Terrorismo

Las 23 operaciones contra el yihadismo en 2020 han evitado atentados como el de Viena

Barcelona y Madrid son dos de las capitales en las que los terroristas tenían fijados objetivos

Uno e los terroristas detenidos este año pretendía atentar contra el Nou Camp en Barcelona mediante un dron cargado de explosivos.
Uno e los terroristas detenidos este año pretendía atentar contra el Nou Camp en Barcelona mediante un dron cargado de explosivos.SERGIO PEREZREUTERS

Las 23 operaciones contra el yihadismo que han desarrollado las Fuerzas de Seguridad del Estado en lo que va de año han evitado la comisión de atentados ya planificados, el traslado de individuos a zonas de conflicto, la financiación de las bandas terroristas y, en general, las labores de adoctrinamiento y captación de militantes para que pasaran a formar parte de estos grupos criminales. En total, se han producido 40 detenciones frente a la decena del año anterior.

Tras los atentados del 11-M en Madrid, la acción preventiva ha sido la norma que han seguido los agentes antiterroristas y, gracias a ello, se han logrado abortar planes que estaban en preparación. No ocurrió cuando la célula de Ripoll perpetró los ataques en Barcelona y Cambrils en 2017. Una mayor coordinación tras la explosión del chalet de Alcanar donde preparaban las bombas tal vez hubiera podido evitarlos, pero lo cierto es que este año los Mossos D’ Esquadra han realizado tres operaciones en las que han logrado evitar acciones criminales en fase de ejecución.

Las otras 20 operaciones (14 de la Policía Nacional a través de la Comisaría General de Información -CGI-; y seis de la Guardia Civil, por parte de UCE-2) han demostrado una relevante eficacia para combatir este tipo de terrorismo que es un fenómeno criminal en expansión. Si las cifras de víctimas no son más numerosas y algunos años descienden, no es por voluntad de los terroristas sino gracias al trabajo desarrollado por los agentes.

España es un objetivo permanente de las bandas yihadistas, no sólo por la aspiración de recuperar “Al Andalus”, como la denominan, sino por formar parte de la Coalición Internacional que derrotó territorialmente a Daesh (Isis, Estado Islámico) en Siria. Desde entonces, los yihadistas no cuentan con las infraestructuras sólidas del “califato” pero prosiguen su actividad criminal en distintas partes del mundo.

Todas las operaciones contra el yihadismo tienen su importancia, aunque se trate de la detención de individuos que se autoadoctrinan o se dedican a la captación de militantes, pero las que permiten la desarticulación de células ya formadas o en fase de preparación tienen especial importancia.

En las filas de Daesh

Es el caso de la que desarrollo la CGI en abril, en Almería, al interceptar a un grupo, que había llegado en patera desde Argel encabezado por un peligroso yihadista que había luchado en el seno de las filas de Daesh; el rapero inglés Abdel Bary, al que acompañaba un individuo que se ocupaba de la financiación y otro que hacía labores de seguridad. Los planes que traían para atacar en España o en algún otro lugar de Europa no han podido ser concretados. Bary formó parte de un grupo, denominado los “Beatles”, por su ascendencia británica, que se dedicaban a degollar a sus víctimas y fotografiarse con las cabezas. El más conocido de ellos era John el yihadista, Mohamed Emwazi.

La Policía logró también desmantelar una célula que estaba en período de formación en la localidad ciudarrealeña de Bolaños de Calatrava y, recientemente, detuvo a un individuo que, ante la imposibilidad de viajar a Siria por falta de medios podía haber perpetrado atentados estas Navidades en algún lugar de la Sierra Madrileña.

El problema del adoctrinamiento se puso de manifiesto cuando fue detenido este mismo mes, en la localidad madrileña de Getafe un imán que estaba al frente de una madrasa (escuela coránica).

Por lo que respecta a la Guardia Civil, logró abortar sendos atentados que iban a ser cometidos en Barcelona contra el Nou Camp y una comisaría de Policía. El arrestado, Mohamed Yassin Amrani, pretendía utilizar drones cargados de explosivos.

El 30 de septiembre fue arrestado por agentes de UCE-2 Abdelghani Bentouati, el argelino perteneciente a Daesh, que se ejercitaba como francotirador y consideraba que “Al Andalus tiene que volver a ser la tierra de los musulmanes”. Se refería a que los objetivos contra los que atentar estaban en España y, probablemente, en Madrid, donde se escondía hacía poco más de un año. Mantenía contactos con terroristas retornados de Siria y son estos contactos los que le hacían especialmente peligroso.

«Cuando los musulmanes de Al Andalus (España) tenían sus corazones en manos de Alá, conservaban su honor y su poder; y el enemigo les tenía en cuenta». La frase corresponde a una de las cuentas en redes sociales que Lachcen El Harch, detenido por la Guardia Civil el pasado mes de octubre en Altea (Alicante) por sus actividades en favor de Daesh y que un juez de la Audiencia Nacional envió a prisión.

Este individuo y algunas de las personas que trataba de captar para que militaran en la banda yihadista consultaban páginas de internet sobre compra de armas (en el mercado negro) y señalan a nuestro país como objetivo militar por su cooperación con la Coalición Internacional, las mismas razones que esgrimía en sus mensajes el autor de la matanza de Viena este mismo año.

Los Mossos D’ Esquadra han realizado tres operaciones contra el yihadismo, en una de las cuales, llevada a cabo el pasado mes de julio, lograron abortar atentados que estaban en preparación para ser perpetrados en Barcelona. La Ciudad Condal se ha convertido en una obsesión para los yihadistas ya que consideran wue deben “vengarse” por la muerte de los integrantes de la célula de Ripoll, algunos de los cuales fueron abatidos por agentes de la Policía autonómica ante la imposibilidad de capturarlos con vida. Otros fallecieron en la explosión de Alcanar.