Opinión

Es tiempo de cuenta nueva

Diga lo que diga hoy lo que necesitan los españoles es claridad, que se le entienda todo, que no haya que esperar las explicaciones de Zarzuela

Faltan horas para el mensaje del Rey, convertido ya en discurso (sexta acepción de la RAE), del que todos los que suenan hablan. Este año en el concurso «qué es un Rey para ti» hay tantos reyes como españoles y las propuestas para lo que ha de decir esta noche abarcaría volúmenes y volúmenes. Es metafísicamente imposible que agrade a todos. En los últimos días hay quienes quieren ser ventrílocuos, otros quieren un rey de cera o de cemento, hierático sin matices.

El mayor peligro que corre la monarquía es convertirse en una institución inerte. Del lado republicano achuchan y del lado «no pasa nada» se exhiben encuestas y porcentajes. ¡Claro que pasa! y negar lo evidente, sin estridencias, solo encapsula la jefatura del Estado en palacio, mentideros y páginas traseras del cuché.

El cargo tiene todos los atributos para ejercer una responsabilidad empática con una ciudadanía que está sufriendo. Diga lo que diga hoy lo que necesitan los españoles es claridad, que se le entienda todo, que no haya que esperar las explicaciones de Zarzuela con el ha querido decir «nosequé».

Es sencillo: no queremos que nadie, ni de su casa ni de ninguna otra, nos explique qué piensa y dice Felipe VI. Queremos entender al Rey y para eso tendrán que abandonar los usos de décadas en un Palacio rodeado de bosques donde ya no se pueden esconder los desmanes con un relato de servicios a la patria, que ha habido de lo uno y de lo otro. Es el momento de jugársela, de que conozcamos a Felipe VI, se agradezcan los servicios prestados a los que han trabajado en su formación y le han acompañado hasta aquí y se busquen nuevos métodos, estrategias y personas para encarar una, sí o sí, necesaria nueva etapa. Es tiempo de cuenta nueva.