Mafias-terrorismo

La colaboración entre las mafias de la inmigración y las bandas yihadistas en África

Expertos antiterroristas advierten del peligro que supone para Europa esta relación

Foto de archivo de un cayuco EFE/ Miguel Barreto
Foto de archivo de un cayuco EFE/ Miguel BarretoMiguel BarretoAgencia EFE

“Para los yihadistas es fácil conseguir plaza en las embarcaciones que parten de la costa africana dadas las conexiones que existen entre las mafias que trafican con seres humanos y las bandas yihadistas”, según expertos antiterroristas consultados por LA RAZÓN.

“Para los terroristas es relativamente sencillo conseguir plaza en esas pateras. No olvidemos que las redes de la inmigración ilegal, los terroristas, todas las mafias de delincuencia organizada se cruzan y colaboran entre ellos en África, siempre que haya beneficios”, agregan.

La presencia en las pateras y cayucos que llegan a Canarias de numerosos magrebíes, entre los que los marroquíes son mayoría, aunque también hay argelinos, así como ciudadanos de los países del Sahel, es un asunto que preocupa dada la implantación de los terroristas en determinadas zonas.

Marruecos desarrolla una labor antiterrorista, considerada como “modélica” por su efectividad y cuenta con unos servicios de información que colaboran con los europeos, en especial y de forma destacada con los españoles. Eso no quiere decir que elementos yihadistas hayan podido abordar alguna de esas embarcaciones que se dirigen a Canarias.

Otra cosa muy distinta es lo que ocurre en los países del Sahel, en los que la actividad de las dos principales bandas terroristas, el JNIM (Al Qaeda)y el EIGS (Estado Islámico), enfrentadas entre sí, desarrollan una intensa actividad criminal. Cuentan con numerosos combatientes suficientemente entrenados, medios, armas; y occidente está siempre en su punto de mira.

Las mafias de la inmigración saben que, para desarrollar sus actividades, además de eludir a las autoridades de los distintos países, tiene que llegar a algún tipo de pacto de no agresión y colaboración con los terroristas que, en caso contrario, pueden colocarles en situaciones muy complicadas.

Es cierto que los terroristas no controlan zonas cercanas a la costa atlántica, pero también lo es que las mafias trabajan en toda África; lograr que determinados individuos sean embarcados en las pateras y cayucos que parten hacia el archipiélago español, es tan sencillo como exigirlo.

Además, está el aspecto económico. La inmigración ilegal mueve mucho dinero. Los terroristas, que se aprovechan también de las redes de contrabando y se sospecha que, si pudieran, lo harían también con las que manejan el narcotráfico (por muy contrario que sea al Islam), no deben ser ajenos a los beneficios de este tipo de actividades delictivas.

En cualquier caso, las Fuerzas de Seguridad españolas, en colaboración con las africanas y los agentes destacados en zonas de conflicto, como Mali, Senegal o Mauritania, se mantienen alerta para evitar posibles infiltraciones.

Desde que empezó la oleada de inmigrantes hacia Canarias, han llegado, según fuentes del Gobierno autónomo, unos 21.000, de los que 9.000 o 10.000 están todavía en las islas. El resto, dado que no ha habido repatriaciones a los países de origen a causa del coronavirus, han debido trasladarse a la península o a otros países europeos. Un dato preocupante.