nacionalista votando junto a la derecha. Un detalle que no pasa desapercibido –a pesar de que fuera rechazada la enmienda– y que refleja que los apoyos naturales del Gobierno no son inquebrantables.

¿Hay más ejemplos en los que los socios del Gobierno votan distinto?

Sí. En el contexto del estado de alarma es el mejor ejemplo de ello. Para superar las seis prórrogas del estado de alarma durante la primera ola del coronavirus, el Gobierno tuvo que recurrir a la «aritmética variable» para sacarlas adelante. Mientras que las primeras dos prórrogas contaron con un aval casi mayoritario de la Cámara Baja, para el resto de votaciones, apoyos vitales para la coalición como ERC o Bildu o el BNG fueron pasando de la abstención al «no» en varias ocasiones. De hecho, tras perder el apoyo del PP en la quinta prórroga, el PSOE tuvo que negociar dos prórrogas con el partido de Inés Arrimadas. Fue durante la primera crisis sanitaria en España cuando ERC hizo peligrar de manera más acusada el bloque de la investidura.

¿Se está produciendo un movimiento entre bloques?

Nos encontramos con una izquierda cada vez más crítica con el Ejecutivo. Además, para socios como ERC o Bildu –y también para Unidas Podemos– resulta imprescindible que Pedro Sánchez se desmarque por completo de Ciudadanos. Sin embargo, en Moncloa cuentan con los 10 diputados naranjas como una suerte de as en la manga, de cara a complicaciones en futuras negociaciones, como en los PGE, en los que a pesar de contar con el aval explícito de Bildu, el Ejecutivo no renuncia a sumar a Cs.