Cataluña
La batalla por el votante de la derecha
Los electores de PP, Ciudadanos y Vox coinciden en rechazar el derecho a decidir, apostar por un estado monárquico y en el suspenso a los actuales dirigentes catalanes
El tablero electoral catalán está agitado. En poco más de una semana varios anuncios en clave política han dado un vuelco a todas las fichas. A la candidatura por el PSC del hasta ahora ministro de Sanidad, Salvador Illa, hay que añadir los fichajes de Lorena Roldán (ex de Ciudadanos) como número dos de los populares y la que fuera número dos de Valls (ex ministro francés),Eva Parera, como número tres. Si en los comicios catalanes de 2017 era fácil pronosticar hacia dónde se dirigía el voto catalán, en estos momentos resulta mucho más complicado. El próximo 14 de febrero los catalanes tienen una nueva cita con las urnas, las quintas en solo diez años, si la crisis sanitaria no lo impide.
Con las encuestas vaticinando una victoria de Esquerra Republicana, uno de los principales interrogantes es cómo se comportará el votante de centro derecha constitucionalista. Todo apunta a que Ciudadanos, Vox y el Partido Popular participarán en estas elecciones en clave nacional. Un año después de las elecciones generales de noviembre y con la certeza de que el Gobierno de coalición agotará la legislatura, la batalla en Cataluña sirve para tomar el pulso a los apoyos de cada formación.
Descartada la posibilidad de que Ciudadanos y el Partido Popular concurran juntos a los comicios, ambas formaciones pelearán por convencer a los casi 1,3 millones de votantes que en 2017 optaron por estas dos opciones, con la novedad de que en el reparto de la tarta hay un nuevo actor, el partido que dirige a nivel nacional Santiago Abascal.En el otro extremo del tablero se sitúan los partidos independentistas, más fragmentados que nunca. Esta atomización de los soberanistas, así como las alianzas a nivel estatal de los independentistas refuerzan la idea un hipotético tripartito de ERC, Comunes y PSC si el descontento, ante un nuevo fracaso de una alianza constitucionalista, se traduce en una alta abstención o poco respaldo.
El perfil del votante de centro derecha y derecha catalán constitucionalista está muy definido. Según los datos del CIS catalán tanto los votantes de Cs, como los del PP y los de Vox coinciden en el rechazar la opción de celebrar un referéndum en Cataluña para decidir sobre su futuro como país. En este sentido, los electores de las tres formaciones comparten su desacuerdo con el derecho a decidir que tanto airean las fuerzas independentistas, siendo los de Vox quienes muestran un mayor grado de rechazo, un 77,8%, frente al 66,0% de los votantes naranjas y el 63,6% de los populares. De hecho, ninguna de las formaciones aboga por un estado independiente. El cien por cien de los votantes de Ciudadanos y de Vox están en contra de la independencia de Cataluña y solo un 9% de los del PP estaría a favor de que la comunidad se separara de España.
Respecto al modelo de Estado, también están de acuerdo en subrayar que Cataluña es un Comunidad Autónoma dentro de España. Así lo cree el 76,1% de los votantes de Ciudadanos, el 60% de los electores del PP y el 50,0% de los de Vox. En este punto, quizá, lo que les diferencia es que los de Abascal, en un 35,3%, creen que Cataluña es una región. Esta consideración responde a la idea de los de Vox que tachan de taifas al estado de las autonomías. En la misma línea y preguntados por el sentimiento catalán, la derecha no independentista reniega de esa identidad sentimental tan aupada por los separatistas. Así, en una escala del uno al diez, los votantes de los tres partidos sitúan a este imaginario entre un 4 y 4,22. En lo que existen una leve, aunque poco significativa diferencia, es en el modelo de estado que prefieren. Todos apuestan por la Monarquía, pero mientras que ninguno de los electores de Vox escoge la República, el 30,2% de los de Ciudadanos y un 22,7 de los del PP prefieren este modelo.
Con un perfil tan homogéneo, quizá sea el voto útil o la gobernabilidad lo que finalmente decante al votante para elegir uno u otro partido. Según señala el experto en comunicación política y profesor de la Universidad Camilo José Cela Eduardo González Vega, la gobernabilidad será el eje en torno al cual se articule el electorado. «De lo que se está hablando son de las opciones de gobernabilidad, en la cuales, por un lado, estarían los independentistas y, por otro, lado las alianzas a las que llegue el PSC», explica. Esto significa que el marco mental de la campaña cambia y «perjudica notablemente a los partidos de centro derecha y derecha».
No obstante, el comportamiento de estos partidos ha variado en los últimos comicios autonómicos. Tras el giro nacionalista del PSC entre del 2006 a 2010 surge Ciudadanos que parece recoger el voto que no reconoce el viejo partido socialista. El PSC, así, parece perder votos tanto del Partido Popular –que crece exponencialmente en estos años– como de la emergente Ciudadanos, surgida de 2006 por un grupo de intelectuales catalanes. En este sentido, en las elecciones de 2010 los populares lograron 18 escaños y 384.019 votos y Ciudadanos, en su primeras elecciones, arañó 3 escaños y 105.827 votos. Los naranjas consolidarán su voto en la siguiente cita electoral donde ambas formaciones crecieron, así el PP sumó un escaño más, hasta los 19 y los naranjas crecen hasta 9.
El «sorpasso» de los naranjas a los azules llegaría en la siguientes elecciones. Con la actual líder del partido, Inés Arrimadas, como cabeza de cartel consiguieron ser la segunda fuerza más votada en Cataluña. La formación logró 16 asientos más que en los anteriores comicios. En el lado contrario, el PP, que presentó como candidato, a Xabier García Albiol, cosechó los peores números desde 1992. Convenció a 339.000 ciudadanos (150.000 menos que en 2015), un resultado que relegó al PP al papel de quinta fuerza en el Parlamento catalán.
La verdadera revolución de los constitucionalistas llegó en 2017 cuando los naranjas hicieron historia al lograr un triunfo símbólico al ser la fuerza política más votada, por delante de los independentistas. En el lado contrario, los populares confirmaron su declive y volvieron a caer históricamente al sumar solo 4 escaños frente a los 36 que obtuvieron los naranjas.
El panorama político y social del próximo 14 de febrero nada tiene que ver con aquel 21 de diciembre de 2017. La entonces líder regional de la formación dio el paso a la esfera nacional y el candidato de los naranjas será Carlos Carrizosa, después de que la dirección decidiera este verano apartar a Lorena Roldán que había ganado las primarias y que acaba de sumarse al PP. Por su parte, los populares acuden con Alejandro Fernández que puede dar la sorpresa, y además, Vox aparece en escena para complicar aún más el rompecabezas catalán.
Será la primera vez que concurran los de Abascal a nivel autonómico. No obstante, su participación en las generales sirve para pintar una pequeña radiografía del comportamiento de su voto. Vox mejoró su resultado en cada elección y confían en dar la sorpresa el próximo 14-F. En las elecciones generales de junio de 2016, sólo 198 personas votaron a Vox en Cataluña. Sin embargo, en los comicios del 28 de abril de 2019, los de Abascal lograban un escaño por Barcelona y conseguían 148.844, un 3,59%. Tras la repetición electoral del 10-N, Vox duplicó sus resultados: logrando dos escaños para el Congreso, 243.026 votos y el 6,30% de los sufragios en toda Cataluña. Se convirtieron en la séptima fuerza.
La batalla por el votante acaba de empezar y todo hace pensar que será dura porque lo que pase en Cataluña tendrá efectos a nivel nacional.
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