crimen organizado
Se mostraba tan integrado, tan «ciudadano ejemplar» que estaba en todo: durante las semanas más duras del confinamiento se acercó a dependencias policiales para donar mascarillas, acudió a la concentración del mes pasado por un «Benidorm seguro» mostrando su apoyo a los hosteleros... Justo el día antes de su detención, Alexey Shirokov (38) colgaba una foto en redes sociales con su hijo pequeño en la playa de Benidorm, celebrando el sol a pesar de rozar ya el invierno. Este ruso afincado en España desde que era un adolescente era un gran amante de los atardeceres que regala este rincón del Mediterráneo: inundaba su perfil de Facebook con puestas de sol, desayunos en el restaurante Club Náutico Marina Greenwich, visitando anticuarios, navegando con su mujer y sus hijos o disparando en la Federación de Tiro Olímpico de la Comunidad Valenciana. La exclusividad era parte de su imagen de marca, de su «pasaporte» a todo lo que pretendía lograr y lo cierto es que hasta el pasado lunes, cuando un puñado de investigadores le frenaron en seco, no le fue nada mal.
“Altea Hills”
Aunque Alexey, el hombre de la mafia rusa en España, utilizaba las redes sociales, sobre todo, para promocionar los lujosos apartamentos que vendía desde su inmobiliaria, Realty Lab, donde gestionaba la venta de apartamentos y villas en una urbanización llamada Altea Hills (sí) con viviendas de, por ejemplo, 4,5 millones de euros. Allí, al parecer, ha pasado algunas temporadas el mismísimo Vladimir Putin. La urbanización era la meca de las grandes fortunas de Moscú, cuyos «hombres de negocios» estaban a menudo de viaje y sus mujeres, felices del clima mediterráneo, no disimulaban su silencio cuando alguien preguntaba por la procedencia del dinero a espuertas. Así lo mostró el año pasado una periodista de Cuatro en el programa «Fuera de Cobertura», donde abordaba el lujoso «gueto» que había montado la comunidad rusa en la Costa Blanca (Altea, Benidorm, Torrevieja...) con su radio y Festival de Cine incluido. El propio Alexey aparece en el reportaje mostrando su despacho (tiene una placa honorífica de la Policía Nacional con su nombre), confesando que vota al PP de Altea, que acude a la iglesia ortodoxa que hay cerca de su casa –construida con madera traída desde Rusia– y que, como lleva aquí desde el 96, siente que su corazón «está con España» pero su alma «es rusa». Esa sinergia hispano-rusa la quiso trasladar al plano empresarial mediante una peligrosa (e ilegal) vía.
Cinco en prisión
Dicen que uno de cada cuatro rusos que se instalan en España lo hace en esta zona de Alicante y es ahí donde la mafia había comenzado a echar raíces, adentrándose en las instituciones (ya tenían corrompidos a políticos y policías) hasta que la Udyco Central ha cortado de raíz el problema con la detención de 23 personas, de las que cinco ya están en prisión. La investigación, en la que aún es complicado aproximar el alcance económico de los bienes congelados (en solo una caja de seguridad, por ejemplo, había 300.000 euros en efectivo), ha sido bautizada como «operación Testudo», un tipo de tortuga, en referencia (según uno de sus artífices) a lo lento que ha resultado la investigación, que comenzó en 2013 aunque estuvo paralizada casi dos años por la complejidad que supone desentrañar los sofisticados sistemas de blanqueo de las mafias rusas. Verdadera ingeniería financiera diseñada por expertos (también hay arrestados abogados y hackers que manejaban criptomonedas). Y, aunque parezca increíble, podríamos decir que este tipo que no llegaba a los 40 años, era la gran piedra angular del entramado, la persona que contactaba a las organizaciones criminales rusas con los empresarios que invertían el dinero en empresas «legales» creadas ad hoc para canalizar las inversiones de capital ruso y lavar así el dinero ilícito. Shirokov, que había estudiado de niño en el colegio Inmaculada de los Jesuitas, fue el primer ruso en terminar la carrera de derecho en al Universidad de Alicante y ahora, «oficialmente», además de su inmobiliaria, se dedicaba a la asesoría jurídica de compatriotas y era apoderado y administrador solidario de, al menos, cuatro sociedades. El «ciudadano ejemplar», no obstante, escondía en su casa armas y munición. Su lujosa vivienda fue el escenario de uno de los 18 registros practicados por la Policía, que entró con mandamiento judicial también en otras 17 propiedades de Madrid, Tarragona e Ibiza.
Objetivo: comprar el Usuaia
Según fuentes policiales, la trama pretendía instalarse en el sistema económico y controlar sectores clave como el ocio nocturno. De hecho, a uno de los detenidos le llaman el «rey del ocio» de Moscú. Como el dinero no era un problema para ellos, tantearon la compra de importantes emblemas de Ibiza como el beach club Ushuaia. El blanqueo dio paso a delitos «conexos» como el cohecho o el tráfico de influencias; es decir, intentar sobornar a quien hiciera falta para que les allanaran el camino en sus negocios, por ilegales que fueran.
Concejales del PP
«Con parte del dinero intentaban corromper en todos los ámbitos. Por ejemplo, si querían hacer una promoción inmobiliaria y necesitaban célula de habitabilidad de forma rápida para intentar vender las casas, intentaban corromper en los ayuntamientos al técnico municipal de turno que tuviera capacidad para hacerlo. Si necesitaba agilizar permisos de residencia, un policía en Extranjería. Él tenía sus contactos para todo», asegura uno de los responsables de la investigación. De hecho, entre los detenidos hay funcionarios como técnicos de Ayuntamientos o el actual concejal de Seguridad de Benidorm, Lorenzo Martínez Sola (PP). Al respecto se pronunció el jueves el alcalde de la localidad, Antonio Pérez, que incluso llegó a cuestionar la investigación policial (desarrollada en colaboración con Europol y junto a la Fiscalía Anticorrupción) y no tuvo apuros en asegurar que «la intervención del concejal en estos hechos carece de relevancia». «Con la información que nos trasladan su implicación parece ser absolutamente nula», dijo. Martínez Sola no era el único concejal al que Alexey tendría «comprado», ya que también fue arrestado, por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Benidorm, el que fuera presidente del PP de Altea, Jaime Sellés. También arrestaron, entre otros, a un inspector de la Policía Nacional y el responsable de la Guardia Civil de Altea. No era la primera vez que relacionaban a Alexey con altos cargos policiales. Ya en 2015 cuestionaron su amistad con el comisario y el publicó en redes sociales su malestar. Pero para entonces ya llevaba dos años vigilado porque fue en 2013 cuando (por fin) consiguieron conectar a Alexey con los empresarios que tenían enlace con sindicato del crimen. «Pero al crimen organizado no le vale con lavar el dinero, si también pueden obtener beneficios comprando terrenos, construyendo urbanizaciones y vendiendo las casas, pues mejor», explica el agente.
Según el investigador, experto en mafia rusa, la trama blanqueaba el dinero de, al menos, dos organizaciones: el «Clan Kutaiskaya», (de la ciudad de Kutaisi, Georgia) , dedicada a las extorsiones, asesinatos por encargo o quienes tienen el control de los robos con fuerza en domicilio en Europa y también otra organización llamada «Poldoskaya», más de «guante blanco», según este especialista, porque viene de los antiguos cargos políticos de las URSS, cuando las empresas públicas pasaron a manos privadas. Según la Policía Nacional, estaríamos hablando del mayor golpe policial de la última década contra los tentáculos de la mafia rusa en España.